Mi alma tiene sed del Dios vivo Salmo 42

1. Mi alma tiene sed del Dios vivoSalmo 42 Dr. Samuel Pag�n

2. Un Salmo �ntimo El Salmo 42 es parte de la poes�a b�blica que pone de relieve el importante y necesario di�logo del ser humano consigo mismo. El salmista dialoga consigo mismo en torno a las preocupaciones m�s hondas e importantes de la vida; su oraci�n se refiere a los anhelos m�s intensos de la existencia humana. Ese clamor intenso y grato revela las necesidades m�s profundas y fundamentales de la humanidad: �Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo!

3. Di�logos �ntimos El Salmo 42 es parte de la tradici�n literaria que se preocupa por dar rienda suelta a las m�s profundas necesidades del alma. �El salmista permite que su ser interior manifieste sus preocupaciones y necesidades m�s hondas y serias! Este salmo es similar a los poemas de Calder�n de la Barca, en los soliloquios de Segismundo: �Yo sue�o que estoy aqu�...�. Adem�s, revela la sensibilidad espiritual que se pone en evidencia en los poemas de Julia de Burgos: �Ya las gentes murmuran que yo soy tu enemiga...�.

4. Como el ciervo brama � La imagen del peque�o ciervo sediento que busca anhelante las aguas es reveladora. Desde el inicio mismo del salmo el poeta quiere poner claramente de manifiesto la urgencia de su necesidad. El cervatillo jadea audiblemente, pues el poeta quiere destacar su anhelo intenso por la vida. �Esa es b�squeda fundamental y b�sica del ser humano! El clamor por lo impostergable; la expresi�n profunda del ser que reconoce su m�s honda necesidad; la expresi�n que nace en las tierras v�rgenes del alma; la oraci�n que surge del interior y manifiesta un reclamo.

5. Im�genes literarias en la Biblia El uso de im�genes en la Biblia no solo a�ade belleza literaria sino que es fundamental para la comunicaci�n efectiva del mensaje divino. P.ej., el Se�or es pastor... (Sal 23); el Se�or es jardinero... (Gn 2; Jn 15); el Se�or es guerrero (Is 6); el Se�or es alfarero (Jer 18); y el Se�or es padre y madre (Sal 46). Aunque ande en valle de sombra de muerte (Sal 23); cuando pases por las aguas no te ahogar�s, y si por los r�os no te anegar�n, cuando pases por el fuego no te quemar�s, ni la llama arder� en ti (Is 43); y el Se�or es mi luz y salvaci�n (Sal 27).

6. La imagen del agua es doble En el salmo, el peque�o ciervo anhela el agua que le da vida, que es una imagen positiva. Sin embargo, en la Biblia el agua tambi�n tiene otras connotaciones: Representan el caos en G�nesis 1, y fueron agente de destrucci�n en el diluvio (Gn 7--9). Dios dividi� el Mar Rojo y el R�o Jord�n, para llevar a efecto la liberaci�n del pueblo de Israel de Egipto y llevarlos a la Tierra Prometida, Cana�n. Jes�s camin� sobre las aguas del Lago de Galilea, y tambi�n reprendi� los vientos tempestuosos desde ese mismo Lago. Y la gente dec�a: �Qui�n es este?

7. El agua, vida y plenitud Sin embargo, el agua es s�mbolo fundamental de la vida y plenitud. Aunque puede representar el caos -- p.ej., el problema que debe superarse--, el agua es el elemento indispensable para sostener la vida. En el Huero del Ed�n estaban los r�os que simbolizaban la vida y la fecundidad: p.ej., �ufrates y Tigris. Ezequiel vio los r�os que sal�an del Templo de Dios renovado y transformado. Las aguas aluden a la bendici�n divina. Y de acuerdo con el evangelista Juan, del interior de los creyentes surgen �r�os de agua vida que saltan para vida eterna�, como ejemplo de gozo y renovaci�n.

8. El ciervo anhela el agua vida El ciervo anhela el agua, pues quiere mitigar su sed, y anhela superar la crisis que le impide proseguir su camino. �Sin agua no puede continuar! �El peque�o ciervo quiere vivir! No quiere sucumbir ante la falta de agua, no quiere morir deshidratado, no quiere detener su peregrinar por la vida, no quiere sucumbir ante la sed que le desorienta y confunde, que le angustia y hiere, que le amenaza y ofende. Sin embargo, aunque el agua es importante y necesaria para la vida, el salmista reconoce que su anhelo fundamental e impostergable es de Dios.

9. M�s importante que el agua El salmista anhela la presencia divina, pues esa manifestaci�n divina es m�s importante que las necesidades f�sicas. �Dios genera en las personas las fuerzas m�s importantes que mueven al ser humano a vivir en libertad y gozo! �Dios representa lo indispensable para la vida con prop�sitos! Sin embargo, para el salmista, Dios tiene una caracter�stica b�sica y fundamental: �Est� vivo! El alma del salmista tiene sed y necesidad no de cualquier divinidad, sino del Dios vivo.

10. El Dios viviente El Dios vivo crea, como se pone de manifiesto en G�nesis: En el principio, cre� Dios los cielos y la tierra. Y Pablo, fundamentado en esa teolog�a, afirma que �el que est� en Cristo es una nueva creaci�n! El Dios vivo establece pactos con la humanidad: P.ej., con Abrah�n, con No�, con David y, mediante el sacrificio de Cristo, con la iglesia, los creyentes y toda la humanidad. El Dios vivo escucha, ve y desciende a liberar a su pueblo, como lo hizo con Mois�s en Egipto.

11. Caracter�sticas de la vida El Dios viviente responde al clamor de su pueblo y escucha la oraci�n de los creyentes: Como escuch� la oraci�n de la mujer del flujo de sangre: �Si tan solo tocare el borde del vestido...�. Como escuch� la petici�n de la mujer que le cambi� la agenda misionera al Se�or: �A�n los perrillos comen las migajas que caen de la mesa de su se�or...�. Como escuch� la oraci�n de Pablo y Silas en la c�rcel de m�s adentro: No blasfemaron sino que alabaron...

12. Ve las necesidades de su pueblo El Dios viviente ve las necesidades de su pueblo y nota las angustias de los creyentes: Como vio las dificultades que ten�an Abrah�n y Sara en Ur de los Caldeos... Como vio las necesidades de las iglesias cuando comenz� la persecuci�n... Como vio las angustias de los 10 leprosos que se allegaron al Se�or pidiendo por salud, y posteriormente vio la actitud del que lleg� a agradecerle su intervenci�n...

13. Interviene en la vida El Dios viviente interviene en medio de las realidades humanas: Como se manifest� a Mois�s en el Sina�; a El�as en el Carmelo; y a Jes�s en el monte de la transfiguraci�n. Como se revel� a Job en medio de sus adversidades y contratiempos, para exclamar: �Yo s� que mi redentor vive...�. Como intervino con los deportados, luego de perder una guerra, para expresar: �Los que conf�an en el Se�or son como el monte de Si�n...�.

14. El Dios viviente Para el salmista el Dios viviente no estaba mudo, ni estaba quieto, ni se hac�a de la vista larga ante las dificultades de su pueblo. El Dios viviente no esta ajeno al clamor del salmista, pues conoce su condici�n, sabe de su necesidad, entiende su congoja, y atiende a su petici�n. El Dios viviente est� presto a responder al clamor sentido del salmista, que est� como el ciervo sediento en busca del agua para mitigar toda esa sed de gracia, amor y esperanza...

15. �Porqu� te abates? El salmista clama y exclama: ��Porqu� te abates alma m�a y te turbas dentro de mi? Espera en Dios, pues a�n he de alabarle, salvaci�n m�a y castillo m�o�. El salmista se consuela. No se deja derribar por el problema ni se deja amilanar por la crisis. No permite que el sabor a derrota se apodere de su vida, ni deja que el ambiente de angustia gobierne sus procesos decisionales en la vida.

16. El salmista reconoce su situaci�n El salmista reconoce el problema, no lo niega; acepta la dificultad de la crisis, no la subestima; entiende la gravedad de su condici�n, no la ignora. La gran lecci�n del salmista es que cuando estamos en el m�s intenso y grave de los problemas y nos sentimos solos, no debemos perder el tiempo en quejas, ni gastar nuestras energ�as en reproches, ni mucho menos permitir que la histeria nos gobierne. Debemos exclamar: No te abatas alma m�a, espera en Dios, conf�a en el Se�or, ref�giate en su misericordia...

17. �No se abata! No permita que el dolor gobierne su vida; ni deje que el mal genio dirija su existencia. �Que los recuerdos adversos del pasado nunca gu�en su viaje al futuro! No permita que las enfermedades le quiten el gozo de la presencia divina; ni deje que los problemas continuos afecten adversamente el disfrute de la vida cristiana. �Que las crisis moment�neas nunca le impidan disfrutar la gloria eterna de Dios. No se rinda, no se amilane, no se detenga, no se desespere, no se atemorice, no se desoriente, no se atribule, no se amedrente... �Espere en Dios!

18. Conf�e en Dios En el peor momento de la vida, conf�e en Dios, que es su salvaci�n y castillo. Como el salmista, d�gase a s� mismo: �Espera en Dios, alma m�a, porque a�n he de alabarle�. Le alabamos en el gozo y en el dolor, en la alegr�a y la tristeza, durante el d�a y en la noche, en la paz y en la guerra, en el templo y en la casa, en el trabajo y en el carro, en el umbral de la vida y ante la puerta de la muerte. Le alabamos a tiempo y fuera de tiempo, con todas las fuerzas de nuestro ser, pues todo lo que respira alaba al Dios viviente.

19. La gente clama el d�a de hoy Claman como el ciervo sediento... Los j�venes que no han descubierto el prop�sito de Dios para sus vidas, y se sienten desorientados, confundidos y abatidos... Los matrimonios que sienten que la llama del amor se ha apagado, y no tienen fuerzas ni disposici�n para encenderla nuevamente... Las damas y los caballeros que tienen dificultades econ�micas que le nublan el sentido de direcci�n en la vida, y le impiden tomar decisiones sabias...

20. La gente clama Claman como el ciervo sediento... Los hogares que est�n inmersos en manifestaciones de violencia, donde la paz se ha esfumado y la esperanza de perd�n se ha extinguido... Las iglesias que han perdido la visi�n, y en vez de vivir para servir, amar y perdonar, viven para mantener programas obsoletos que no responden a las necesidades de la gente ni atienden los clamores m�s hondos del alma humana... Las comunidades que est�n llenas de violencia, cr�menes, desesperanza, dolor, injusticias, llanto.

21. �Mi alma tiene sed de Dios! Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, as� clama por ti oh Dios el alma m�a... Mi alma tiene sed del Dios viviente, que entiende mi condici�n, atiende a mi clamor, comprende mi necesidad y acepta mi petici�n. Si su alma tiene sed de Dios, acomp��eme en el altar para manifestarle nuestro amor y solicitarle su misericordia...