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LUCAS 7: 30 – 35. LA INCREDULIDAD DE LA RAZA HUMANA. 1- ¿Cuál era el parecido que existía entre los niños que jugaban y los fariseos contemporáneos de Jesús?. 2- ¿Cuáles son las excusas de la gente que no quiere nada con Dios?.
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LUCAS 7: 30 – 35 LA INCREDULIDAD DE LA RAZA HUMANA
1- ¿Cuál era el parecido que existía entre los niños que jugaban y los fariseos contemporáneos de Jesús?
2- ¿Cuáles son las excusas de la gente que no quiere nada con Dios?
3- ¿Me excuso en la actitud de los demás para no entrar en el juego de Dios?
Zacarías 8: 5 “Y las calles de la ciudad estarán llenas de muchachos y muchachas que jugaran en ellas”.
I- (V. 31 – 32) EL CONTEXTO DE LA PARABOLA
Tenían lo que se llama espíritu de contradicción; esa forma de ser, ese carácter inclinado siempre a contradecir la opinión de los demás.
II- (V. 33 – 34) EL SIGNIFICADO DE LA PARABOLA
Jesús les esta diciendo a los fariseos, a los interpretes de la ley y, en general, a los judíos de su tiempo:
“Son como niños caprichosos y aguafiestas, porque vino Juan el bautista, que no comía pan ni bebía vino, y expresan:
Demonio tiene. Vino el Hijo del Hombre que come y bebe, y decís: Este es un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y pecadores.”
Al ascetismo de Juan lo llamaban locura y a la sociabilidad de Jesús, amoralidad.
El juego infantil le sirve al Señor para describir como era la vida de sus compatriotas.
• Una mezcla de alegrías y tristezas. • Una combinación de comedia y tragedia.
Pero el principal mensaje es que no habían aprendido a vivir.
• Con su reacción arbitraria e intolerante no supieron aprovechar la hora decisiva.
• Y es que cuando no se quiere oír siempre se encuentran pretextos y excusas.
• Se acusa a los mensajeros, a los métodos o a Dios mismo, antes que reconocer la propia culpabilidad.
A. ¿Cuál era el parecido que existía entre los niños que jugaban y los fariseos contemporáneos de Jesús?
B. ¿Cuál es el parecido de esos niños caprichosos, aguafiestas, con un espíritu de contradicción y los hombres de la sociedad postmoderna?
C. ¿Me excuso en la actitud de los demás para no entrar en el juego de Dios?
D. ¿Cuáles son las excusas de la gente que no quiere nada con Dios?
1. El mal ejemplo de cómo vivían los demás Fíjate en Cristo, enfócalo a él y desenfoca todo lo demás
Malaquías 3: 10 “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.”
4. La gente no busca a Dios por desconfianza política debido a que en años anteriores la iglesia fue utilizada según un informe, para detener los movimientos de izquierda.
Hebreos 13: 7 y 17 “(7) Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe.
Hebreos 13: 7 y 17 (17) Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.”
6. Se ha prejuzgado a partir del mal comportamiento histórico de la iglesia católica, no se le ha dado la oportunidad a la iglesia evangélica de demostrar que es diferente.
Eclesiastés 3: 1 – 9 “1- Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.
Eclesiastés 3: 1 – 9 (2) Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;
Eclesiastés 3: 1 – 9 (3) tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar;
Eclesiastés 3: 1 – 9 (4) tiempo de llorar, y tiempo de reir; tiempo de endechar, y tiempo de bailar;
Eclesiastés 3: 1 – 9 (5) tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar;
Eclesiastés 3: 1 – 9 (6) tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar;
Eclesiastés 3: 1 – 9 (7) tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar;
Eclesiastés 3: 1 – 9 (8) tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.
Eclesiastés 3: 1 – 9 (9) ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?”