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Fase de precontemplaci n

EL MODELO DE LOS ESTADIOS DE CAMBIO .

andrew
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Fase de precontemplaci n

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    5. Poner al lado los registrosPoner al lado los registros

    6. Fase de precontemplacin Se encuentran en ella entre el 30%-35% de los fumadores No se han planteado dejar de fumar, ni lo desean. No ven o no quieren ver ningn problema en su conducta, ni las posibles repercusiones sobre su salud

    7. C.2) Objetivos teraputicos Durante esta etapa, el fumador no se plantea modificar su conducta, ya que no es consciente (o lo es en un grado mnimo) de que fumar represente un problema. Las gratificaciones que obtienen por fumar son superiores a las consecuencias aversivas. Los precontempladores son fumadores que tienen poca informacin acerca de su adiccin, o que se resisten activamente a ser informados. Generalmente, se trata de personas jvenes y sanas que todava no sufren molestias o sntomas importantes relacionados con su conducta de fumar. Por todo ello, no tienen la intencin de dejar de fumar en un corto plazo de tiempo (al menos en los prximos 6 meses). Un fumador precontemplador necesita informacin y feedback especfico sobre su conducta, a fin de que pueda aumentar su conciencia del problema y de sus posibilidades para cambiar. El objetivo fundamental de la intervencin en el fumador consonante se concretara en la toma de conciencia de su hbito y los problemas que ste le puede acarrear. Para ello, los mensajes que le transmitamos han de dirigirse especficamente a: Sensibilizarlo sobre los beneficios que a corto y a largo plazo procura el abandono total del tabaco. Informarle sobre las consecuencias y efectos nocivos del tabaco sobre su salud. C.3) Estrategias de intervencin: Intervencin Basica Cualquier intervencin que desarrollemos con fumadores precontempladores debe incluir informacin especfica sobre el tabaco, as como acerca de cmo ste puede afectarle personalmente. Hemos de poner en su conocimiento las enfermedades que se derivan del tabaquismo y dar a conocer los beneficios concretos que aparecen al dejar de fumar. Este segundo aspecto suele ser obviado con frecuencia, pero es tan importante como el primero. Debemos resaltar los beneficios que el fumador obtendr si deja de fumar, centrando su atencin en el aumento en la calidad de vida que implica no depender del tabaco. Estos mensajes motivadores deberan complementarse con otras medidas de apoyo y seguimiento en el futuro, ya que por definicin estos fumadores no se sentirn preparados para dejar de fumar en este momento. Estas medidas de apoyo y seguimiento se concretan en: Ofrecer apoyo en visitas posteriores. Negociar la posibilidad de plantear de nuevo el problema del tabaco ms adelante. Ofrecerse para que vuelva si decidiera intentar dejar de fumar en el futuro. Proporcionarle algn material escrito (p. ej. folleto informativo), que le sirva como recordatorio de la informacin sobre el tabaco y sus consecuencias. Estas intervenciones motivadoras pueden realizarlas de manera privilegiada los mdicos de atencin primaria en su prctica diaria. El abordaje teraputico denominado intervencin basica, cuyo pilar fundamental es el consejo profesional sistemtico, es la medida que mejor relacin coste-beneficio ha demostrado en el tratamiento de fumadores. Hay que tener en cuenta que hasta un 70% de los fumadores acuden al menos una vez al ao a su mdico, lo que constituye una oportunidad nica para intervenir, aunque sea de esta manera tan elemental, en una gran nmero de fumadores. El consejo es una intervencin breve no necesita ms de 3 minutos, muy sencilla los cuatro pasos esenciales son: Preguntar a todos los pacientes si fuman, independientemente del motivo de la consulta. Aconsejar a todos los fumadores que dejen de fumar. Ofrecer apoyo y seguimiento si se deciden a dejarlo. Preguntar acerca del hbito tabquico en cada nueva visita. Tiene una eficacia que debe ser tenida en cuenta. Entre un 3% y un 10% de los fumadores que reciben una advertencia de este tipo consigue dejar de fumar y mantenerse abstinentes al ao de seguimiento. El mensaje que se ofrece al fumador en el consejo ha de reunir una serie de requisitos para ser eficaz. Estas condiciones se refieren a que las advertencias del profesional deben ser: Serias, pero amables; una reprimenda o una atencin poco considerada ayudar bastante poco a que el fumador capte el mensaje. Sencillas; hay que utilizar un lenguaje claro y de fcil comprensin, evitando palabras tcnicas. Breve; no se debe dar un discurso al fumador, pues es muy probable que perdamos su atencin; cuanto ms breve y claro, ms efectivo. Personalizado; si bien se suele incidir en los mensajes que muestran los riesgos reales de fumar, stos deben estar personalizados. Han de referirse a las experiencia concreta del fumador al que le damos el consejo. De esta forma, conseguiremos tambin que la persona sienta que existe un preocupacin real por ayudarle.C.2) Objetivos teraputicos Durante esta etapa, el fumador no se plantea modificar su conducta, ya que no es consciente (o lo es en un grado mnimo) de que fumar represente un problema. Las gratificaciones que obtienen por fumar son superiores a las consecuencias aversivas. Los precontempladores son fumadores que tienen poca informacin acerca de su adiccin, o que se resisten activamente a ser informados. Generalmente, se trata de personas jvenes y sanas que todava no sufren molestias o sntomas importantes relacionados con su conducta de fumar. Por todo ello, no tienen la intencin de dejar de fumar en un corto plazo de tiempo (al menos en los prximos 6 meses). Un fumador precontemplador necesita informacin y feedback especfico sobre su conducta, a fin de que pueda aumentar su conciencia del problema y de sus posibilidades para cambiar. El objetivo fundamental de la intervencin en el fumador consonante se concretara en la toma de conciencia de su hbito y los problemas que ste le puede acarrear. Para ello, los mensajes que le transmitamos han de dirigirse especficamente a: Sensibilizarlo sobre los beneficios que a corto y a largo plazo procura el abandono total del tabaco. Informarle sobre las consecuencias y efectos nocivos del tabaco sobre su salud. C.3) Estrategias de intervencin: Intervencin Basica Cualquier intervencin que desarrollemos con fumadores precontempladores debe incluir informacin especfica sobre el tabaco, as como acerca de cmo ste puede afectarle personalmente. Hemos de poner en su conocimiento las enfermedades que se derivan del tabaquismo y dar a conocer los beneficios concretos que aparecen al dejar de fumar. Este segundo aspecto suele ser obviado con frecuencia, pero es tan importante como el primero. Debemos resaltar los beneficios que el fumador obtendr si deja de fumar, centrando su atencin en el aumento en la calidad de vida que implica no depender del tabaco. Estos mensajes motivadores deberan complementarse con otras medidas de apoyo y seguimiento en el futuro, ya que por definicin estos fumadores no se sentirn preparados para dejar de fumar en este momento. Estas medidas de apoyo y seguimiento se concretan en: Ofrecer apoyo en visitas posteriores. Negociar la posibilidad de plantear de nuevo el problema del tabaco ms adelante. Ofrecerse para que vuelva si decidiera intentar dejar de fumar en el futuro. Proporcionarle algn material escrito (p. ej. folleto informativo), que le sirva como recordatorio de la informacin sobre el tabaco y sus consecuencias. Estas intervenciones motivadoras pueden realizarlas de manera privilegiada los mdicos de atencin primaria en su prctica diaria. El abordaje teraputico denominado intervencin basica, cuyo pilar fundamental es el consejo profesional sistemtico, es la medida que mejor relacin coste-beneficio ha demostrado en el tratamiento de fumadores. Hay que tener en cuenta que hasta un 70% de los fumadores acuden al menos una vez al ao a su mdico, lo que constituye una oportunidad nica para intervenir, aunque sea de esta manera tan elemental, en una gran nmero de fumadores. El consejo es una intervencin breve no necesita ms de 3 minutos, muy sencilla los cuatro pasos esenciales son: Preguntar a todos los pacientes si fuman, independientemente del motivo de la consulta. Aconsejar a todos los fumadores que dejen de fumar. Ofrecer apoyo y seguimiento si se deciden a dejarlo. Preguntar acerca del hbito tabquico en cada nueva visita. Tiene una eficacia que debe ser tenida en cuenta. Entre un 3% y un 10% de los fumadores que reciben una advertencia de este tipo consigue dejar de fumar y mantenerse abstinentes al ao de seguimiento. El mensaje que se ofrece al fumador en el consejo ha de reunir una serie de requisitos para ser eficaz. Estas condiciones se refieren a que las advertencias del profesional deben ser: Serias, pero amables; una reprimenda o una atencin poco considerada ayudar bastante poco a que el fumador capte el mensaje. Sencillas; hay que utilizar un lenguaje claro y de fcil comprensin, evitando palabras tcnicas. Breve; no se debe dar un discurso al fumador, pues es muy probable que perdamos su atencin; cuanto ms breve y claro, ms efectivo. Personalizado; si bien se suele incidir en los mensajes que muestran los riesgos reales de fumar, stos deben estar personalizados. Han de referirse a las experiencia concreta del fumador al que le damos el consejo. De esta forma, conseguiremos tambin que la persona sienta que existe un preocupacin real por ayudarle.

    8. Fase de contemplacin Se encuentran en ella entre el 60%-70% de los fumadores Toma conciencia de que fumar es un problema Reconoce y asume que tiene consecuencias negativas para la salud Son fumadores disonantes: difiere su actitud (quiere dejar de fumar) y su conducta (sigue fumando) Intencin de cambio en los siguientes 6 meses

    9. D.2) Evaluacin y objetivos teraputicos La tarea del clnico en este punto consiste en ayudar al fumador disonante a que tome la decisin de dejar de fumar por s mismo. ste ha de ser consciente, comprender y aceptar sus sentimientos ambivalentes, de manera que la balanza decisional se decante definitivamente a favor del cambio. Una intervencin en este sentido favorece la elaboracin de un compromiso personal de abandono del tabaco, lo que se suele concretar en el establecimiento de una serie de objetivos mnimos a corto plazo. Esto es ms fcil de conseguir si: Estimulamos al fumador para que hable de sus sentimientos ambivalentes. Reforzamos sus conocimientos acerca de los beneficios que dejar de fumar tiene para ellos y para los suyos. Enseamos a ser ms consciente y a comprender su conducta tabquica (v. gr. su patrn de consumo diario, cundo suele fumar, disparadores del hbito, etc.) Fomentamos que busque apoyo en otros, especialmente en su pareja, en sus amigos ntimos, en sus familiares, o en los compaeros de trabajo. Incitamos a que decida por ellos mismos -deben ser ellos los que dejen de fumar. D.3) Estrategias de intervencin, la Entrevista Motivacional En este contexto resulta particularmente til la entrevista motivacional (Miller y Rollnick, 1999). La cualidad principal de esta estrategia persuasiva es que se deja la responsabilidad del cambio en manos del fumador. El objetivo global consiste en aumentar la motivacin intrnseca del fumador, de manera que el cambio surja desde dentro ms que se imponga desde fuera. Cuando este estrategia se aplica de manera adecuada, es el propio fumador el que presenta sus razones para cambiar su conducta, y con la colaboracin del clnico, permite establecer un compromiso personal de cambio y buscar el procedimiento ms adecuado para dejar de fumar. Para algunos fumadores esto es todo lo que necesitan para emprender por s mismos el intento que les llevar a dejar de fumar para siempre. Disponemos de cuatro estrategias bsicas para trabajar con el fumador disonante desde una perspectiva motivacional (Mateos, 2003; Ockene y Kristeller, 1997): Personalizar los riesgos de fumar y los beneficios de abandonar el consumo de tabaco. En este punto se puede realizar una exploracin fsica que ponga de manifiesto los perjuicios que para la salud del fumador tiene su conducta. Para reforzar el mensaje verbal se puede utilizar un folleto u otro tipo de material escrito que relacione el consumo de tabaco con la enfermedad. En algunos casos, se puede utilizar un feedback fisiolgico p. ej., medicin del CO en aire espirado para mostrar los efectos nocivos inmediatos de fumar. Finalmente, podemos ayudar al fumador a explorar otras razones para dejar de fumar que tal vez sean ms importantes personalmente (p.ej., un fumador quizs est ms interesado por los efectos que tiene el fumar sobre sus hijos). Revisar los intentos de cambio anteriores y las pautas actuales de fumar. Debemos aclarar al fumador que para la consecucin del xito final es probable que sean necesarios varios intentos. Como ya sabemos, en el proceso de abandono del tabaco la recada se considera como un acontecimiento normal o un estado ms del cambio. Hacer referencia a lo intentos anteriores, o incluso a breves cambios exitosos de otros comportamientos parecidos (p. ej., dietas, ejercicio fsico, etc.), facilitan que el fumador sienta ms confianza en sus posibilidades. As, los breves perodos de tiempo sin fumar, aunque fueran mnimos, han de reevaluarse como los primeros pasos hacia el xito ms que como fracasos sin utilidad prctica. Encontrar los puntos fuertes y dbiles del fumador que puedan ayudar o interferir al cambio. Establecer los factores personales que dificultan el cese satisfactorio del consumo se convierte en una estrategia teraputica ineludible. Un fumador no se comprometer a realizar un intento de dejar de fumar si no considera que tiene ciertas posibilidades de conseguirlo. Por ello, hemos detectar las dificultades concretas que espera tener, e encontrar los recursos necesarios que le permitan salvarlas con xito. Entre otras dificultades, los fumadores, y en especial las fumadoras, tienen miedo a engordar cuando dejen de fumar. Muchos anticipan que tendrn muchos problemas para controlar su peso. El incremento de peso como promedio no suele exceder de 3 kg. es aceptado por algunos fumadores pero no por otros, y constituye una razn fundamental que les impide tomar la decisin de dejar de fumar. A aquellos que tienen propensin a engordar o que fuman para no hacerlo, se les debe sugerir, en principio, que dejar de fumar siempre es mejor que ganar algunos kilos, y que una vez que se decida a intentarlo siempre se pueden tomar medidas para que su peso est bajo control (medidas dietticas, ejercicio, apoyo farmacolgico). Otro temor compartido por los fumadores se refiere a las dificultades que esperan tener en el manejo de los estados de nimo, del estrs y de la ansiedad. Muchos creen que no podrn superar los momentos en que estn nerviosos, estresados o tristes sin recurrir al tabaco. Otro obstculo muy relacionado con el anterior, es el temor a los sntomas de abstinencia que podran sufrir. En ambos casos, hay que comunicar al fumador que sentirse mal o tener ganas de fumar los primeros das es relativamente normal, dado que ha estado fumando durante muchos aos. Estas molestias suelen ser transitorias y suelen desaparecer en las primeras semanas de abstinencia. En cualquier caso, unas sencillas estrategias de relajacin o de autocontrol podran ser suficientes para superar estas dificultades. Y si no fuese as, podramos recurrir a algn recurso farmacolgico (p. ej., terapia sustitutiva de la nicotina, bupropin) para controlar estos sntomas. Estas y otras dificultades anticipadas por el fumador (v. gr., beneficios nfimos por cambiar, carecer de apoyo social para el abandono, etc) alimentan frecuentemente un temor, no siempre justificado, a fracasar, a no ser capaz por s mismo de dejar el hbito. Comentar, analizar y sugerir algunas soluciones a estas dificultades puede ser muy eficaz para que el fumador se comprometa a intentar dejar de fumar. Establecer objetivos especficos y realistas. Una vez cubiertos los puntos anteriores, el clnico debe ayudar al fumador a que planifique una estrategia personal para abandonar el tabaco. Cuatro son las alternativas que podemos ofrecerle con este objetivo: 1) que no realice un cambio inmediato en el hbito, 2) que cambie a una marca de cigarrillos con menor contenido en nicotina, 3) que reduzca la cantidad de cigarrillos que fuma, o 3) que deje de fumar definitivamente. Las cuatro posibilidades deben ser contempladas, y no es aconsejable presionar al fumador para que se plantee objetivos para los que no est preparado. Habr fumadores que necesiten un tiempo para pensar sobre la informacin que se le ha proporcionado antes de hacer cualquier cambio. Mientras que otros preferirn comenzar a hacer pequeos cambios en su conducta, como es cambiar de marca (cigarrillos Light) o reducir el nmero de cigarrillos, siguiendo un proceso de abandono gradual. Varios intentos y reintentos les pueden ayudar a sentirse ms capaces de realizar el cambio. Lo deseable es, como es lgico, que arriesguen a poner una fecha para dejar de fumar de manera radical. Sin embargo, la reduccin gradual en el consumo no es una estrategia infructuosa, ya que puede ser muy adecuada para aquellos que menos confianza tienen en s mismos. Comenzar con una reduccin puede llevar en pocas semanas a que resuelvan dejarlo definitivamente. D.2) Evaluacin y objetivos teraputicos La tarea del clnico en este punto consiste en ayudar al fumador disonante a que tome la decisin de dejar de fumar por s mismo. ste ha de ser consciente, comprender y aceptar sus sentimientos ambivalentes, de manera que la balanza decisional se decante definitivamente a favor del cambio. Una intervencin en este sentido favorece la elaboracin de un compromiso personal de abandono del tabaco, lo que se suele concretar en el establecimiento de una serie de objetivos mnimos a corto plazo. Esto es ms fcil de conseguir si: Estimulamos al fumador para que hable de sus sentimientos ambivalentes. Reforzamos sus conocimientos acerca de los beneficios que dejar de fumar tiene para ellos y para los suyos. Enseamos a ser ms consciente y a comprender su conducta tabquica (v. gr. su patrn de consumo diario, cundo suele fumar, disparadores del hbito, etc.) Fomentamos que busque apoyo en otros, especialmente en su pareja, en sus amigos ntimos, en sus familiares, o en los compaeros de trabajo. Incitamos a que decida por ellos mismos -deben ser ellos los que dejen de fumar. D.3) Estrategias de intervencin, la Entrevista Motivacional En este contexto resulta particularmente til la entrevista motivacional (Miller y Rollnick, 1999). La cualidad principal de esta estrategia persuasiva es que se deja la responsabilidad del cambio en manos del fumador. El objetivo global consiste en aumentar la motivacin intrnseca del fumador, de manera que el cambio surja desde dentro ms que se imponga desde fuera. Cuando este estrategia se aplica de manera adecuada, es el propio fumador el que presenta sus razones para cambiar su conducta, y con la colaboracin del clnico, permite establecer un compromiso personal de cambio y buscar el procedimiento ms adecuado para dejar de fumar. Para algunos fumadores esto es todo lo que necesitan para emprender por s mismos el intento que les llevar a dejar de fumar para siempre. Disponemos de cuatro estrategias bsicas para trabajar con el fumador disonante desde una perspectiva motivacional (Mateos, 2003; Ockene y Kristeller, 1997): Personalizar los riesgos de fumar y los beneficios de abandonar el consumo de tabaco. En este punto se puede realizar una exploracin fsica que ponga de manifiesto los perjuicios que para la salud del fumador tiene su conducta. Para reforzar el mensaje verbal se puede utilizar un folleto u otro tipo de material escrito que relacione el consumo de tabaco con la enfermedad. En algunos casos, se puede utilizar un feedback fisiolgico p. ej., medicin del CO en aire espirado para mostrar los efectos nocivos inmediatos de fumar. Finalmente, podemos ayudar al fumador a explorar otras razones para dejar de fumar que tal vez sean ms importantes personalmente (p.ej., un fumador quizs est ms interesado por los efectos que tiene el fumar sobre sus hijos). Revisar los intentos de cambio anteriores y las pautas actuales de fumar. Debemos aclarar al fumador que para la consecucin del xito final es probable que sean necesarios varios intentos. Como ya sabemos, en el proceso de abandono del tabaco la recada se considera como un acontecimiento normal o un estado ms del cambio. Hacer referencia a lo intentos anteriores, o incluso a breves cambios exitosos de otros comportamientos parecidos (p. ej., dietas, ejercicio fsico, etc.), facilitan que el fumador sienta ms confianza en sus posibilidades. As, los breves perodos de tiempo sin fumar, aunque fueran mnimos, han de reevaluarse como los primeros pasos hacia el xito ms que como fracasos sin utilidad prctica. Encontrar los puntos fuertes y dbiles del fumador que puedan ayudar o interferir al cambio. Establecer los factores personales que dificultan el cese satisfactorio del consumo se convierte en una estrategia teraputica ineludible. Un fumador no se comprometer a realizar un intento de dejar de fumar si no considera que tiene ciertas posibilidades de conseguirlo. Por ello, hemos detectar las dificultades concretas que espera tener, e encontrar los recursos necesarios que le permitan salvarlas con xito. Entre otras dificultades, los fumadores, y en especial las fumadoras, tienen miedo a engordar cuando dejen de fumar. Muchos anticipan que tendrn muchos problemas para controlar su peso. El incremento de peso como promedio no suele exceder de 3 kg. es aceptado por algunos fumadores pero no por otros, y constituye una razn fundamental que les impide tomar la decisin de dejar de fumar. A aquellos que tienen propensin a engordar o que fuman para no hacerlo, se les debe sugerir, en principio, que dejar de fumar siempre es mejor que ganar algunos kilos, y que una vez que se decida a intentarlo siempre se pueden tomar medidas para que su peso est bajo control (medidas dietticas, ejercicio, apoyo farmacolgico). Otro temor compartido por los fumadores se refiere a las dificultades que esperan tener en el manejo de los estados de nimo, del estrs y de la ansiedad. Muchos creen que no podrn superar los momentos en que estn nerviosos, estresados o tristes sin recurrir al tabaco. Otro obstculo muy relacionado con el anterior, es el temor a los sntomas de abstinencia que podran sufrir. En ambos casos, hay que comunicar al fumador que sentirse mal o tener ganas de fumar los primeros das es relativamente normal, dado que ha estado fumando durante muchos aos. Estas molestias suelen ser transitorias y suelen desaparecer en las primeras semanas de abstinencia. En cualquier caso, unas sencillas estrategias de relajacin o de autocontrol podran ser suficientes para superar estas dificultades. Y si no fuese as, podramos recurrir a algn recurso farmacolgico (p. ej., terapia sustitutiva de la nicotina, bupropin) para controlar estos sntomas. Estas y otras dificultades anticipadas por el fumador (v. gr., beneficios nfimos por cambiar, carecer de apoyo social para el abandono, etc) alimentan frecuentemente un temor, no siempre justificado, a fracasar, a no ser capaz por s mismo de dejar el hbito. Comentar, analizar y sugerir algunas soluciones a estas dificultades puede ser muy eficaz para que el fumador se comprometa a intentar dejar de fumar. Establecer objetivos especficos y realistas. Una vez cubiertos los puntos anteriores, el clnico debe ayudar al fumador a que planifique una estrategia personal para abandonar el tabaco. Cuatro son las alternativas que podemos ofrecerle con este objetivo: 1) que no realice un cambio inmediato en el hbito, 2) que cambie a una marca de cigarrillos con menor contenido en nicotina, 3) que reduzca la cantidad de cigarrillos que fuma, o 3) que deje de fumar definitivamente. Las cuatro posibilidades deben ser contempladas, y no es aconsejable presionar al fumador para que se plantee objetivos para los que no est preparado. Habr fumadores que necesiten un tiempo para pensar sobre la informacin que se le ha proporcionado antes de hacer cualquier cambio. Mientras que otros preferirn comenzar a hacer pequeos cambios en su conducta, como es cambiar de marca (cigarrillos Light) o reducir el nmero de cigarrillos, siguiendo un proceso de abandono gradual. Varios intentos y reintentos les pueden ayudar a sentirse ms capaces de realizar el cambio. Lo deseable es, como es lgico, que arriesguen a poner una fecha para dejar de fumar de manera radical. Sin embargo, la reduccin gradual en el consumo no es una estrategia infructuosa, ya que puede ser muy adecuada para aquellos que menos confianza tienen en s mismos. Comenzar con una reduccin puede llevar en pocas semanas a que resuelvan dejarlo definitivamente.

    10. Se encuentran en ella entre el 5%-10% de los fumadores Estn dispuestos a hacer un intento serio de dejar de fumar Son capaces de elegir un da para dejarlo en el transcurso del prximo mes Fase de preparacin

    11. E.2) Evaluacin, objetivos teraputicos e intervencin individual o grupal En el fumador que se encuentra preparado para dejar de fumar desaparece definitivamente la ambivalencia que caracterizaba la etapa anterior. Una ambivalencia que entorpeca que la balanza se decantara claramente a favor del cambio en sus hbitos. En este momento, las razones favorables al abandono del tabaco superan a las desfavorables. En consecuencia, es posible que el fumador tome la decisin y establezca un compromiso real que le lleve a realizar un intento serio. Llegados a este punto, el fumador se implica en acciones que l considera que le pueden ser tiles para dejar de fumar definitivamente. La mayora lo hacen por s mismos, sin ayuda teraputica de ningn tipo, consiguindolo durante ms o menos tiempo. Sin embargo, una minora no obtiene los resultados deseados tras varias tentativas: dejar de fumar y mantenerse sin hacerlo a largo plazo. Estos fumadores suelen buscar algn recurso alternativo que les permita superar las dificultades que no han podido salvar en sus ensayos anteriores. Ellos son los candidatos perfectos para un tratamiento clnico especializado. Como es obvio, la tarea teraputica fundamental cuando un fumador est intentando dejarlo es la de ayudarle a encontrar cul es la mejor manera de dejar de fumar. Esto supone ofrecerle aquellos recursos teraputicos ms adecuados, accesibles, apropiados y efectivos para su caso concreto. La eleccin del tratamiento adecuado depender de la evaluacin especfica de los distintos aspectos (psicolgicos, fisiolgicos y sociales) que contribuyen al mantenimiento su hbito tabquico. Disponemos de numerosas opciones teraputicas que han demostrado una eficacia aceptable en el tratamiento especializado de fumadores. La mayora de ellas se caracterizan por combinar diversos tcnicas de intervencin, por lo que reciben el nombre de programas multicomponentes. La inclusin de varios procedimientos en los programas multicomponentes se justifica por la suposicin de que con mltiples estrategias cada una de las cuales incide en los distintos determinantes de la dependencia al tabaco se abordara de forma ms adecuada la complejidad del comportamiento. Por otra parte, se supone que el abordaje multicomponente permite una mayor flexibilidad en los programas de tratamiento, pues se adaptaran a las diferencias individuales con respecto a los determinantes personales de la conducta de fumar. Sin embargo, estas presunciones no son apoyadas por la investigacin cientfica en todos los casos. Diversos estudios han mostrado que una mayor complejidad del tratamiento no siempre es mejor; de hecho, que los programas incluyan muchas tcnicas distintas puede influir negativamente en su eficacia. Ms tcnicas significa mayor dificultad en su aplicacin para los clnicos, as como, mayor confusin para los fumadores que lo reciben. Asimismo, la eleccin de las tcnicas que componen tales programas no siempre se han apoyado en bases tericas o criterios cientficos que sustenten su utilizacin. En cualquier caso, las revisiones cientficas ms importantes en el mbito del tratamiento especializado del tabaquismo concluyen que los mtodos ms apropiados para dejar de fumar son los programas psicolgicos multicomponentes, siempre y cuando sean adaptados a las caractersticas especficas del fumador en trminos de complejidad del programa y de eleccin de sus componentes en base a criterios objetivos (vase Componentes que debe incluir un programa multicomponente efectivo). Estos programas incorporan varias tcnicas de intervencin psicolgica (procedimientos aversivos, autoobservacin, control de estmulos, reduccin gradual de la ingestin de nicotina y alquitrn, contratos teraputicos, etc.) que se aplican de manera secuencial siguiendo las tres fases por las que pasa un fumador para abandonar su hbito: preparacin para dejar de fumar, abandono del tabaco y mantenimiento de la abstinencia. Los programas psicolgicos multicomponentes han demostrado ser los mtodos ms eficaces a largo plazo, con tasas de abstinencia de entre el 30% y el 50% al ao de finalizado el tratamiento. Por lo que son considerados el tratamiento de eleccin para dejar de fumar. En ocasiones, su eficacia puede ser potenciada si se le aaden procedimientos farmacolgicos, como pueden ser la terapia sustitutiva de la nicotina o el bupropin (Mateos, 2003). E.2) Evaluacin, objetivos teraputicos e intervencin individual o grupal En el fumador que se encuentra preparado para dejar de fumar desaparece definitivamente la ambivalencia que caracterizaba la etapa anterior. Una ambivalencia que entorpeca que la balanza se decantara claramente a favor del cambio en sus hbitos. En este momento, las razones favorables al abandono del tabaco superan a las desfavorables. En consecuencia, es posible que el fumador tome la decisin y establezca un compromiso real que le lleve a realizar un intento serio. Llegados a este punto, el fumador se implica en acciones que l considera que le pueden ser tiles para dejar de fumar definitivamente. La mayora lo hacen por s mismos, sin ayuda teraputica de ningn tipo, consiguindolo durante ms o menos tiempo. Sin embargo, una minora no obtiene los resultados deseados tras varias tentativas: dejar de fumar y mantenerse sin hacerlo a largo plazo. Estos fumadores suelen buscar algn recurso alternativo que les permita superar las dificultades que no han podido salvar en sus ensayos anteriores. Ellos son los candidatos perfectos para un tratamiento clnico especializado. Como es obvio, la tarea teraputica fundamental cuando un fumador est intentando dejarlo es la de ayudarle a encontrar cul es la mejor manera de dejar de fumar. Esto supone ofrecerle aquellos recursos teraputicos ms adecuados, accesibles, apropiados y efectivos para su caso concreto. La eleccin del tratamiento adecuado depender de la evaluacin especfica de los distintos aspectos (psicolgicos, fisiolgicos y sociales) que contribuyen al mantenimiento su hbito tabquico. Disponemos de numerosas opciones teraputicas que han demostrado una eficacia aceptable en el tratamiento especializado de fumadores. La mayora de ellas se caracterizan por combinar diversos tcnicas de intervencin, por lo que reciben el nombre de programas multicomponentes. La inclusin de varios procedimientos en los programas multicomponentes se justifica por la suposicin de que con mltiples estrategias cada una de las cuales incide en los distintos determinantes de la dependencia al tabaco se abordara de forma ms adecuada la complejidad del comportamiento. Por otra parte, se supone que el abordaje multicomponente permite una mayor flexibilidad en los programas de tratamiento, pues se adaptaran a las diferencias individuales con respecto a los determinantes personales de la conducta de fumar. Sin embargo, estas presunciones no son apoyadas por la investigacin cientfica en todos los casos. Diversos estudios han mostrado que una mayor complejidad del tratamiento no siempre es mejor; de hecho, que los programas incluyan muchas tcnicas distintas puede influir negativamente en su eficacia. Ms tcnicas significa mayor dificultad en su aplicacin para los clnicos, as como, mayor confusin para los fumadores que lo reciben. Asimismo, la eleccin de las tcnicas que componen tales programas no siempre se han apoyado en bases tericas o criterios cientficos que sustenten su utilizacin. En cualquier caso, las revisiones cientficas ms importantes en el mbito del tratamiento especializado del tabaquismo concluyen que los mtodos ms apropiados para dejar de fumar son los programas psicolgicos multicomponentes, siempre y cuando sean adaptados a las caractersticas especficas del fumador en trminos de complejidad del programa y de eleccin de sus componentes en base a criterios objetivos (vase Componentes que debe incluir un programa multicomponente efectivo). Estos programas incorporan varias tcnicas de intervencin psicolgica (procedimientos aversivos, autoobservacin, control de estmulos, reduccin gradual de la ingestin de nicotina y alquitrn, contratos teraputicos, etc.) que se aplican de manera secuencial siguiendo las tres fases por las que pasa un fumador para abandonar su hbito: preparacin para dejar de fumar, abandono del tabaco y mantenimiento de la abstinencia. Los programas psicolgicos multicomponentes han demostrado ser los mtodos ms eficaces a largo plazo, con tasas de abstinencia de entre el 30% y el 50% al ao de finalizado el tratamiento. Por lo que son considerados el tratamiento de eleccin para dejar de fumar. En ocasiones, su eficacia puede ser potenciada si se le aaden procedimientos farmacolgicos, como pueden ser la terapia sustitutiva de la nicotina o el bupropin (Mateos, 2003).

    12. Se ha tomado la decisin de dejar de fumar Llevan > de 24 horas sin fumar Esta etapa dura aprox. 6 meses Las posibilidades de recadas son altas Fase de accin

    13. F.2) Evaluacin, objetivos teraputicos e intervencin para prevenir la recada Una importante dificultad que se le va a presentar al fumador una vez que consigue la abstinencia es el mantenerse sin fumar. Los datos no deja lugar a dudas, aproximadamente el 70% de las personas que dejan de fumar recaen en ese mismo ao, y ms del 65% de los que consiguen abandonar el tabaco por s mismos vuelven a fumar en la primera semana de abstinencia. Los patrones de cambio tardan un tiempo ms o menos largo en consolidarse, por lo que una vez que el fumador ha dejado de fumar adquiere especial relevancia prevenir la aparicin de una recada. Ante la persona que lleva poco tiempo sin fumar, antes de cualquier otra consideracin, es fundamental que informemos a la persona que ha dejado de fumar de la posibilidad de que se produzca una recada si baja la guardia. Los tropezones o las recadas son normales, hechos esperables cuando una persona intenta cambiar cualquier patrn de conducta de larga duracin. An ms importante es que le transmitamos que va a contar con nuestro apoyo ante cualquier dificultad que se le presente, y que existen formas efectivas de ayudarle a prevenir una recada. El reto que se nos plantea es que el ex-fumador mantenga el cambio que con mucho esfuerzo ha conseguido en la etapa anterior. Para ello, habr que prepararlo para evitar que tenga una recada. En este sentido ayudarle a detectar las situaciones de riesgo que pueden inducir una recada y a desarrollar de antemano las estrategias que le permitan afrontarlas sin fumar son las dos tcticas fundamentales (Mateos, 2003; Ockene y Kristeller, 1997): Identificacin de las situaciones de alto riesgo de recada. Una situacin de alto riesgo es aquella en la que el ex-fumador sabe que tiene muchas posibilidades de cometer un desliz. Es importante que ste anticipe las situaciones de riesgo, ya que es muy difcil ponerles remedio una vez que se ha producido el tropiezo. Las situaciones asociadas con el hbito de fumar durante aos pueden desencadenar la urgencia de fumar y el impulso irresistible de encender un cigarrillo (p. ej., estar tomando copas con amigos, una situacin estresante inesperada, etc.), incluso aunque se haya producido el abandono total del consumo. El conocimiento por parte del ex-fumador de estas circunstancias le permite predecir qu situaciones pueden causarle problemas, luego anticiparlas y poner en marcha los medios para afrontarlas. En algunos casos, evitarlas ser la estrategia ms aconsejable, al menos en las primeras semanas de abstinencia. Ensayo de tcnicas de afrontamiento. Una vez que el ex-fumador ha identificado una situacin de riesgo habr que prepararlo para afrontarla cuando sta se presente realmente. As, podemos ayudarle a que se imagine de una manera vvida y detallada la situacin concreta, y despus preguntarle qu podra hacer para afrontar las dificultades que le surgen en esa escena. Algunas estrategias tiles seran abandonar la situacin, masticar chicle como sustituto, distraerse en alguna actividad incompatible o hacer una llamada telefnica. El objetivo es desarrollar y ensayar mentalmente distintas tcticas para prevenir el desliz que podra conducir a una recada, para que cuando las situacin de alto riesgo se presente le resulte ms fcil afrontarla de manera exitosa. F.2) Evaluacin, objetivos teraputicos e intervencin para prevenir la recada Una importante dificultad que se le va a presentar al fumador una vez que consigue la abstinencia es el mantenerse sin fumar. Los datos no deja lugar a dudas, aproximadamente el 70% de las personas que dejan de fumar recaen en ese mismo ao, y ms del 65% de los que consiguen abandonar el tabaco por s mismos vuelven a fumar en la primera semana de abstinencia. Los patrones de cambio tardan un tiempo ms o menos largo en consolidarse, por lo que una vez que el fumador ha dejado de fumar adquiere especial relevancia prevenir la aparicin de una recada. Ante la persona que lleva poco tiempo sin fumar, antes de cualquier otra consideracin, es fundamental que informemos a la persona que ha dejado de fumar de la posibilidad de que se produzca una recada si baja la guardia. Los tropezones o las recadas son normales, hechos esperables cuando una persona intenta cambiar cualquier patrn de conducta de larga duracin. An ms importante es que le transmitamos que va a contar con nuestro apoyo ante cualquier dificultad que se le presente, y que existen formas efectivas de ayudarle a prevenir una recada. El reto que se nos plantea es que el ex-fumador mantenga el cambio que con mucho esfuerzo ha conseguido en la etapa anterior. Para ello, habr que prepararlo para evitar que tenga una recada. En este sentido ayudarle a detectar las situaciones de riesgo que pueden inducir una recada y a desarrollar de antemano las estrategias que le permitan afrontarlas sin fumar son las dos tcticas fundamentales (Mateos, 2003; Ockene y Kristeller, 1997): Identificacin de las situaciones de alto riesgo de recada. Una situacin de alto riesgo es aquella en la que el ex-fumador sabe que tiene muchas posibilidades de cometer un desliz. Es importante que ste anticipe las situaciones de riesgo, ya que es muy difcil ponerles remedio una vez que se ha producido el tropiezo. Las situaciones asociadas con el hbito de fumar durante aos pueden desencadenar la urgencia de fumar y el impulso irresistible de encender un cigarrillo (p. ej., estar tomando copas con amigos, una situacin estresante inesperada, etc.), incluso aunque se haya producido el abandono total del consumo. El conocimiento por parte del ex-fumador de estas circunstancias le permite predecir qu situaciones pueden causarle problemas, luego anticiparlas y poner en marcha los medios para afrontarlas. En algunos casos, evitarlas ser la estrategia ms aconsejable, al menos en las primeras semanas de abstinencia. Ensayo de tcnicas de afrontamiento. Una vez que el ex-fumador ha identificado una situacin de riesgo habr que prepararlo para afrontarla cuando sta se presente realmente. As, podemos ayudarle a que se imagine de una manera vvida y detallada la situacin concreta, y despus preguntarle qu podra hacer para afrontar las dificultades que le surgen en esa escena. Algunas estrategias tiles seran abandonar la situacin, masticar chicle como sustituto, distraerse en alguna actividad incompatible o hacer una llamada telefnica. El objetivo es desarrollar y ensayar mentalmente distintas tcticas para prevenir el desliz que podra conducir a una recada, para que cuando las situacin de alto riesgo se presente le resulte ms fcil afrontarla de manera exitosa.

    14. Fumadores que llevan > 6 meses sin fumar Las posibilidades de recada son menores El fumador se siente exfumador Pueden presentar recadas Fase de mantenimiento El nuevo hbito solo se puede considerar estable despues de que la persona se ha expuesto a situaciones que estaban asociadas con la antigua conducta y ha respondido de una manera diferente (ej.: puede ir al bar con sus amigos y no fumar no es una tortura.El nuevo hbito solo se puede considerar estable despues de que la persona se ha expuesto a situaciones que estaban asociadas con la antigua conducta y ha respondido de una manera diferente (ej.: puede ir al bar con sus amigos y no fumar no es una tortura.

    15. G.2) Seguimiento de ex-fumadores Algunas de las estrategias que permiten reforzar la abstinencia a largo plazo son: Seguir manteniendo un inters por los logros conseguidos despus de meses o aos de abstinencia, felicitando, siempre que sea posible por la consecucin de la abstinencia a largo plazo. Cuestionar acerca de los beneficios personales que ha percibido como resultado de su abandono del tabaco, destacando aquellos que impliquen una reduccin del riesgo de enfermedad. No olvidar algunas de las dificultades surgidas en el proceso de abandono y detectando las nuevas dificultades que pueden aparecer en el futuro con el fin de establecer una estrategia de afrontamiento activo de las mismas. Programar nuevas consultas de seguimiento a largo plazo con el nico objeto de valorar la evolucin del proceso de abandono. G.2) Seguimiento de ex-fumadores Algunas de las estrategias que permiten reforzar la abstinencia a largo plazo son: Seguir manteniendo un inters por los logros conseguidos despus de meses o aos de abstinencia, felicitando, siempre que sea posible por la consecucin de la abstinencia a largo plazo. Cuestionar acerca de los beneficios personales que ha percibido como resultado de su abandono del tabaco, destacando aquellos que impliquen una reduccin del riesgo de enfermedad. No olvidar algunas de las dificultades surgidas en el proceso de abandono y detectando las nuevas dificultades que pueden aparecer en el futuro con el fin de establecer una estrategia de afrontamiento activo de las mismas. Programar nuevas consultas de seguimiento a largo plazo con el nico objeto de valorar la evolucin del proceso de abandono.

    16. Es una fase bastante frecuente Al recaer el fumador vuelve a fases previas del proceso de cambio (contemplacin/preparacin) Suele acompaarse de perdida de autoestima Ms frecuente en los primeros 6 meses. La persona no suele volver al estadio de precontemplativo, sino al contemplativo Fase de recada Es un estado de transito y la persona vuelve a situarse en la rueda: Recontemplacin: si la experiencia ha sido muy frustrante Contemplacin: si percibe que es capaz de volver a intentarlo Es un estado de transito y la persona vuelve a situarse en la rueda: Recontemplacin: si la experiencia ha sido muy frustrante Contemplacin: si percibe que es capaz de volver a intentarlo

    17. H) Estadio de recada El Modelo de estadios de cambio revela que dejar de fumar es un proceso dinmico, donde el fumador deja el tabaco, recae y vuelve a dejar de fumar, a lo largo de varios estadios, hasta que finalmente, tras varios intentos, lo consigue definitivamente (Prochaska et al., 1994). Dejar de fumar y la posterior recada son fases del proceso de abandono que van unidas en la mayora de los casos. Los datos empricos sobre la recada son concluyentes: ms del 65% de los fumadores que dejan de fumar por s mismos recaen en la primera semana de abstinencia (Hughes y Hatsukami, 1992), porcentaje que se elevan al 85% cuando se consideran perodos mayores de tiempo (Cohen et al., 1989; Hughes et al., 1992). En los estudios sobre tratamientos para dejar de fumar ocurre algo similar, ya que la mayora de los fumadores que consiguen dejar de fumar con una intervencin recae en el primer ao de abstinencia (Shiffman, 1993). El perodo de mayor riesgo de recada se sita en las primeras semanas de abstinencia, y va descendiendo progresivamente a partir del tercer mes, amortigundose claramente a partir del primer ao (Becoa y Vzquez, 1998; Shiffman, 1993). Con respecto al hbito de fumar, se considera que el riesgo de recada suele desaparecer totalmente despus de cinco aos de abstinencia total (Prochaska et al., 1994; USDHHS, 1989). Si se produce una recada el clnico ha de reinterpretarla en trminos positivos, y no como un fracaso personal, ayudando al fumador a percibir el cambio que ha realizado temporalmente como algo beneficioso para l en el proceso total de abandono del tabaco. Hacerle notar que haber dejado de fumar, aunque sea durante poco tiempo, es un logro que le va a resultar fructfero a largo plazo. Inmediatamente, debemos estar prestos a planificar con el fumador una nueva tentativa de dejar de fumar. Recomendaremos nuevas estrategias para poder dejarlo, y aprovecharemos aquellas que ya le sirvieron en ocasiones anteriores. Si el fumador dej de fumar con un programa especializado, es recomendable reiniciar el programa de deshabituacin que ya haba utilizado. En el caso de que el fumador no se encuentre con nimos para emprender otro intento, podemos ofrecerle la posibilidad de tener nuevos contactos para retomar el tema, pero comprometindolo, si es posible, a que ponga un plazo concreto para volver a replantearse el abandono del tabaco (Mateos, 2003). H) Estadio de recada El Modelo de estadios de cambio revela que dejar de fumar es un proceso dinmico, donde el fumador deja el tabaco, recae y vuelve a dejar de fumar, a lo largo de varios estadios, hasta que finalmente, tras varios intentos, lo consigue definitivamente (Prochaska et al., 1994). Dejar de fumar y la posterior recada son fases del proceso de abandono que van unidas en la mayora de los casos. Los datos empricos sobre la recada son concluyentes: ms del 65% de los fumadores que dejan de fumar por s mismos recaen en la primera semana de abstinencia (Hughes y Hatsukami, 1992), porcentaje que se elevan al 85% cuando se consideran perodos mayores de tiempo (Cohen et al., 1989; Hughes et al., 1992). En los estudios sobre tratamientos para dejar de fumar ocurre algo similar, ya que la mayora de los fumadores que consiguen dejar de fumar con una intervencin recae en el primer ao de abstinencia (Shiffman, 1993). El perodo de mayor riesgo de recada se sita en las primeras semanas de abstinencia, y va descendiendo progresivamente a partir del tercer mes, amortigundose claramente a partir del primer ao (Becoa y Vzquez, 1998; Shiffman, 1993). Con respecto al hbito de fumar, se considera que el riesgo de recada suele desaparecer totalmente despus de cinco aos de abstinencia total (Prochaska et al., 1994; USDHHS, 1989). Si se produce una recada el clnico ha de reinterpretarla en trminos positivos, y no como un fracaso personal, ayudando al fumador a percibir el cambio que ha realizado temporalmente como algo beneficioso para l en el proceso total de abandono del tabaco. Hacerle notar que haber dejado de fumar, aunque sea durante poco tiempo, es un logro que le va a resultar fructfero a largo plazo. Inmediatamente, debemos estar prestos a planificar con el fumador una nueva tentativa de dejar de fumar. Recomendaremos nuevas estrategias para poder dejarlo, y aprovecharemos aquellas que ya le sirvieron en ocasiones anteriores. Si el fumador dej de fumar con un programa especializado, es recomendable reiniciar el programa de deshabituacin que ya haba utilizado. En el caso de que el fumador no se encuentre con nimos para emprender otro intento, podemos ofrecerle la posibilidad de tener nuevos contactos para retomar el tema, pero comprometindolo, si es posible, a que ponga un plazo concreto para volver a replantearse el abandono del tabaco (Mateos, 2003).

    19. Consideramos exfumador al que lleva > 12 meses abstinente Algunos autores consideran que hasta que transcurran 5 aos abstinente no se puede hablar de consolidacin Fase de consolidacin

    21. Rueda del Cambio En cualquier proceso de cambio la persona gira alrededor del proceso varias veces antes de alcanzar un cambio estable. Prochaska y di Clemenete, en sus primeras investigaciones, encontraron que los fumadores giraban alrededor de la rueda entre tres y siete veces (con una media de unas cuatro veces) antes de abandonar el consumo de la forma deseable. Este modelo tambien considera que un terapeuta debe utilizar diferentes tcticas con un paciente, dependiendo del momento del proceso de cambio en que este se encuentre. (Davidson, Rollnick y MacEwan, 1991) En cualquier proceso de cambio la persona gira alrededor del proceso varias veces antes de alcanzar un cambio estable. Prochaska y di Clemenete, en sus primeras investigaciones, encontraron que los fumadores giraban alrededor de la rueda entre tres y siete veces (con una media de unas cuatro veces) antes de abandonar el consumo de la forma deseable. Este modelo tambien considera que un terapeuta debe utilizar diferentes tcticas con un paciente, dependiendo del momento del proceso de cambio en que este se encuentre. (Davidson, Rollnick y MacEwan, 1991)

    22. Lo fundamental de la intervencin es ayudar a: avanzar en el proceso

    23. Factores para dejar de fumar Dependencia. Motivacin.

    25. Principios de Entrevista Motivacional (1) Expresar empata. Promover la discrepancia. Evitar discusin Dar un giro a la resistencia. Apoyar la autoeficacia. Expresar empata, aceptando que la ambivalencia es normal.Utilizar preguntas abiertas y la escucha reflexiva. Promover la discrepancia , promover que la persona verbalice sus argumentos para el cambio, y visualice la discrepancia entre sus valores y objetivos personales y su conducta actual. Manejar la resistencia: evitar la confrontacin y la argumentacin directa. Proponer opciones, no imponer. Las soluciones han de ser encontradas por la persona. Si aparece resistencia, cambiar la forma de actuar. Apoyar la autoeficacia: reforzar el sentido de que es la persona la que es protagonista del cambio. Reconocer el papel de ayuda del profesional. Expresar empata, aceptando que la ambivalencia es normal.Utilizar preguntas abiertas y la escucha reflexiva. Promover la discrepancia , promover que la persona verbalice sus argumentos para el cambio, y visualice la discrepancia entre sus valores y objetivos personales y su conducta actual. Manejar la resistencia: evitar la confrontacin y la argumentacin directa. Proponer opciones, no imponer. Las soluciones han de ser encontradas por la persona. Si aparece resistencia, cambiar la forma de actuar. Apoyar la autoeficacia: reforzar el sentido de que es la persona la que es protagonista del cambio. Reconocer el papel de ayuda del profesional.

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