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CÓMO PERDONAR. Perdonar para sanar Sanar para perdonar. DESENMASCARAR LAS FALSAS CONCEPCIONES DEL PERDÓN. FRASES O ACTITUDES. “Perdono pero no olvido” “Dios no perdona hasta que el otro no perdona” “Perdona o Dios no te perdona” “Yo no puedo perdonarte, que te perdone Dios”
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CÓMO PERDONAR Perdonar para sanar Sanar para perdonar
FRASES O ACTITUDES • “Perdono pero no olvido” • “Dios no perdona hasta que el otro no perdona” • “Perdona o Dios no te perdona” • “Yo no puedo perdonarte, que te perdone Dios” • “No soy Dios para perdonar” • “Eso no tiene perdón de Dios” • Necesidad de pedir perdón constante y por todo”
FRASES O ACTITUDES • “Tienes que perdonar porque Jesús dijo que perdonáramos hasta 70 veces 7” • “No tengo nada que perdonarte” • “Es mejor pedir perdón que pedir permiso” • “Borrón y cuenta nueva” • …. • …
CONCEPCIONES FALSAS • Identificar perdón con olvido. • Identificar el perdón con la negación. • Identificar el perdón con un acto de la voluntad. • Identificar el perdón con una acción exclusiva de Dios. • Identificar el perdón con renunciar a que se haga justicia. • Creer que perdonar es volver a la situación que se vivía antes.
CONCEPCIONES FALSAS • Identificar perdón con justificación. • Identificar perdón con no cambiar mi comportamiento con la persona. • Identificar perdón con tener que comunicarlo verbal y directamente con la persona a la que has perdonado. • Perdonar es una obligación. • Perdonar no es una demostración de superioridad moral o farisaica.
LAS GRANDES PARADOJAS DEL PERDÓN Fácil, pero a menudo inaccesible. Disponible, pero con frecuencia olvidado. Liberador para el otro y aún más para uno mismo. En todos los labios y, sin embargo, mal comprendido. Congénito al corazón humano y, no obstante, ilusorio. Vital para los humanos, pero a menudo temido. Otorgado al alma y, sin embargo, amenazador. Misterioso y, no obstante, cotidiano. Tan divino y, sin embargo, tan humano…
INVITACIÓN • Interrumpamos esta charla por un momento… hagamos unas cuantas respiraciones profundas… la inspiración más larga y lenta de lo habitual. Mientras dejas salir el aire, siente cómo se afloja la tensión y te relajas… Se relajan los hombros… Ahora en tu imaginación, lleva las manos a la cabeza, introdúcelas dentro de tu mente y con suavidad, con mucha suavidad, quita de ahí todas las ideas que tienes actualmente sobre lo que significa el perdón. Coloca estas ideas en un lugar seguro de dónde puedas cogerlas de nuevo si te apetece recuperarlas. • Te invito a abrirte a un modo enteramente nuevo de definir el perdón y a trabajar con él en tu vida cotidiana. Al retirar las ideas que te resultan familiares, creas una apertura que te permitirá dedicarte más de lleno, y con mayor energía a las magníficas posibilidades del perdón.
LO QUE SÍ ES PERDÓN • Hacerse el favor a uno mismo. • Es una decisión. • Es decidir ver más allá de los límites de la personalidad de otra persona, y apreciarla en su conjunto y no sólo en su negatividad. • Es un camino, un proceso que nos pide cambiar constantemente. • Es mirar de frente al mal, reconocerlo (no justificarlo) y enfrentarlo con amor. • Es una forma, un estilo de vida.
LO QUE SÍ ES PERDÓN • Es el reconocimiento tranquilo de que bajo nuestro egoísmo todos somos exactamente iguales. • Es liberarte del pasado. • Es conseguir la paz. • Es crecer. • Es una manera de amar.
RABIA Y RENCOR • Perdonar, es sobre todo, desterrar el odio de tu corazón. • El motivo más obvio para perdonar es liberarnos de los efectos debilitadores de la rabia y el rencor crónicos. • Al parecer, estas dos emociones son las que convierten el perdón en un desafío, a la vez que en una grata posibilidad para quien desee una paz mayor.
RABIA Y RENCOR • Como todos sabemos, la rabia y el rencor son emociones muy fuertes que desgastan nuestra energía de muchas maneras. • Cuando hayas quitado las capas, probablemente descubrirás que esa rabia en realidad es un sentimiento superficial. No en el sentido de que sea trivial o falso, sino en el de que hay muchos otros sentimientos y dinámicas por debajo de él. • Cuando nos perdemos en la rabia nos volvemos sordos a nuestros sentimientos más profundos. Hemos aprendido a escuchar sólo aquellos que saben gritar más fuerte.
PENSAMIENTO PARA ESTE DÍA Hoy consideraré toda manifestación de rabia (insensibilidad, irritabilidad, agresividad, comportamiento “estúpido”, etc.) como un grito que pide reconocimiento, respeto, ayuda y amor.
DESTRABAR LA RABIA Y EL RENCOR El dueño de una empresa gritó al administrador, porque estaba enojado en ese momento. El administrador llegó a su casa y gritó a su esposa, acusándola de gastar demasiado, al verla con un vestido nuevo. La esposa gritó a la empleado doméstica porque rompió un plato. La empleada dio un puntapié al perro porque la hizo tropezar. El perro salió corriendo y mordió a una señora que pasaba por la vereda, porque obstaculizaba su salida por la puerta. Esa señora fue al hospital a vacunarse contra la rabia y gritó al joven médico porque le dolió cuando le aplicó la vacuna. El joven médico llegó a su casa y gritó a su madre, porque la comida no era de su agrado. La madre le acarició los cabellos diciéndole:
DESTRABAR LA RABIA Y EL RENCOR “Hijo querido, mañana te haré ti comida favorita. Tu trabajas mucho. Estás cansado y necesitas de una buena noche de sueño. Voy a cambiar las sábanas de tu cama por otras bien limpias y perfumadas para que descanses con tranquilidad. Mañana te sentirás mejor”. Luego lo bendijo y abandonó la habitación, dejándolo sólo con sus pensamientos… En ese momento se interrumpió el círculo del enojo, porque chocó con la tolerancia, con el respeto, con el perdón y con el amor.
PAUSA Y REFLEXIÓN Hagamos una pausa de unos pocos minutos y pensemos en alguna ocasión en que te hayas enfadado. ¿Cómo te sentías? O, si en estos momentos la cólera te invade, toma conciencia de cómo te sientes… Ahora, respira hondo y adéntrate en tus sentimientos. ¿Qué ves bajo tu rabia? ¿Ves miedo? ¿Tristeza? ¿Inseguridad? ¿Desamparo? ¿Impotencia? ¿Sientes que te han herido o abandonado? ¿Tienes una sensación de desilusión ante expectativas no satisfechas o sueños no realizados? Mira aún más profundamente. Bajo ese miedo, esa frustración y/o tristeza, ¿hay un ruego a alguien de que te preste atención, de que te escuche? ¿Hay una petición, consciente o inconsciente, de respeto, reconocimiento, interés o amor?
Lo que importa no es lo que nos pasa sino lo que sentimos respecto a lo que nos pasa.
PAUSA Y REFLEXIÓN Imagínate que vas de camino a una importante reunión y te encuentras con un embotellamiento de tráfico. Comienzas a preocuparte, sientes que te viene dolor de cabeza, que tienes los hombres tensos, y piensas en las peores consecuencias de tu retraso. Ahora, imagina durante un momento que estás allí en tu asiento como un manojo de nervios y te das cuenta de que tu ansiedad no hace avanzar más deprisa el coche que tienes delante ni el que tienes detrás. Inspiras hondo y sueltas un respiro. Te dices: “Relájate”. Sientes cierto alivio. Decides que cuando llegues a la reunión sencillamente explicarás lo que te ha sucedido. Sintonizas tu estación de música favorita. Te recuerdas de nuevo que tienes una opción en la forma de reaccionar ante esa situación y vuelves a afirmar que puedes relajarte. Haces otra honda respiración. Te hechas hacia atrás en el asiento, respiras profundamente y disfrutas de la oportunidad de estar a solas.
FORMULA PARA NO PELEAR • Santa Mónica es famosa por haber sido la madre de san Agustín y por haber logrado la conversión de su hijo. Mónica nació en Tagaste. Ella deseaba dedicarse a la vida de oración y de soledad, pero sus padres dispusieron que tenía que esposarse con un hombre llamado Patricio. Este era un buen trabajador, pero iracundo, mujeriego y un perdido jugador. La hizo sufrir lo indecible con los arranques de ira. • Las otras esposas le preguntaban a Mónica, por qué su esposo era uno de los hombres de peor genio en toda la ciudad, pero no la golpeaba nunca y, en cambio las esposas de ellas las golpeaban sin compasión. Mónica les respondió:
FÓRMULA PARA NO PELEAR “Es que, cuando mi esposo está de mal genio, yo me esfuerzo por estar de buen genio. Cuando él grita, yo me callo. Y como para pelear se necesitan dos y yo no acepto la pelea, pues… no peleamos”. • Esta fórmula se ha hecho célebre en el mundo y ha servido a millones de mujeres para mantener la paz en su casa.
Frederick Buechner “De los siete pecados capitales, la ira es el más divertido. Lamerse las heridas, besar las aflicciones, paladear las amargas discusiones por venir, Degustar los dolores inflingidos y recibidos, de alguna manera es un banquete digno de reyes. La gran desventaja es que uno mismo se devora. Los huesos del banquete son los de uno”.
HISTORIAS DE RENCOR • Ellas hablan del dolor no sanado y al contarlas se siente de nuevo enojo y malestar. Fred Luskin propone unas preguntas para ver si la historia contada es de rencor: • ¿Le ha contado su historia más de dos veces a la misma persona? • ¿Recuerda los sucesos mentalmente más de dos veces al día? • ¿Le habla a la persona que lo agravió, a pesar de no tenerla presente? • ¿Se ha propuesto contar la historia de su molestia sin alterarse, pero de repente se agita inesperadamente? • ¿La persona que lo lastimó es el personaje central de su historia? • ¿Al contar la historia, se acuerda de otras cosas dolorosas que le han sucedido? • ¿Se concentra su historia en su dolor y en lo que perdió? • ¿Hay un villano en su historia? • ¿Se ha propuesto no volver a contar su historia y luego rompe su promesa? • ¿Su historia sigue igual con el paso del tiempo?
LAS OFENSAS COMETIDAS POR PERSONAS AMADAS • Esperamos mucho de ellas. • Idealizamos • Tenemos expectativas desmesuradas. • Sueños no realistas. • Las personas esperan que sus deseos sean siempre adivinados, sin tener que expresarlos. • Se hace un drama de los pequeños problemas o desengaños pasajeros habituales. • Faltas de consideración . • Traiciones. • Separaciones
LAS OFENSAS COMETIDAS POR EXTRAÑOS • Para que se una ofensa seria y quitarnos la paz interior necesita representar un ataque a nuestra integridad física, psicológica, social o moral. • Cuanto más de cerca nos atañe la ofensa, más abrumados estamos. • La afrenta infligida por un extraño es tanto más traumática cuanto no logramos descubrir el motivo.
FRANCINE COCKENPOT • Compositora y poeta francesa, intentó ponerse en contacto con quien quiso arrancarle la vida: “En cuanto volví, como para exorcizar mi pánico, tomé lápiz y papel y me puse a escribir. Hasta cinco o seis cartas cada noche, sin poder releerlas, pues había perdido un ojo. Escribí a mi agresor, ese desconocido del que nada sabía, ya que ni siquiera conocía el tono de su voz, porque no me había contestado cuando le grité: ¿Por qué quieres matarme?”
LAS OFENSAS PERDIDAS EN EL PASADO • Tanto si la ofensa proviene de un ser amado como si procede de un extraño, hay que tener siempre presente que es capaz de movilizar los recuerdos y provocar una reacción en cadena. Las viejas heridas que creíamos superadas y enterradas despiertan, incrementando a la vez pánico y el desasosiego. La ofensa se percibe entonces a través de la mirada asustada y amplificadora del niño que vive en nosotros. • En muchos casos la incapacidad de perdonar tiene origen en viejas heridas o frustraciones de la infancia.
ORACIÓN DE SANACIÓN DEL “NIÑO INTERIOR” Había una vez un niño precioso a los ojos de Dios. Creado para sentir, para reír, para jugar. Era yo ese niño precioso a los ojos de Dios; creado para vivir, para ser, para amar. Pero… ¿No te das cuenta? Él huyó. Estaba demasiado triste, demasiado lastimado para vivir donde el amor no podía existir, donde la luz no podía brillar. Había una vez una niña preciosa a los ojos de Dios, creada para llorar, para crecer, para cantar. Eras tú esa niña preciosa a los ojos de Dios; creada para realizar y alcanzar todo lo creado por Dios. Pero… ¿no te das cuenta? Ella huyó. En una esperanza que difícilmente podría olvidar. Al correr el tiempo, permaneció esperando en un lugar, no lejos de ahí. Ansiando el momento, pues ella sabía que de alguna manera, alegremente volvería, para jugar, para cantar, para reír, para vivir y nunca más huir otra vez. R. Jack McGinnis
OBSTÁCULOS • El que decide aventurarse por la senda del perdón, descubre una serie de obstáculos que pueden hacerle el viaje bastante pesado o incluso imposible. • Conviene , pues, tenerlos bien identificados, para perderles el miedo, enfrentarlos, combatirlos y derrotarlos. • Cuando se trata de perdonar, son dos los principales enemigos a vencer:
LA SOBERBIA • Genéricamente se define como la sobrevaloración del Yo respecto de otros por superar, alcanzar o superponerse a un obstáculo, situación o bien en alcanzar un status elevado y subvalorizar al contexto. • También se puede definir la soberbia como la creencia de que todo lo que uno hace o dice es superior, y que se es capaz de superar todo lo que digan o hagan los demás. • También se puede tomar la soberbia en cosas vanas y vacías (vanidad) y en la opinión de uno mismo exaltada a un nivel crítico y desmesurado (prepotencia). http://es.wikipedia.org/
LA SOBERBIA • Siempre que existe un apego hacia la propia importancia, hacia el qué dirán, surge la soberbia como arma defensiva para mantener a otros a distancia y no permitir que atenten contra la idealizada imagen de nosotros mismos que queremos proyectar. • En este mundo en el que parece tan importante quedar bien, conservar el estilo y cuidar la fachada, el soberbio apela a su orgullo para no dejar se de nadie.
LA SOBERBIA • Hay un orgullo positivo, que te da paz, gozo, te hace sentir feliz, te hace dar gracias a Dios, y querer que todos sientan lo mismo. • Hay un orgullo negativo, aquel que te da una falsa sensación de superioridad en relación con los demás y produce frutos de discriminación, de intolerancia, de presunción, de envidia, de injusticia, de lejanía, de falta de amor cristiano. No es otra cosa que el reflejo de un ego inflado que no tolera el más mínimo roce porque está siempre en peligro de estallar. • La soberbia nos hace creer que somos el centro del universo y todos los demás giran alrededor.
LA SOBERBIA • Te hace pensar que si perdonas quedarás como tonto o débil frente a otros. • Te puede hacer que te adornes perdonando. • Te puede hacer que humilles a los que amas. • Te puede hacer que no reconozcas que te equivocaste. • Te puede hacer sentir miedo de que se den cuenta que no eres perfecto, y te dejen de admirar o de amar. • No te deja pedir perdón.
EL ANTÍDOTO PARA LA SOBERBIA Negarse a sí mismo (Mc. 8, 34) Significa dejar de considerarte el centro del universo. Dejar de pensar que sólo lo que te sucede a ti es importante. Dejar de creerte con derecho a que otros te rindan honores. Dejar de ponerte primero, delante de otros, por encima de otros. No se trata de que te hagas menos, sino más. Más en el amor. Más en el servicio. (Mc. 10, 43-45)
EL RESENTIMIENTO • El diccionario lo define como disgusto o enojo por algo, animadversión, hostilidad, enemistad, malevolencia. • No es un sentimiento sino la repetición voluntaria de ese sentimiento. • Es estarle “echando leña al fuego” que alguna vez se nos quemó, y soplarle y soplarle y cuidar que no se apague. No permitir que se consuma, no dejar que se vuelva cenizas y se enfríe.
EL RESENTIMIENTO • Es despertarte y pensar en aquello que pasó y que te molestó tanto. • Es una carga que vamos arrastrando fastidiosamente, nos aferramos a él y no nos damos cuenta del más que nos hace. • Muchos padecimientos son producto del resentimiento: dolores de cabeza, de estómago, úlceras, colitis, enfermedades nerviosas y hay que afirmar que incluso el cáncer, tiene como origen un resentimiento atorado.
EL RESENTIMIENTO • Nos inmoviliza: Imagínate que vas con un grupos de amigos y amigas de excusión. Caminan juntos a campo traviesa y, de repente –sin querer o a propósito, eso no importa- alguien hace que te tropieces y caigas en un arbusto espinoso. ¿Qué harías? Se presentan varias opciones:
LA VIDA ES COMO UNA EXCURSIÓN • Quedarte tirado, quejándote y lamentándote por tu caída. • Dar gritos para que todos se detengan a consolarte, a quitarte las espinas, etc. • Hacer que la persona que te hizo caer se detenga y te ayude. • Tirarla tu también para que vea lo que se siente. • Levantarte, sacudirte las espinas y seguir como si nada.
EL RESENTIMIENTO • Nos aparta de los otros y de Dios. Provoca el aislamiento. Cortas comunicación con las personas y con Dios. • Jesús plantea la reconciliación con el hermano como requisito indispensable para la relación con Dios. (Mt. 5, 23-24). • Es infeccioso, se propaga en tu interior, hasta que la persona se acostumbra a vivir en el odio, la amargura, etc. • Destruye al ser humano.
EL RESENTIMIENTO • Lleva a las personas a sentirse dolidas y no olvidad. • Viven siempre con la espalda preparada para aguantar. • Sus palabras son portadoras de veneno mortífero. • Con ellos hay que medir las palabras y andarse con pies de plomo para no herirles. • La persona se queja de no ser tratada como merece. • Le ata al pasado, le impide disfrutar su presente. • Le da a la otra persona un poder sobre nosotros, que por lo general él no solicitó.
DESTRABAR EL RESENTIMIENTO R-E-D-A
AYUDA PARA SANAR • Guardarse de la continua sospecha, limpiar el corazón para ver bien. • No querer ver segundas intenciones en todo lo que hacen o dicen los demás. • No hurgar en heridas antiguas, resucitando viejos recuerdos. • Ser leal y hacer una crítica sana, dialogar con el interesado.
¿PARA QUÉ PERDONAR? BENEFICIOS DEL PERDÓN
BENEFICIOS DEL PERDÓN • El perdón es algo que puedes poner en práctica inmediatamente, aún cuando todavía no te sientas con ánimo para perdonar a ciertas personas. Además se obtienen abundantes beneficios. • Los seres humanos no podemos vivir sin perdonarnos; mientras entremos en relación con otros estamos expuestos a ofendernos, por lo tanto, necesitamos perdonar y ser perdonados. • Nadie es tan santo que no tenga que pedir perdón, ni tan ofendido que no pueda ofrecerlo. • Cuando perdonamos nuestro corazón se engrandece. • Cuando somos perdonados nuestra vida se llena de felicidad.
BENEFICIOS DEL PERDÓN Los estudios, afirma Fred Luskin, indican: • Las personas que perdonan tienen menos problemas de salud • Perdonar reduce el estrés. • No perdonar puede ser más importante como factor de enfermedades cardiacas que la misma enemistad. • Las personas que culpan a otras de sus problemas se enferman más, por ejemplo del corazón o de cáncer. • Quienes piensan en no perdonar, muestran cambios negativos de la presión arterial, la tensión muscular y las respuestas inmunológicas. • Las personas que se imaginan perdonando a su ofensor sienten mejoría inmediata en su sistema cardiovascular y nervioso.
EL PERDÓN SANA • El que perdona halla por fin la paz. • Se terminan los corajes, la úlcera, la boca amarga, los pleitos, el sentirse muy incómodo cada vez que ve a esa `persona. • Se acaba la rigidez, el voltearse a otra parte, el cambiarse a otra acera, o el aguantarse para no reírse de sus chistes para no mostrar ninguna benevolencia, para no ceder. • ¿Has experimentado alguna vez alivio de reconciliarte con alguien? ¿cómo se te quita un peso de encima? ¿Qué sentido tiene entonces seguir albergando rencores que al primero que lastiman es a ti?
EL PERDÓN LIBERA • El rencor te ata a una situación, a un momento o persona determinada. No te permite avanzar. Te tiene recordando todo aquello, reviviéndolo, viviendo del pasado. • El perdón te libera, te desatora, te permite avanzar.
EL PERDÓN LIBERA A QUIEN TE LASTIMÓ • Cuando alguien nos hace algún mal, inmediatamente lo etiquetamos como una persona que acostumbra hacer ese tipo de cosas. Lo archivamos en nuestra mente con esa etiqueta y cerramos el cajón. Convertimos al otro en nuestro prisionero. No le concedemos la posibilidad de cambiar. Buen dice el dicho: “al que mata un perro, le llaman mataperrros”. • Pero las personas cambian. Se arrepienten, Se transforman. Pueden un día ser distintas y lograrlo. • Perdonar a alguien es otorgar la confianza que el otro necesita para superarse, para empezar a ser la otra persona que querría ser. • Tu perdón permite que las buenas intenciones de los demás fructifiquen.
TU PERDÓN RESCATA AL OTRO • Le da una nueva oportunidad. • Cuando dos personas que se han golpeado en la calle llegan ante la autoridad, la pregunta clásica es. ¿quién empezó? Pues bien, en el caso del resentimiento, la pregunta a plantear sería: ¿quién quiere terminar? ¿quién quiere terminar de odiar? ¿quién quiere terminar de sospechar del otro? ¿quién quiere cesar el fuego y permitir –y permitirse- una tregua por fin?