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La Experiencia de Dios en la vida diaria

El cuidado de la interioridad, para poder cuidar a otros. La Experiencia de Dios en la vida diaria. “El cristiano del S.XXI será un místico o no será cristiano” . K. Rahner.

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La Experiencia de Dios en la vida diaria

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Presentation Transcript


  1. El cuidado de la interioridad, para poder cuidar a otros La Experiencia de Dios en la vida diaria

  2. “El cristiano del S.XXI será un místico o no será cristiano” K. Rahner

  3. MÍSTICA:“Persona que se ha encontrado con el Misterio, que ha descubierto el fondo incandescente y divino que reside en su corazón, en el de cada persona y en el mundo.” No se trata, por tanto, ni de hacer, ni de hablar, ni de pensar en Dios o a Dios, se trata de EXPERIMENTARLO, de llegar a tener con Dios un verdadero ENCUENTRO. Y eso en la vida corriente de todos los días

  4. ¿Es eso posible?¿?Puedo encontrarme yo con Dios en medio de tanto ajetreo?Preguntate mejor no si puedes sino si quieres porque a lo mejor no es imposible.Párate a pensar ¿Quién busca a quién? ¿No está él deseando encontrarse contigo? “Dios se agota, a través del infinito espesor del tiempo y del espacio, para alcanzar el alma y seducirla” (Simone Weil). Dios es absolutamente libre: “Me he dejado encontrar de quienes no preguntaban por mí; me he dejado hallar de quienes no me buscaban. Dije: Aquí estoy, aquí estoy a gente que no invocaba mi nombre” (Isaías 65, 1).

  5. Encontrar a Dios en todas las cosas • Nuestra responsabilidad, como personas agradecidas a la fe que hemos recibido, y como acompañantes de tantas personas que, más o menos conscientemente, buscan a Dios, es cuidar, trabajar, en nosotros mismos y en los demás, las disposiciones que ayudan a la experiencia de encuentro con Dios

  6. Seguimos a Dario Mollá: “Cristianos en intenperie, encontrar a Dios en la vida” • 3 actitudes o capacidades a cuidar. • 3 estilos de vida que suponen dificultad objetiva para el encuentro con Dios en la vida diaria • 3 ayudas para encontrarnos con él en el espesor de la vida.

  7. 3. Capacidades mínimas a cuidar • Capacidad de interioridad: - conectar con el mundo interior - relacionarse con lo exterior desde dentro • Capacidad de elección: - escoger aquello que acerca a Dios, jerarquizar y priorizar. • Capacidad de gratuidad: - De entrada gratitud y de salida generosidad - Modo de relacionarse con las cosas con libertad no buscando ser el objetivo último.

  8. Primer estilo de vida “NOCIVO”:El acelere vital • La dinámica de la vida no puede ser “no parar” para caer rendidos y descansar entonces compulsivamente para volver a no parar. Cuando se vive así, incluso trabajando en las actividades más nobles y altruistas, se está en el camino directo que conduce al autocentramiento y, en consecuencia, a la insensibilidad para Dios y para los demás. Metidos en esa dinámica, sólo importará lo que yo hago y mi propia supervivencia, amenazada, antes que por otra cosa, por mi mismo ritmo de vida. Es necesario, pues, un discernimiento sobre la velocidad a la que puedo llevar mi vida, sobre el ritmo de actividad adecuado a mis condiciones y posibilidades de cada momento. Tan nocivo para la experiencia interior de la persona es un ritmo de vida acelerado como un ritmo de vida indolente: se trata de dar con el adecuado y eso no se hace sin discernimiento, ayuda enormemente el acompañamiento. Tan peligroso es para el motor de un coche, y tan peligroso para los otros conductores, ir pasado de velocidad, como ir por debajo de aquello que es posible o circular a velocidad reducida por una autopista. Lo primero produce dispersión, hartazgo, saturación, quemazón interior..., lo segundo produce desmotivación, pereza, deseo que se apaga, abandono...

  9. El ensimismamiento egocéntrico • Son situaciones vitales en las cuales uno mismo, su modo de ver, sus preocupaciones, sus deseos, sus logros y sus fracasos son el centro de la vida. El es claramente el protagonista en el escenario y en el teatro de la vida: todo lo demás está referido a él, y adquiere relieve e importancia sólo y en la medida en que el protagonista se la da. • Hay otros personajes en la vida del ensimismado: Dios, los demás,,, pero siempre a su servicio. Hay una sobrevaloración, en ocasiones incluso ridícula, de lo suyo y una minusvaloración de lo demás. Con esta actitud de fondo es muy difícil “ver” a Dios. • Los hay de tres tipos: 1)Ideológico: es el de los prejuicios, cuando se piensa de una manera no propia sino en función de quien lo dice. No tenemos idea, la idea nos tiene. 2)Por objetivos: mis objetivos van antes que cualquier otra cosa y pasan por encima de cualquier cosa, son mi absoluto y sólo tengo ojos y corazón para ellos, vivo para conseguirlos... Me impiden, en un caso y en otro situar, ver fuera de mí y percibir la presencia, la llamada, el desafío, la interpelación de Dios... desde otro lugar vital. Pasar del sentido a la relación. 3)Victimismo: Uno se siente víctima de todo tipo de males, de persecuciones, de injusticias y minusvaloraciones y se instala en la dinámica del lamento y del quejido constantes. Una variante es la instalación en el rencor.

  10. El desorden • Orden tiene que ver con jerarquía interna de la vida, con integración, con que cada cosa ocupe el lugar que debe ocupar en función de su relación al fin último de nuestra vida que es servir a Dios.Una vida cristianamente “ordenada” es aquella en la que lo que marca la pauta y resitúa todo lo demás es el servicio a Dios. Aquello que nos conduce a ese fin último tiene cabida, y aquello que nos distrae de él no ocupa lugar. Vivir “ordenadamente”, entendido de esta manera, nos pone a punto para la experiencia de Dios. • Para San Ignacio, lo contrario al “orden” son las “afecciones desordenadas”, y éstas claramente nos desorientan y nos descolocan en la vida, y con su fuerza nos apartan de Dios. Al “tomarnos” el corazón más de lo debido, nos hacen dependientes, nos desvían de aquello que son nuestros objetivos y deseos últimos en la vida, provocan conflictos interiores y se interponen como obstáculo en nuestro encuentro sincero con Dios. Para san Ignacio éste es el tema básico que hay que trabajar para el encuentro auténtico con Dios.

  11. Primera ayuda: oración del día • Dejar que en la roca de nuestro día a día el Espíritu abra una grieta transformadora. (IEDVD) • Examen del día: Oración breve y frecuente consistente en pararnos y poner nuestra atención sobre aquello que va sucediendo en la vida, tanto lo que sucede dentro de mi como aquello que sucede fuera y me impacta. Un ejercicio de atención en el cual la pregunta básica no es “¿qué he hecho yo?”, sino , ¿qué va haciendo Dios?. • Cinco pasos insustituibles: 1º Dar gracias siempre por el día. 2º Pedir su gracia y luz para ver como él. 3º Pedir perdón por los pecados cometidos en el día. 4º Reconocer dónde se ha hecho él presente. 5º Proponer mejora con su gracia.

  12. 2ª: El acompañamiento • Para confrontar, con una cierta regularidad y constancia, mi proceso espiritual con otra persona. Abarca tanto mis sentimientos, pensamientos e inquietudes más “interiores” como el modo de vivir y las repercusiones más personales de aquello más “exterior” de mi vida. Es una ayuda muy valiosa para evitar bastantes de las dificultades y peligros que hemos mencionado en la primera parte de nuestra reflexión. Ayuda a no caer en autoengaños y trampas, a salir de ensimismamientos, a discernir con serenidad y objetividad. El acompañamiento nos ayuda a parar en nuestra vida, a hacer una lectura de la misma, a seleccionar sus datos más relevantes, a formular nuestros procesos interiores... Nos ayuda a esa actitud de “atención” y autocrítica que tan necesaria e importante ha sido siempre y es hoy para captar el don de Dios. Por eso, vale la pena vencer resistencias y perezas que siempre nos provoca el abrir nuestra interioridad a otras personas. El fruto es grande. • La comunidad puede ser un medio de acompañamiento pero no anula la conveniencia de un acompañamiento personal. • Debe hacer rebajar el ego y fomentar la humildad y confianza en Dios.

  13. 3ª Espacios verdes • Espacios de pura gratuidad: espacios en los que no se “hace” nada de “provecho inmediato” o por su “provecho inmediato”, sino en los que simple y sencillamente se disfruta de la convivencia, de la amistad, del deporte, de la naturaleza, del arte, etc... Son espacios que oxigenan, que liberan tensiones, que permiten que afloren al exterior dimensiones muy hondas de nuestra personalidad. Y oxigenados, liberados de tensiones, en conexión con nuestras zonas más intimas y espontáneas, somos mucho más capaces de apertura, de relación, de encuentro. • Control de las actividades para que no entren a costa de lo irrenunciable: la oración, a la que no hay que dedicar el mayor tiempo pero sí el mejor tiempo. Poner nuestra actividad en sus manos. • El descanso, la lectura, el paseo, el retiro…

  14. PARA VER LA VIDA CON LOS OJOS DE DIOS: ESTA EXPERIENCIA NO SE DA EN LAS SIGUIENTES CIRCUNSTANCIAS… • Mirada DISPERSA: cuando se vive fuera de sí y no desde el centro. • Mirada ANÓNIMA: cuando no me muestro yo. • Mirada SUPERFICIAL: Que se contenta con el qué y el cómo de las cosas sin que haya una búsqueda y admiración. • Mirada EGOISTA: Utilitarista, consumista. • Mirada DOMINADORA: que hace y deshace a su voluntad. • Mirada EVASIVA: no quiere ser sí mismo, huye de la seriedad y de confrontarse. • Mirada IMPOSITIVA: quiere ser sí mismo a toda costa.

  15. MIRADA CONTEMPLATIVA • La da el trato diario y frecuente con el Señor en una oración que, como decía Santa Teresa, es mirar que te está mirando. • No es por la manera en que un hombre habla de Dios, sino por la manera en que habla de las cosas terrenales, como mejor se puede discernir si su alma ha pasado por el fuego del amor de Dios. Ahí ningún disimulo es posible...» (Simone Weil) Descalzos y sobrecogidos, con la certeza de que toda la realidad está habitada por tu presencia, te suplicamos Señor, que nos concedas ojos de fe para poder descubrirte en la tierra que pisamos cada día, y una actitud de respeto profundo ante todo lo que nos rodea, en especial ante tus hijos nuestros hermanos.

  16. Perdóname, Señor, ando disperso en mis cosas. Me perdí en la mediocridad, mi existencia está vacía. Perdóname, Señor, ni siquiera hoy he orado. Lo he dejado por comodidad. De mi vida no eres centro. Sólo tu Espíritu me mantiene vivo Cuando todo parece que va mal. Si tu Espíritu está conmigo Soy fuerte en mi debilidad.

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