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Unidad 8: La Creación. Teología I. Naturaleza de la creación. En el lenguaje coloquial se utiliza la palabra creación con frecuencia con un sentido amplio que designa lo que habría que llamar con mayor propiedad “producción” o “transformación”.
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Unidad 8: La Creación Teología I
Naturaleza de la creación • En el lenguaje coloquial se utiliza la palabra creación con frecuencia con un sentido amplio que designa lo que habría que llamar con mayor propiedad “producción” o “transformación”. • Hablando con precisión, crear es producir una cosa de la nada (ex nihilo), y no a partir de algo preexistente.
Naturaleza de la creación • El Antiguo Testamento, para designar la acción creadora, usa el término bará, término que se predica solamente de Dios. • El término hace referencia a la omnipotencia de Dios. No es exclusivo para la creación: designa una acción de Dios que se caracteriza por su radical novedad y lo extraordinario de su resultado. • También manifiesta la libertad incondicionada del obrar divino. • Esta omnipotencia de Dios, no es meramente extrínseca ya que las cosas no pueden existir sin Dios. Dios es el creador de todo lo que existe fuera de Él.
Doctrinas sobre la creación • El origen del mundo • “La cuestión sobre los orígenes del mundo y del hombre es objeto de numerosas investigaciones científicas que han enriquecido magníficamente nuestros conocimientos sobre la edad y las dimensiones del cosmos, el devenir de las formas vivientes, la aparición del hombre. Estos descubrimientos nos invitan a admirar más la grandeza del Creador, a darle gracias por todas sus obras y por la inteligencia y la sabiduría que da a los sabios e investigadores”. (Cat 283)
Doctrinas sobre la creación • Motivos de interés • “El gran interés que despiertan estas investigaciones está fuertemente estimulado por una cuestión de otro orden, y que supera el dominio propio de las ciencias naturales. No se trata sólo de saber cuándo y cómo ha surgido materialmente el cosmos, ni cuándo apareció el hombre, sino más bien de descubrir cuál es el sentido de tal origen: si está gobernado por el azar, un destino ciego, una necesidad anónima, o bien por un Ser trascendente, inteligente y bueno, llamado Dios. Y si el mundo procede de la sabiduría y de la bondad de Dios, ¿por qué‚ existe el mal?, ¿de dónde viene?, ¿quién es responsable de él?, ¿dónde está la posibilidad de liberarse del mal?” (Cat 284)
Doctrinas sobre la creación • Desde sus comienzos, la fe cristiana se ha visto confrontada a respuestas distintas de las suyas sobre la cuestión de los orígenes. • En las religiones y culturas antiguas encontramos numerosos mitos referentes a los orígenes. • Algunos filósofos han dicho que todo es Dios, que el mundo es Dios, o que el devenir del mundo es el devenir de Dios (panteísmo). • Otros han dicho que el mundo es una emanación necesaria de Dios, que brota de esta fuente y retorna a ella; otros han afirmado incluso la existencia de dos principios eternos, el Bien y el Mal, la Luz y las Tinieblas, en lucha permanente (dualismo, maniqueísmo)
Doctrinas sobre la creación • Para algunos el mundo (al menos el mundo material) sería malo, producto de una caída, y por tanto que se ha de rechazar y superar (gnosis). • Otros admiten que el mundo ha sido hecho por Dios, pero a la manera de un relojero que, una vez hecho, lo habría abandonado a él mismo (deísmo). • Otros, finalmente, no aceptan ningún origen trascendente del mundo, sino que ven en él el puro juego de una materia que ha existido siempre (materialismo). • Todas estas tentativas dan testimonio de la permanencia y de la universalidad de la cuestión de los orígenes.
El origen del mundo • El catolicismo (y con él el cristianismo en general y gran parte del judaísmo), toma su doctrina de los dos primeros capítulos del Génesis. • Estos capítulos han recibido una cuidada y precisa interpretación magisterial, dada la importancia del tema, aunque quedan muchos puntos opinables, dejados a la libre discusión.
El origen del mundo • “Entre todas las palabras de la Sagrada Escritura sobre la creación, los tres primeros capítulos del Génesis ocupan un lugar único. Desde el punto de vista literario, estos textos pueden tener diversas fuentes. • “Los autores inspirados los han colocado al comienzo de la Escritura de suerte que expresan, en su lenguaje solemne, las verdades de la creación, de su origen y de su fin en Dios, de su orden y de su bondad, de la vocación del hombre, finalmente, del drama del pecado y de la esperanza de la salvación. • “Leídas a la luz de Cristo, en la unidad de la Sagrada Escritura y en la Tradición viva de la Iglesia, estas palabras siguen siendo la fuente principal para la catequesis de los Misterios del ‘comienzo’: creación, caída, promesa de la salvación”. (Cat 289)
El origen del mundo • Los puntos centrales de la interpretación del católica de los primeros capítulos del Génesis son: • Los tres primeros capítulos del Génesis contienen relatos de sucesos reales, no de mitos, ni son tampoco meras alegorías. • Cuando se trata de hechos que atañen a los fundamentos de la religión cristiana, hay que seguir el sentido literal e histórico. En el caso del Génesis, hay que reconocer los siguientes hechos: creación de todas las cosas por Dios y creación especial del hombre. • No es necesario entender en sentido propio todas las palabras o frases. • No hay que entender las palabras en sentido rigurosamente científico. • La palabra “día” puede tomarse como expresión de un período de tiempo más largo. • No puede negarse la historicidad en la Biblia, pero no hay historia en el sentido moderno.
El origen del mundo • En lo que se refiere al evolucionismo, dice la Humani Generis: • “El Magisterio de la Iglesia no prohíbe que, según el estado actual de las ciencias humanas y de la sagrada teología, se trate en las investigaciones y disputas de los entendidos en uno y otro campo, de la doctrina del 'evolucionismo', en cuanto busca el origen del cuerpo humano en una materia viva y preexistente -pues las almas nos manda la fe católica sostener que son creadas inmediatamente por Dios-; pero de manera que con la debida gravedad, moderación y templanza se sopesen y examinen las razones de una y otra opinión, es decir, de los que admiten y los que niegan la evolución, y con tal de que todos estén dispuestos a obedecer al juicio de la Iglesia, a quien Cristo encomendó el cargo de interpretar auténticamente las Sagradas Escrituras y defender los dogmas de la fe”.
Finalidad y origen de la creación • En el Antiguo Testamento, la finalidad de la creación no es tanto la construcción de un camino que conduzca hacia El, como su automanifestación. • No interesa primordialmente el mismo hecho y naturaleza de la creación, como los “gestos y hechos”, las “maravillas de Dios”. • El Concilio Vaticano I resume esta doctrina diciendo: • “En su bondad y por su fuerza todopoderosa, no para aumentar su bienaventuranza, ni para adquirir su perfección, sino para manifestarla por los bienes que otorga a sus criaturas, el solo verdadero Dios, en su libérrimo designio, en el comienzo del tiempo, creó de la nada a la vez una y otra criatura, la espiritual y la corporal”. • “El mundo ha sido creado para la gloria de Dios”. • Nótese que el concilio habla de “libérrimo designio”. La creación no es un hecho necesario, sino contingente, es decir que Dios podría no haber creado.
Misterio de la creación • La creación es de la nada. • Cuando Dios crea produce El, totalmente, el ser del efecto; es decir, crea ex nihilo (de la nada). No hay medio, ni mediador, ni emanación. Es una manifestación de su omnipotencia. • La creación entendida como “creación de la nada”, ya fue tratado por los filósofos antiguos sin dificultad, y está relacionada con el mismo tema de la existencia de Dios. • Sin embargo, por la importancia del tema, Dios revela al hombre el hecho de la creación. • De esta verdad se derivan muchos otros principios importantes como el principio de finalidad, es decir, que el cosmos no se mueve sólo empujado por el pasado según la ley del azar, sino que hay un fin y un orden en su misma entraña, y en todos los entes creados.
Misterio de la creación • La Creación “en el inicio del tiempo”. • Lo que de ningún modo es deducible por la razón, es que el mundo tenga un principio temporal. • Es una verdad que está relacionada inmediatamente con la trascendencia de Dios. • Un Dios que crea también el tiempo y la materia, que no necesita del cosmos, no puede ser un Dios inmanente; es necesariamente trascendente al mundo. • La Biblia comienza diciendo: En el principio creó Dios los cielos y la tierra (Gen 1,1). La expresión “en el principio” indica un inicio temporal, y así fue entendido siempre por judíos y cristianos. • Por esta razón, la Iglesia ha considerado errónea la afirmación de que el mundo fuese eterno y ha definido expresamente que Dios creó “desde el principio del tiempo”.
Misterio de la creación • Dios crea un mundo ordenado y bueno. • Se deduce de lo dicho hasta aquí que Si Dios es tascendente, y el mundo sale, todo él, de sus manos, producto de su sabiduría y bondad, para manifestar su gloria, el mundo es necesariamente bueno. Dios no crea el mal, ni nada malo. • Pero, además, es un tema constante en la Escritura y está explícitamente revelado: • ...que no fue Dios quien hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de los vivientes; Él todo lo creó para que subsistiera, las criaturas del mundo son saludables, no hay en ellas veneno de muerte ni imperio del Hades sobre la tierra, porque la justicia es inmortal. Pero los impíos con las manos y las palabras llaman a la muerte; teniéndola por amiga, se desviven por ella, y con ella conciertan un pacto, pues bien merecen que les tenga por suyos. (Sb 1,13-16) • Porque Dios creó al hombre para la incorruptibilidad, le hizo imagen de su misma naturaleza; mas por envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y la experimentan los que le pertenecen (Sb 2,23-24).
La providencia divina • “La creación tiene su bondad y su perfección propias, pero no salió plenamente acabada de las manos del Creador. Fue creada en ‘estado de vía’ (in statu viae) hacia una perfección última todavía por alcanzar, a la que Dios la destinó. Llamamos divina providencia a las disposiciones por las que Dios conduce la obra de su creación hacia esta perfección”. (Cat 302)
La providencia divina • La providencia es el plan que Dios tiene sobre las criaturas, según el cual ordena cada una de ellas al fin que le ha adjudicado. • Jesús, en el sermón de la montaña, enseña que la providencia divina es concreta e inmediata, es decir, que alcanza hasta las criaturas más insignificantes (Mt 7,25 ss) • En base a esto, San Pedro nos anima a la confianza en Dios: • Arrojad todas vuestras preocupaciones en el Señor, pues Él se preocupa por tod os (1Pe 5,7).
La providencia divina • Esto no quita la autonomía propia de la causalidad de las criaturas, según su propia naturaleza: • “Dios es el Señor soberano de su designio. Pero para su realización se sirve también del concurso de las criaturas. Esto no es un signo de debilidad, sino de la grandeza y bondad de Dios Todopoderoso. Porque Dios no da solamente a sus criaturas la existencia, les da también la dignidad de actuar por sí mismas, de ser causas y principios unas de otras y de cooperar así a la realización de su designio”. (Cat 306) • La palabra “concurso” alude a la causalidad simultánea y ordenada de Dios y las criaturas. • En todo acontecimiento, la causalidad divina y la de la criatura concurren, pero no mitad y mitad, sino en un orden diferente. • Dios dirige la causación de las criaturas según la naturaleza propia de cada una de ellas.
La providencia divina • Como consecuencia, la postura de la fe es muy distinta de dos extremos: • El fatalismo tan propio del espíritu pagano griego, que piensa en la existencia de un destino ciego, de un “hado”, o del “sino”. • La consideración del azar o de la casualidad como causa última de todo acontecer. • Este modo de pensar está presente en parte del cientificismo moderno. Se puede hablar de un azar relativo desde el punto de vista de las causas inferiores, pero no desde el punto de vista de la providencia divina.
La providencia divina • Sólo queda añadir que: • “Creemos firmemente que Dios es el Señor del mundo y de la historia. Pero los caminos de su providencia nos son con frecuencia desconocidos. Sólo al final, cuando tenga fin nuestro conocimiento parcial, cuando veamos a Dios cara a cara (1Co 13, 12), nos serán plenamente conocidos los caminos por los cuales, incluso a través de los dramas del mal y del pecado, Dios habrá conducido su creación hasta el reposo de ese Sabbat (cfr. Gen 2, 2) definitivo, en vista del cual creó el cielo y la tierra”. (Cat 314)