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“Noches del oeste”

“Noches del oeste”. 92 segs. (Alejandro Fernández). Miguel-A.

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“Noches del oeste”

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Presentation Transcript


  1. “Noches del oeste” 92 segs. (Alejandro Fernández) Miguel-A.

  2. Este cuento humorístico sirve para reflexionar acerca de las posibilidades del éxito. En determinados casos, las empresas aparentemente fáciles y demasiado exitosas suelen generar tantos problemas como las que llevan gran cantidad de esfuerzo para conseguir un pequeño logro, paso a paso. Digamos que “nadie da duros a 18 reales. Pero, mejor, veamos un ejemplo en esta historia de humor:

  3. Es sabido que durante la conquista del lejano Oeste, el ejército norteamericano llegó a contratar "cazadores de indios" como una forma de "limpieza" de vastos territorios para colonos. Quienes se apuntaban como “cazadores de indios”, recibían una licencia, y luego, trayendo cabezas que demostraran el total de "piezas cobradas“, el ejército les liquidaba su "comisión". Por un mismo estilo, recuerdo que, en mi niñez, los gestores del coto de caza nos pagaban 5 pesetas por pata de urraca (picaza). Trepar 10 metros a la copa de un chopo hasta un nido de urraca, podía suponerte una caída, pero también un botín de 10 duros... si “despatabas” salvajemente 5 crías.

  4. Bien, la historia a relatar aquí es que Fredrik Stuard y John Dospasos se apuntaron para el servicio de cazadores de indios en el Oeste Americano. Y, una vez conseguida la licencia, salieron de cacería. Fredrik no se caracterizaba precisamente por su buen nivel de inteligencia. Aquella noche, en charla bucólica, en medio del campo y mientras alrededor de la hoguera apuraban su café, John elucubró acerca de sus oportunidades:

  5. - Mira, Fredrik, por cada cabeza que llevemos al ejército, nos pagarán diez dólares. Si logramos cazar 10 o 20 indios en esta semana, a la próxima podremos ir al Salón de Sally para gastar nuestros 100 dólares en mujeres, alcohol y poker. - ¿Yo también? -preguntó Fredrik con una estúpida sonrisa en su rostro. - Por supuesto, Fredrik. Por cada 5 dólares que me toquen a mí, ¡uno es tuyo! -dijo John aprovechándose de la ingenuidad de su amigo-. Pero eso sólo vale para los indios que tú encuentres antes que yo -abusó John todavía más.

  6. - ¡Un dólar para mí cada cinco tuyos en los indios que yo encuentre! ¡Gracias, John! Te juro que me esforzaré todo lo que pueda para hallar indios -dijo el pobre Fredrik a su "generoso" amigo. Acabaron el café, apagaron la fogata, y se acostaron a dormir.

  7. Con las primeras luces del alba, John se sintió zarandeado por su amigo Fredrik entre intensos ruidos de gritos de indios y trotes y relinchos de caballos. - ¡John, despierta, John! -explicó Fredrik mientras zarandeaba a su amigo para despertarlo-. ¡¡Somos ricos, somos ricos!! Acuérdate de lo que me prometiste: darme un dólar cada cinco tuyos por cada indio que encontrara antes que tú. ¡Mira todos los indios que he conseguido!.

  8. Por cierto, lo último que John vio en su vida fue a los enfurecidos y feroces 5.614 indios de la tribu Japowecks que habían perseguido a Fredrik durante toda la noche hasta el campamento, después de que éste violara a la esposa del Jefe para conseguir su propósito de llevarlos ante su amigo.

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