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Historia del BOLERO. Trío Matamoros (Cuba) Fundado en 1925. Trío Los Panchos (México) Fundado en 1944. Trío Calaveras (México) Fundado en 1937. Trío Borinquen (Puertorrico) Fundado en 1925. Aquellos ojos verdes. Historia del Bolero 1ª parte De fines del siglo XIX hasta 1940.
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Historia del BOLERO Trío Matamoros (Cuba) Fundado en 1925 Trío Los Panchos (México) Fundado en 1944 Trío Calaveras (México) Fundado en 1937 Trío Borinquen (Puertorrico) Fundado en 1925 Aquellos ojos verdes
Historia del Bolero 1ª parte De fines del siglo XIX hasta 1940
Origen y Permanencia a través del tiempo El bolero es un género musical que tuvo sus orígenes en Cuba a fines del siglo XIX, después fue llevado a Puerto Rico por trovadores cubanos y músicos puertorriqueños que visitaban Cuba a principios del siglo XX y en esa época también es llevado a la península de Yucatán y de ahí se introduce a todo México. El bolero surgió luego de un largo proceso cultural, tanto en lo musical como en lo rítmico, lo literario y lo interpretativo, a través de sucesivas generaciones de músicos de pueblo, en un proceso colectivo, ancestral y tradicional. El género es identificable por algunos elementos rítmicos y nuevas formas de composición que aparecieron en el quehacer musical en la isla de Cuba durante el siglo XIX, en donde se desarrolla con una célula rítmica y melódica, en compás de 4/4. El bolero es el sobreviviente musical de un movimiento que desapareció del mundo occidental hace más de 150 años: el romanticismo, que tuvo su apogeo en Francia, entre 1830 y 1843 con las poesías de Víctor Hugo y las novelas de Gautier, Musset y Dumas. Es un caso único de permanencia a través del tiempo, tardó todo el Siglo XIX y 30 años del XX en configurarse. Y desde entonces ha logrado superar los embates de la balada, el pop, el rock, la cumbia, la salsa y otros ritmos. Esto hace del bolero un sujeto con historia. Muchos sistemas políticos, económicos, militares han pasado y desaparecido en Latinoamérica, pero el bolero sigue vigente.
Influencias musicales que formaron el crisol de la música Cubana El aporte de África y de comunidades autóctonas del Caribe, se expresa con variados instrumentos de percusión, con cantos y danzas festivas y lúdicas que tienen vinculación con la tradición religiosa que servía para mantener la memoria histórica de sus lugares de origen. Con la revolución haitiana de 1791, un número importante de colonos franceses son expulsados de esa Isla y emigraron a New Orleáns y Santiago de Cuba, llevándose sus esclavos así como una cultura mestiza que colisionó con la cultura afro-española que se venía gestando en Cuba. Cuba, fue el territorio que acrisoló esas influencias, sintetizando ritmos y músicas con sabores autóctonos, particularmente el danzón, la habanera, la contradanza, la danza criolla, también la guajira y la clave, amén de la litúrgica afrocubana. Por su parte, Republica Dominicana aporta el cinquillo, fundamental para el desarrollo del bolero. Maria del Carmen de la Peza, dice que “según los historiadores el bolero, ritmo para bailar y canción lírica, es la resultante de la combinación de la danza y la contradanza de origen europeo y de la música antillana caribeña proveniente de Cuba”. En el siglo XIX, La trova fue un fenómeno que fue creciendo en la isla, eran modestos cantadores que le cantaban a sus amadas y vertían su sensibilidad con una guitarra y bellas letras que eran acompañadas por una hermosa melodía, pero se ganaban la vida en otros quehaceres: albañiles, vendedores de tabaco o diseñadores de ropa, sastres.
El Primer Bolero La mayoría de los historiadores del bolero coinciden en señalar que fue 1883 el año en que se dio inicio al género actual en todo el Caribe y Latinoamérica. Y dignamente fue un sastre, José “Pepe” Sánchez, mulato de contextura espigada, quien fue el compositor y creador del primer bolero, titulado “Tristezas”. Sin embargo, para ser fiel al sentido de la historia como acción de grupos y no solo de individualidades, hay que señalar que Sánchez “pentagramó” el primer bolero, porque el movimiento de la vieja trova tuvo anclajes en un conjunto de músicos autodidactas como Alberto Villalón, Sindo Garay, Manuel Corona, Eulalio y Manuel Limonta, Nicolás Camacho, Rosendo Ruiz, Emiliano Blez, Patricio Ballagas, Rafael Gómez, Vicente González Rubiera (Guyún), Oscar Hernández y que con otros, fueron responsables del nacimiento del bolero, cantando su música en serenatas, peñas trovadorescas, circos, coros y teatros. El Bolero y el movimiento Modernista El bolero latinoamericano se empieza a construir, junto con la literatura modernista de la época, fundado en un conjunto de explicaciones que usan conceptos paradigmáticos tales como el exotismo, con jardines exuberantes, lugares paradisíacos, paisajes de hermosura sin igual, cisnes y princesas, dioses y reinas, el preciosismo, piedras finas, perfumes, metales preciosos, grandeza sin límites, el detalle único, la ternura, la sensibilidad y lo sublime, y también se incorporan al discurso conceptos como el desencanto, la soledad, la infidelidad y los celos. Tristezas
Por medio del modernismo, lo simple se transforma en complejo y el bolero se eleva por sobre la cotidianidad de la vida. En los primeros años del bolero, los compositores se auxiliaban de los poetas modernistas como Rubén Darío, Pedro Mata, Andrés Eloy Blanco, Amado Nervo, Manuel Gutiérrez Nájera, José Asunción Silva, José Martí, Ramón López Velarde, Baldomero Fernández Moreno, Carlos Pezoa Véliz, Abraham Valdelomar. En el caso de las mujeres, servían de inspiración los poemas de la argentina Alfonsina Storni, la chilena Gabriela Mistral, las uruguayas Delmira Agustini, Eugenia Vaz Ferreira y Juana de Ibarbourou, la boliviana Adela Zamudio, la española Concha Méndez y la portorriqueña Julieta de Burgos, entre otras. Consolidación del Bolero (1890 – 1920) Las décadas que transcurren entre 1890 y 1920 son importantes en la producción de boleros, sin embargo, es una etapa en que el bolero aún no consolida su identidad como género musical, transitando por un período de formación y desarrollo, mezclándose la lírica española de la zarzuela con los nacientes boleros. Los boleros de estas décadas, y en consonancia con el modernismo, le cantaban a una mujer perfecta, pura, sin errores ni debilidades, en definitiva, era el período del culto al amor como religión y la amada como un Dios.
También es en estas décadas, aprovechará que desde el oriente de Cuba emerge la nueva cadencia del son y que combinado con el bolero facilitará que durante la década del 20 se popularicen los Tríos, como el famoso Trío Matamoros, reconocido por su bolero-son “Lágrimas Negras”. Hacia finales de la década de 1920 ocurre un fenómeno importante: el piano, que hasta ese momento era de uso casi exclusivo de las clases cultas y de las elites académicas, se integra con fuerza a la musicalidad bolerística, dándole otros matices y sonoridades, y aumentando su popularidad. Vendrá luego el auge de sextetos y septetos, recordemos a Benny Moré y su Banda Gigante y la impronta, a partir de 1927, de la Sonora Matancera. En definitiva, la combinación de son y bolero constituirá el paradigma musical de este periodo. La llegada del Bolero a México Entre los años 1908 y 1910 el bolero cubano llega a México a través de la península de Yucatán. El primer bolero compuesto en estas tierras es “Presentimiento” (1913) el cual lleva versos de Emilio Pacheco Ojeda y versos del Poeta Español Pedro Mata y que fuera grabado en Nueva York en la voz del trovador y compositor yucateco Guty Cárdenas. Fue Guty Cárdenas el vehículo ideal que habría de dar presencia y brillantez al bolero en México. Sus boleros “Para olvidarte”, “Quisiera”, “Pasión” “Si yo pudiera”, “A qué negar”, “Aléjate” y “Fondo azul” se convierten en grandes éxitos en su voz y su guitarra.
Agustín Lara que en esos años trabajaba como pianista en burdeles y aún no gozaba del prestigio que le acompañó posteriormente se vio seriamente impresionado con este ritmo tan magistralmente interpretado por Guty y no tardó en emularlo, escribiendo canciones que llegarían a ser clásicos en el Cancionero de México como “Rosa”, “Como dos puñales”, “Gota de amor”, “Sólo tú”, “Cabellera negra”, y su más grande éxito: “Mujer”. Agustín Lara además, iniciará un ciclo temático donde la mujer cambiará de rol, apareciendo con nombre específico y con todas las debilidades y errores de los seres humanos, aparecerá en escena la mujer de cabaret. Los nuevos boleros compuestos por este autor tendrán una dureza que hasta ese momento no se conocía, y se harán famosos boleros como “Pervertida”, “Mujercita”, “Cada noche un amor”, “Aventurera”, “Escarcha”. Agustín Lara pondrá en la agenda musical latinoamericana a la mujer que engaña, que incita, que promueve el dolor y el sufrimiento. Aunque también seguirá componiendo otros boleros que mantienen la tradición del amor ideal y el culto a la mujer divina. Un hecho trascendente para la difusión del bolero se dio en 1926 cuando el tenor italiano Tito Schipa, entonces en la cima de la fama, grabó una serie de temas latinoamericanos en español, entre los cuales incluyó el bolero “Quiéreme mucho” compuesto en 1917 por Gonzalo Roig, así como el bolero-danza del mexicano Alfonso Esparza Oteo, “Un viejo amor”. Lágrimas Negras
Expansión geográfica del Bolero La dinámica musical del bolero se expande geográficamente por todo el territorio caribeño y como ya se mencionó se introduce a México, a través de la península de Yucatán El bolero es llevado a Puerto Rico por trovadores cubanos y músicos puertorriqueños que visitaban Cuba a comienzos del siglo XX. En el transcurso de las dos primeras décadas del siglo XX, el bolero iniciará un etapa de masificación hacia otros países centroamericanos y del caribe como Jamaica, Republica Dominicana, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, llegando incluso hasta Venezuela, Ecuador y Colombia. La expansión estará influida por dos factores: en primer lugar, la naciente comercialización del gramófono y el micrófono permitirá escuchar en cualquier momento y lugar los boleros más requeridos En segundo lugar, porque los circos y carpas trashumantes que recorrían ciudades y comunidades campesinas mostraban el trabajo de payasos, malabaristas, magos, domadores, enanos o mujeres con bigotes, y entre los actos de sus presentaciones permitían que ingresaran cantantes o grupos a interpretar boleros, sones, guarachas o claves. También era común escuchar boleros en el inicio de las películas o en el intermedio de éstas.
El Bolero de 1920 a 1940 El periodo de 1920 a 1940 se caracteriza por la combinación de factores positivos y negativos para el bolero, unos potenciando la difusión y crecimiento de esta música, otros contribuyendo a la declinación de este género. Por una parte, entre los años 1920 y 1930, en América Latina habrá un potente desarrollo de la radio como sistema de comunicación y la aparición de grandes y potentes cadenas de emisoras. Esta industria facilitará que el bolero sea escuchado en muchos países y que Cuba, México y Puerto Rico adquieran notoriedad musical a nivel continental. En definitiva, el radio, los discos, el cine, más los salones de bailes, burdeles, festivales y shows estarán marcados por los afectos y amores que trasmite la bolerística. El bolero también consolidará su identidad por el aumento de la comercialización de la música cubana y caribeña en general, “ofertando una gran variedad de ritmos asociados al bolero y las canciones tendrán nuevos y más amplios acordes, mayor riqueza de matices, más nutridos, con mejores textos y letras con más profundidad y calidad”. Por otra parte y aunque parezca contradictorio, en estas décadas habrá un relativo decaimiento del bolero. La influencia del ritmo del son acaparará la atención de grandes segmentos de población caribeña, particularmente con sus ritmos más bailables e interpretados por sextetos, septetos y/o grandes orquestas. Flores Negras
También será en los años 30’s y 40’s que surgirán con fuerza, desde México, un grupo de compositores e intérpretes de primera línea que en muchos casos tenían formación académica, será el caso de MariaGrever, Lorenzo Barcelata, Ignacio Fernández Esperón, Ricardo Palmerín, Pepe Domínguez, Ricardo López Méndez, José Antonio Zorrilla Martínez, Alfonso Esparza Oteo, Gonzalo Curiel y Consuelo Velázquez entre otros. En el bolero mexicano prima el lirismo literario y la riqueza melódica, con intérpretes y cantantes que exhiben amplitud de registros y variabilidad en las voces, de hecho, este país muestra una amplia gama de boleros: románticos, rancheros, de tríos, yucatecos, etc. También fue la época de las grandes orquestas como “El Escuadrón del ritmo” de Gonzalo Curiel, la orquesta de Luis Arcaraz, también serán importantes las de Rafael de la Paz, José Sabré Marroquín, Pablo Beltrán Ruiz y Mario Ruiz Armengol. En estas décadas el bolero tendrá que competir con la popularidad de ritmos americanos más bailables, será el caso del Charlestón y el Fox-Trot, y también se escuchará una música muy vinculada al bolero como es el Jazz, con una clara influencia afro-americana. Así como La Habana era el centro musical del bolero, New Orleáns era el centro de jazz. Finalmente, los hechos de la primera guerra mundial y la depresión de 1929, impactaron negativamente las economías del Caribe y Latinoamérica, aislándolas de la dinámica del comercio mundial e interrumpiendo el proceso de crecimiento y difusión comercial de la música latinoamericana.
Los más importantes compositores Cubanos y sus canciones más famosas.
Los Más Populares Boleros y Canciones Cubanas – 1ª Parte Quiéreme Mucho Helmut Lotti Aquellos ojos verdes Plácido Domingo Lágrimas Negras Óscar Chávez Flores Negras Fernando de la Mora Nosotros Eydie Gormé y Los Panchos Toda una vida Víctor Yturbe Inolvidable Luis Miguel La última noche José Feliciano
F I N Referencias: http://www.trovadores-yucatecos.com/Bolero.html http://www.revistacienciasociales.cl/archivos/revista19/pdf/rcs19_6.pdf AVM 07.07.2013