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Horror Cósmico

Horror Cósmico. NYARLATHOTEP H.P. Lovecraft Y al fin vino del interior de Egipto El extraño Oscuro ante el que se inclinaban los fellás; Silencioso, descarnado, enigmáticamente altivo Y envuelto en telas rojas como las llamas del sol poniente.

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Horror Cósmico

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  1. Horror Cósmico NYARLATHOTEP H.P. Lovecraft Y al fin vino del interior de Egipto El extraño Oscuro ante el que se inclinaban los fellás; Silencioso, descarnado, enigmáticamente altivo Y envuelto en telas rojas como las llamas del sol poniente. A su alrededor se apretaban las masas, ansiosas de sus órdenes, Pero al marcharse no podían repetir lo que habían oido; Mientras por las naciones se propagaba la pavorosa noticia De que las bestias salvajes le seguían lamiéndole las manos. Pronto comenzó en el mar un nacimiento pernicioso; Tierras olvidadas con agujas de oro cubiertas de algas; Se abrió el suelo y auroras furiosas se abatieron Sobre las estremecidas ciudadelas de los hombres. Entonces, aplastando lo que había moldeado por juego, El Caos idiota barrió el polvo de la Tierra. Una mirada atemorizada al Universo, un incómodo e inquietante poner en cuestión nuestro lugar dentro de él, nuestra importancia - o insignificancia- dentro del Cosmos infinito. Una aterradora especulación sobre cómo podrían, cómo pueden ser los seres que compartan este mundo con nosotros, realizada mucho antes -y con mucha más imaginación - del actual y mercantilizado boom por los extraterrestres. Pero, por encima de todo, una de las expresiones más crudas y sobrecogedoras de la literatura de terror, una inmersión despiadada e inclemente en las fuentes del más puro horror. - ¡Tienen hambre y sed! ¡Los Perros de Tíndalos! - Chalmers, ¿quiere usted que llame a un médico? - Ningún médico puede ayudarme. Son horrores del alma y, sin embargo -ocultó la cara entre las manos-, son reales, Frank. Los vi durante un momento horrible. Durante un instante he llegado a estar al otro lado. Me encontré en una ribera lívida, más allá del tiempo y el espacio. Había una luz espantosa que no era luz y un silencio hecho de aullidos, y allí los vi. En sus cuerpos flacos y famélicos se concentra todo el Mal del universo. En realidad no estoy seguro de que tuvieran cuerpo: sólo los vi un instante. Pero los he oído respirar. Durante un momento indescriptible sentí su aliento en mi cara. Se volvieron hacia mí y huí dando alaridos. En un solo instante huí a través de millones de siglos. Pero me han olido. Los hombres despiertan en ellos un hambre cósmica. Hemos escapado momentáneamente del aura impura que los rodea. Tienen sed de todo lo que hay de limpio en nosotros, de todo lo que emergió inmaculado de aquel acto. [...] Pero no te imagines que son literal y prosaicamente malos. En el plano donde habitan no existen el bien y el mal tal como nosotros los concebimos. Son lo que, en el principio, quedó desprovisto de pureza para siempre jamás. Al cometer el acto, se convirtieron en cuerpos de muerte, en receptáculo de toda impureza. Pero no son malos en el sentido que nosotros damos a esta palabra, porque en las esferas en que se mueven no existe pensamiento ni moral ni bueno ni malo. Allí sólo existen lo puro y lo impuro. Lo impuro se expresa en ángulos; lo puro, en curvas. El hombre, o, mejor dicho, lo que hay en él de puro, procede de lo curvo. No te rías. Hablo completamente en serio. Me levanté para irme. Mientras iba hacia la puerta, dije: -Me da usted mucha pena, Chalmers. Pero no estoy dispuesto a oírle delirar. Le enviaré a mi médico. [...] Se pasa usted una semana descansando en un buen sanatorio y verá qué bien le sienta. Mientras bajaba las escaleras le oí reír. Era una risa tan desprovista de alegría que me hizo llorar. Frank Belknap Long: Los perros de Tíndalos. BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA: - La casa en el confín de la tierra (William Hope Hodgson) - El reino de la noche (William Hope Hodgson) - El rey de amarillo (Robert W. Chambers) - La nube púrpura (Matthew Phillips Shiel) - En las montañas de la locura (H.P. Lovecraft) - Hongos de Yuggoth (H.P. Lovecraft) - Los mitos de Cthulhu: narraciones de horror cósmico (H.P. Lovecraft ...et al.) - Los que acechan en el abismo (Brian Lumley)

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