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VIDA DE HIJO DE DIOS, 1

TE 9 de 45. VIDA DE HIJO DE DIOS, 1. La vida espiritual es vida de conocimiento y de amor; sobre todo de un conocer y amar personales : conocer a Dios y conocer a los demás, a quienes se ofrece un amor consecuente a ese conocimien-

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VIDA DE HIJO DE DIOS, 1

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Presentation Transcript


  1. TE 9 de 45 VIDA DE HIJO DE DIOS, 1 La vida espiritual es vida de conocimiento y de amor; sobre todo de un conocer y amar personales: conocer a Dios y conocer a los demás, a quienes se ofrece un amor consecuente a ese conocimien- to. La potencia del conocer y amar es elevada por la gracia, que asume y perfecciona la naturaleza. “Dios creó al hombre a su imagen, a ima- gen de Dios lo creó, hombre y mujer los creó” (Gn 1, 27). El ser humano ocupa un lugar único en la creación: sólo él está llamado a participar en la vida de Dios por el conocimiento y el amor. Para este fin ha sido creado y ésta es la razón fun- damental de su dignidad.

  2. TE 10 de 45 VIDA DE HIJO DE DIOS, 2 Elementos de la vida espiritual humana, 1 Espiritualidad: la persona humana es sustancia indivi- dual de naturaleza racional. Subsiste por sí, obra por sí, tiene dominio propio en el acto, es causa propia en el obrar. a Relacionalidad: que el ser humano es imagen de Dios significa que es persona, no es solamente algo sino alguien. Implica la necesidad de buscar un tú, alguien con igual dignidad –de persona- con quien compartir conocimiento y amor. Lo principal de la vida del espíri- tu no es el conocimiento de las cosas, sino el conoci- miento de las personas, que lleva por naturaleza a amarlas. b

  3. TE 11 de 45 VIDA DE HIJO DE DIOS, 3 Elementos de la vida espiritual humana, 2 Corporalidad: el núcleo de la imagen de Dios radica en la espiritualidad, pero no se agota en ella. La unidad del al- ma y del cuerpo es total y profunda (alma “forma” del cuerpo). Gracias al alma espiritual, la materia que integra el cuerpo es un cuerpo humano y viviente. En el hombre, el espíritu y la materia no son dos naturalezas unidas, sino que su unión constituye una única naturaleza. c Historicidad: La corporalidad hace que la persona huma- na tenga tiempo e historia. La corporalidad implica la necesidad del ser humano de perfeccionarse paso a paso, integrando y armonizando los distintos aspectos de su vi- da progresivamente, lo que hace del hombre un ser con historia, tanto personal como colectiva. d

  4. TE 12 de 45 VIDA DE HIJO DE DIOS, 4 Elementos de la vida espiritual humana, 3 Sobrenaturalidad: La gracia no destruye la naturaleza sino que la asume y eleva. Por eso la vida cristiana es realmente la vida humana llevada a un grado de especial plenitud. “El misterio del hombre solamente se comprende en el misterio de Jesucristo, Dios verdadero y hombre verdadero, quien manifiesta plenamente el hombre al mismo hombre y le hace patente su altísima voca- ción” (Gaudium et spes 22). Por esto la mujer o el hombre cristia- no es la mujer o el hombre au- téntico y en plenitud. Y por esto todo ser humano está llamado a ser cristiano. e

  5. TE 13 de 45 VIDA DE HIJO DE DIOS, 5 El hombre es imagen personal de Dios Uno y Trino. El hombre ha sido introducido en la vida íntima de Dios y Dios se ha intro- ducido en la vida íntima del hombre. Somos templos del Espíritu Santo, la Trinidad inha- bita en el cristiano. La inhabitación implica el comunicarse íntimo y personal de un Dios vivo que se hace presente en el hombre para hacerle participar de su vida e invitarle a afrontar la existencia en comunión y diálogo con Él. Presencia de la Trinidad de tal manera que el propio sujeto humano es introducido en el seno de la Trinidad.

  6. TE 14 de 45 VIDA DE HIJO DE DIOS, 6 La inhabitación de la Trinidad en el cris- tiano, por la acción del Espíritu Santo que nos incorpora a Cristo, nos transforma en hijos de Dios Padre. Con la revelación del Padre, Jesucristo nos habla de su Filiación divina, de la Trinidad y también de nuestra condición de hijos adoptivos. Somos hijos adoptivos de Dios, pero la adopción divina no es como la adopción jurídica humana. Estamos ante una filiación ontológica, que toca y transforma desde dentro al ser humano. Es una nueva creación, un nuevo nacimiento a la vida sobrenatural.

  7. TE 15 de 45 VIDA DE HIJO DE DIOS, 7 La santidad no es otra cosa que la plenitud de la filiación divina. Por la inhabitación, el hombre está endiosado. Los cristianos so- mos “partícipes de la naturaleza divina” (2 P 1-4), de la vida tri- nitaria: “no sólo nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos” (1 Jn 3, 1). Esta transformación del ser nos hace partici- par de la única Filiación natural del Dios Hi- jo, y por eso somos hijos en el Hijo. Partici- pamos de la filiación divina por la presencia y la acción del Espíritu Santo en el alma, que nos cristifica, nos configura con Cristo. Así somos hijos de Dios Padre en el Hijo por el Espíritu Santo.

  8. TE 16 de 45 VIDA DE HIJO DE DIOS, 8 Con el Espíritu Santo, la gracia que llena el alma informa nuestras acciones, nuestro modo de pensar y de sentir, nuestra existencia entera. El cristiano, en su existencia ordinaria y corriente, en los detalles más sencillos, en las circunstancias normales de su jorna- da habitual, debe poner en ejercicio la fe, la esperanza, la caridad. Vivimos la libertad de los hijos de Dios: “La libertad adquiere su auténtico sentido cuando se ejercita en servicio de la verdad que rescata, cuando se gasta en buscar el Amor infinito de Dios, que nos desata de todas las servidumbres” (San Josemaría, Amigos de Dios 27). “El que no se sabe hijo de Dios, desconoce su verdad más íntima” (Idem 26).

  9. TE 17 de 45 VIDA DE HIJO DE DIOS, 9 Al ser la dimensión más radical del ser y vivir cristiano, la filiación divina está presente y con- figura la actitud de la persona en la labor profe- sional, la vida de oración, la aceptación alegre del sufrimiento y del dolor, el empeño por acer- car a Dios a todos los que nos rodean, etc. En la vida de cada día, el sabernos hijos de Dios fundamenta la actitud de confianza propia del cristiano. Una confianza en la providencia amorosa y paterna de Dios. Esto tiene como conse- cuencia en el plano personal, la serenidad, la paz interior y la alegría pase lo que pase, porque todo un Dios, Padre y Omni- potente, nos sostiene.

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