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DEL MATRIMONIO A LA FAMILIA el amor conyugal y el don de los hijos

DEL MATRIMONIO A LA FAMILIA el amor conyugal y el don de los hijos. Los bienes y las exigencias del amor conyugal. 1643

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DEL MATRIMONIO A LA FAMILIA el amor conyugal y el don de los hijos

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  1. DEL MATRIMONIO A LA FAMILIAel amorconyugal y el don de los hijos

  2. Los bienes y las exigencias del amor conyugal • 1643 "El amorconyugalcomportaunatotalidad en la queentrantodos los elementos de la persona - reclamo del cuerpo y del instinto, fuerza del sentimiento y de la afectividad, aspiración del espíritu y de la voluntad-; mira a unaunidadprofundamente personalque, másallá de la unión en una sola carne, conduce a no tenermásque un corazón y un alma; exigela indisolubilidad y la fidelidadde la donaciónrecíprocadefinitiva; y se abre a fecundidad" (FC 13).

  3. El amor de los esposos • 2361 "La sexualidad, mediante la cual el hombre y la mujer se danuno a otro con los actospropios y exclusivos de los esposos, no esalgopuramentebiológico, sinoqueafecta al núcleoíntimo de la persona humana en cuantotal. Ella se realiza de modoverdaderamentehumanosolamentecuandoes parte integral del amor con el que el hombre y la mujer se comprometentotalmente entre sí hasta la muerte" (FC 11).

  4. El amor de los esposos • 2363 Por la unión de los esposos se realiza el doble fin del matrimonio: el bien de los esposos y la transmisión de la vida. No se pueden separar estas dos significaciones o valores del matrimonio sin alterar la vida espiritual de la pareja ni comprometer los bienes del matrimonio y el porvenir de la familia.

  5. Unidad e indisolubilidad • 1644 El amor de los esposos exige, por su misma naturaleza, la unidad y la indisolubilidad de la comunidad de personas que abarca la vida entera de los esposos. "Están llamados a crecer continuamente en su comunión a través de la fidelidad cotidiana a la promesa matrimonial de la recíproca donación total" (FC 19). Esta comunión humana es confirmada, purificada y perfeccionada por la comunión en Jesucristo dada mediante el sacramento del matrimonio. Se profundiza por la vida de la fe común y por la Eucaristía recibida en común.

  6. Unidad e indisolubilidad • 2365 La fidelidadexpresa la constancia en el mantenimiento de la palabra dada. Dios esfiel. El sacramento del matrimoniohaceentrar al hombre y la mujer en la fidelidad de Cristo para con suIglesia. Por la castidadconyugaldantestimonio de estemisterio ante el mundo.

  7. La fecundidad del matrimonio • 1652 "Por su naturaleza misma, la institución misma del matrimonio y el amor conyugal están ordenados a la procreación y a la educación de la prole y con ellas son coronados como su culminación" (GS 48, 1): “Los hijos son el don más excelente del matrimonio y contribuyen mucho al bien de sus mismos padres” (GS 50,1).

  8. La fecundidad del matrimonio • 2366 La fecundidades un don, un fin del matrimonio, pues el amorconyugaltiendenaturalmente a serfecundo. El niño no viene de fuera a añadirse al amormutuo de los esposos; brota del corazónmismo de ese don mutuo, del queesfruto y cumplimiento. Poreso la Iglesia, que "está en favor de la vida" (FC 30), enseñaquetodo "acto matrimonial, en símismo, debequedarabierto a la transmisión de la vida" (HV 11).

  9. La fecundidad del matrimonio • 2368 Un aspecto particular de esta responsabilidad concierne a la "regulación de la procreación". Por razones justificadas, los esposos pueden querer espaciar los nacimientos de sus hijos. En este caso, deben cerciorarse de que su deseo no nace del egoísmo, sino que es conforme a la justa generosidad de una paternidad responsable. Por otra parte, ordenarán su comportamiento según los criterios objetivos de la moralidad.

  10. La fecundidad del matrimonio • 2370 La continencia periódica, los métodos de regulación de nacimientos fundados en la autoobservación y el recurso a los períodos infecundos (cf HV 16) son conformes a los criterios objetivos de la moralidad. Estos métodos respetan el cuerpo de los esposos, fomentan el afecto entre ellos y favorecen la educación de una libertad auténtica. Por el contrario, es intrínsecamente mala "toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga como fin o como medio, hacer imposible la procreación" (HV 14).

  11. El don del hijo • 2378 El hijo no es un derecho sino un don. El "don más excelente del matrimonio" es una persona humana. El hijo no puede ser considerado como un objeto de propiedad, a lo que conduciría el reconocimiento de un pretendido "derecho al hijo". A este respecto, sólo el hijo posee verdaderos derechos: el de "ser el fruto del acto específico del amor conyugal de sus padres, y tiene también el derecho a ser respetado como persona desde el momento de su concepción" (CDF, instr. "Donum vitae" 96).

  12. El don del hijo • 2376 Las técnicasqueprovocanunadisociación de la paternidadporintervención de una persona extraña a los cónyuges (donación del esperma o del óvulo, préstamo de útero) son gravementedeshonestas. Estastécnicas (inseminación y fecundaciónartificialesheterólogas) lesionan el derecho del niño a nacer de un padre y unamadreconocidos de él y ligados entre sípor el matrimonio. Quebrantan "suderecho a llegar a ser padre y madreexclusivamente el uno a través del otro" (CDF, instr. "Donum vitae" 58).

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