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Índice

Índice. Requisitos para ser generación Autores. Lorca, Salinas y Alberti. Requisitos de generación. Amistad Actividades culturales comunes Fechas de nacimiento cercanas Heterogeneidad estilística Evolución similar Influjo de las vanguardias Guía espiritual: JRJ . 1. Amistad.

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  1. Índice • Requisitos para ser generación • Autores Lorca, Salinas y Alberti

  2. Requisitos de generación • Amistad • Actividades culturales comunes • Fechas de nacimiento cercanas • Heterogeneidad estilística • Evolución similar • Influjo de las vanguardias • Guía espiritual: JRJ.

  3. 1. Amistad • Residencia de estudiantes Reunión de la Orden de Toledo en la Venta del Aire. De izquierda a derecha, José Bello, José Moreno Villa , Luis Buñuel, José María Hinojosa (sentado), María Luisa González y Salvador Dalí. Salvador Dalí, José Moreno Villa, Luis Buñuel, Federico García Lorca y José Antonio Rubio Sacristán

  4. 2. Actividades culturales juntos • Revista Litoral • Revista Carmen • Revista Lola • Ateneo de Sevilla: Homenaje a Góngora • Ignacio Sánchez Mejías • 1627-1927 • Blasco Garzón y Romero Martínez, del Ateneo. Alberti, Lorca, Juan Chabás, Becarisse, Jorge Guillén, Bergamín, Dámaso Alonso y Gerardo Diego en la Real Sociedad Económica de amigos del País, cedido al Ateneo de Sevilla como homenaje a Góngora, organizado por Ignacio Sánchez Mejías, torero y escritor.

  5. Todo tipo de actividades El perro andaluz, de Luis Buñuel • Cine • Pintura • Poesía • Ensayo • Teatro… La Barraca, compañía de teatro universitario dirigida por Lorca

  6. 3. Fechas de nacimiento cercanas (1905-1999)

  7. 4. Heterogeneidad estilística, pero con ciertos elementos comunes. Metáfora de la vida

  8. 5. Evolución similar c)Guerra: dispersión

  9. 6. Influjo de las vanguardias • Ultraísmo (más allá): • suma de todas las vanguardias europeas • Guillermo de la Torre, Gerardo Diego • Creacionismo: Vicente Huidobro “Poetas, no reflejéis una rosa, hacedla florecer en el poema” - “los ismos se infiltraban por todas partes, se sucedían en oleadas súbitas, como temblores sísmicos, siendo más que difícil el resultar del todo ileso en su incesante flujo y reflujo” (Rafael Alberti en su obra en prosa: La arboleda perdida, autobiografía)

  10. 7. Guía espiritual JRJ. Pedro Salinas, JRJ y Jorge Guillén

  11. Pedro Salinas (1892-1951)

  12. 35 BUJÍAS Sí, cuando quiera yola soltaré. Está presa aquí arriba, invisible. Yo la veo en su claro castillo de cristal, y la vigilan -cien mil lanzas- los rayos -cien mil rayos- del sol. Pero de noche, cerradas las ventanas para que no la vean -guiñadoras espías- las estrellas, la soltaré (Apretar un botón.). Caerá toda de arriba a besarme, a envolverme de bendición, de claro, de amor, pura. En el cuarto ella y yo no más, amantes eternos, ella mi iluminadora musa dócil en contra de secretos en masa de la noche -afuera- descifraremos formas leves, signos, perseguidos en mares de blancura por mí, por ella, artificial princesa, amada eléctrica. Seguro azar, 1929

  13. ¡Si me llamaras, sí,si me llamaras!Lo dejaría todo, todo lo tiraría:los precios, los catálogos,el azul del océano en los mapas,los días y sus noches,los telegramas viejosy un amor.Tú, que no eres mi amor,¡si me llamaras!Y aún espero tu voz:telescopios abajo,desde la estrella,por espejos, por túneles,por los años bisiestospor venir. No sé por dónde.Desde el prodigio, siempre.Porque si tú me llamas-¡si me llamaras, sí, si me llamaras!-será desde un milagro, incógnito, sin verlo.nunca desde los labios que te beso,nunca desde la voz que dice: "No te vayas." La voz a ti debida, 1933

  14. -márgenes de nubes blancas-de las tierras de la Tierra,vuelta cuaderno de mapas. Invitación al llanto. Esto es un llanto,ojos, sin fin, llorando, escombrera adelante, por las ruinasde innumerables días. Ruinas que esparce un cero-autor de nadas, obra del hombre-, un cero, cuando estalla.Cayó ciega. La soltó,la soltaron, a seis milmetros de altura, a las cuatro.¿Hay ojos que le distingana la Tierra sus primoresdesde tan alto?¿Mundo feliz? ¿Tramas, vidas,que se tejen, se destejen,mariposas, hombres, tigres,amándose y desamándose?No. Geometría. Abstractoscolores sin habitantes,embuste liso de atlas. Cientos de dedos del vientouna tras otra pasabanlas hojas Fragmento de “Cero”, en Todo más claro, 1949)

  15. Jorge Guillén (1893-1984)

  16. BEATO SILLÓN ¡Beato sillón! La casa Corrobora su presencia Con la vaga intermitencia De su invocación en masa A la memoria. No pasa Nada. Los ojos no ven, Saben. El mundo está bien Hecho. El instante lo exalta A marea, de tan alta, De tan alta, sin vaivén. Cántico, 1928-50

  17. LA SANGRE AL RÍO Llegó la sangre al río. Todos los ríos eran una sangre, Y por las carreteras De soleado polvo—O de luna olivácea— Corría en río sangre ya fangosa Y en las alcantarillas invisibles El sangriento caudalera humillado Por las heces de todos. Entre las sangres todos siempre juntos, Juntos formaban una red de miedo. También demacra el miedo al que asesina, Y el aterrado rostro palidece, Frente a la cal de la pared postrera, Como el semblante de quien es tan puro Que mata. Encrespándose en viento el crimen sopla. Lo sienten las espigas de los trigos, Lo barruntan los pájaros, No deja respirar al transeúnte Ni al todavía oculto, No hay pecho que no ahogue: Blanco posible de posible bala. Clamor, 1950-1963

  18. Siempre he querido concluir mi obra, Y sucediendo está que la concluyo. Lo mejor de la vida mía es suyo. ¿Hay tiempo aún de más?Papel no sobra. Al lograr mi propósito me siento Triste, muy triste. Soy superviviente, Aunque sin pausa mane aún la fuente, Y yo responda al sol con nuevo aliento. ¡Dure yo más! La obra sí se acaba. Ay, con más versos se alzaría obesa. Mi corazón murmura: cesa, cesa. La pluma será así más firme y brava. Como a todos a mí también me digo: Límite necesario nos defina. Es atroz que el minero muera en mina. Acompáñame la luz que abarque trigo. Este sol inflexible de meseta Nos sume en la verdad del aire puro. Hemos llegado al fin y yo inauguro, Triste, mi paz: la obra está completa. Homenaje, 1967

  19. Gerardo Diego (1896 - 1987) 'Yo no soy responsable de que me atraigan simultáneamente el campo y la ciudad, la tradición y el futuro; de que me encante el arte nuevo y me extasíe el antiguo; de que me vuelva loco la retórica hecha y me torne más loco el capricho de volver a hacérmela -nueva-, para mi uso particular e intransferible'. (del libro 'generación del 27. poemas'. Autor: José Antonio García

  20. Gerardo Diego: obra

  21. COLUMPIOA caballo en el quicio del mundo un soñador jugaba al sí y al no Las lluvias de colores emigraban al país de los amores          Bandadas de flores Flores de sí Flores de no Cuchillos en el aire         que le rasgan las carnes         forman un puente Sí No        Cabalgaba el soñador         Pájaros arlequines cantan el sí cantan el no Imagen, 1921

  22. SUCESIVA Déjame acariciarte lentamente, déjame lentamente comprobarte, ver que eres de verdad, un continuarte de ti misma a ti misma extensamente. Onda tras onda irradian de tu frente y mansamente, apenas sin rizarte, rompen sus diez espumas al besarte de tus pies en la playa adolescente. Así te quiero, fluida y sucesiva, manantial tú de ti, agua furtiva, música para el tacto perezosa. Así te quiero, en límites pequeños, aquí y allá, fragmentos, lirio, rosa, y tu unidad después, luz de mis sueños. Alondra de verdad, 1926-36

  23. Federico García Lorca (1898-1936) • Romancero Gitano Poema del Cante Jondo: • Andalucía mítica y trágica • Pueblo gitano marginal • Estrofas tradicionales • Fatalismo y muerte • Lenguaje deslumbrante • Poeta en Nueva York: • rico en visiones casi intraducibles: surrealismo • crudas impresiones de la vida norteamericana: lo urbano • Llanto por Ignacio Sánchez Mejías: elegía inmensa y muerte.

  24. Lloras zumo de limón agrio de espera y de boca. ¡Qué pena tan grande! Corro mi casa como una loca, mis dos trenzas por el suelo, de la cocina a la alcoba. ¡Qué pena! Me estoy poniendo de azabache carne y ropa. ¡Ay, mis camisas de hilo! ¡Ay, mis muslos de amapola! Soledad: lava tu cuerpo con agua de las alondras, y deja tu corazón en paz, Soledad Montoya.           Por abajo canta el río: volante de cielo y hojas. Con flores de calabaza, la nueva luz se corona. ¡Oh pena de los gitanos! Pena limpia y siempre sola. ¡Oh pena de cauce oculto y madrugada remota! Las piquetas de los gallos cavan buscando la aurora, cuando por el monte oscuro baja Soledad Montoya. Cobre amarillo, su carne, huele a caballo y a sombra. Yunques ahumados sus pechos, gimen canciones redondas. Soledad, ¿por quién preguntas sin compaña y a estas horas? Pregunte por quien pregunte, dime: ¿a ti qué se te importa?Vengo a buscar lo que busco, mi alegría y mi persona. Soledad de mis pesares, caballo que se desboca, al fin encuentra la mar y se lo tragan las olas. No me recuerdes el mar, que la pena negra, brota en las tierras de aceitunabajo el rumor de las hojas. ¡Soledad, qué pena tienes! ¡Qué pena tan lastimosa! “Romance de la pena negra”, Romancero gitano, 1928

  25. números y leyes, a los juegos sin arte, a sudores sin fruto. La luz es sepultada por cadenas y ruidos en impúdico reto de ciencia sin raíces. Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes como recién salidas de un naufragio de sangre. La aurora de Nueva York tiene cuatro columnas de cieno y un huracán de negras palomasque chapotean las aguas podridas. La aurora de Nueva Yorkgimepor las inmensas escaleras buscando entre las aristas nardos de angustia dibujada. La aurora llega y nadie la recibe en su boca porque allí no hay mañana ni esperanza posible. A veces las monedas en enjambres furiosos taladran y devoran abandonados niños. Los primeros que salen comprenden con sus huesos que no habrá paraíso ni amores deshojados; saben que van al cieno de Poeta en Nueva York, 1929-30

  26. Un ataúd con ruedas es la camaa las cinco de la tarde. Huesos y flautas suenan en su oídoa las cinco de la tarde. El toro ya mugía por su frente a las cinco de la tarde. El cuarto se irisaba de agoníaa las cinco de la tarde. A lo lejos ya viene la gangrenaa las cinco de la tarde. Trompa de lirio por las verdes inglesa las cinco de la tarde. Las heridas quemaban como solesa las cinco de la tarde, y el gentío rompía las ventanasa las cinco de la tarde. A las cinco de la tarde. ¡Ay, qué terribles cinco de la tarde! ¡Eran lascinco en todos los relojes! ¡Eran lascinco en sombra de la tarde! A las cinco de la tarde. Eran las cinco en punto de la tarde. Un niño trajo la blanca sábanaa las cinco de la tarde. Una espuerta de cal ya prevenida a las cinco de la tarde. Lo demás era muerte y sólo muerte a las cinco de la tarde. El viento se llevó los algodones a las cinco de la tarde. Y el óxido sembró cristal y níquela las cinco de la tarde. Ya luchan la paloma y el leopardoa las cinco de la tarde. Y un muslo con un asta desolada a las cinco de la tarde. Comenzaron los sones de bordón a las cinco de la tarde. Las campanas de arsénico y el humoa las cinco de la tarde. En las esquinas grupos de silencio a las cinco de la tarde. ¡Y el toro solo corazón arriba! a las cinco de la tarde. Cuando el sudor de nieve fue llegando a las cinco de la tarde cuando la plaza se cubrió de yodoa las cinco de la tarde, la muerte puso huevos en la heridaa las cinco de la tarde. A las cinco de la tarde. A las cinco en punto de la tarde. Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, 1935

  27. Rafael Alberti (1902-1999)

  28. Si mi voz muriera en tierra, llevadla al nivel del mar y dejadla en la ribera.         Llevadla al nivel del mar y nombradla capitana de un blanco bajel de guerra.         ¡Oh mi voz condecorada con la insignia marinera: sobre el corazón un ancla y sobre el ancla una estrella y sobre la estrella el viento y sobre el viento la vela! Marinero en tierra, 1925 Dawson Montagne (1895-1973)

  29. DESAHUCIO Ángeles malos o buenos, que no sé, te arrojaron en mi alma.   Sola, sin muebles y sin alcobas, deshabitada.   De rondón, el viento hiere las paredes, las más finas, vítreas láminas. Humedad. Cadenas. Gritos. Ráfagas.   Te pregunto: ¿cuándo abandonas la casa, dime, qué ángeles malos, crueles, quieren de nuevo alquilarla?   Dímelo. Sobre los ángeles, 1929

  30. Los niños de Extremadura van descalzos. ¿Quién les robó los zapatos?  Les hiere el calor y el frío. ¿Quién les rompió los vestidos? La lluvia les moja el sueño y la cama. ¿Quién les derribó la casa? No saben los nombres de las estrellas. ¿Quién les cerró las escuelas? Los niños de Extremadura son serios. ¿Quién fue el ladrón de sus juegos?  (El poeta en la calle, 1935)

  31. Hoy las nubes me trajeron, volando, el mapa de España. ¡Qué pequeñosobre el río, y qué grandesobre el pasto la sombra que proyectaba!  Se le llenó de caballos la sombra que proyectaba. Yo, a caballo, por su sombra busqué mi pueblo y mi casa. Entré en el patio que un día fuera una fuente con agua. Aunque no estaba la fuente, la fuente siempre sonaba. Y el agua que no corría volvió para darme agua. Baladas y canciones del Paraná 1953

  32. Vicente Aleixandre (1898-1984) Premio Nobel de Literatura, en 1977.

  33. ADOLESCENCIA Vinieras y te fueras dulcemente, de otro caminoa otro camino. Verte, y ya otra vez no verte. Pasar por un puente a otro puente. —El pie breve, la luz vencida alegre—. Muchacho que sería yo mirando aguas abajo la corriente, y en el espejo tu pasaje fluir, desvanecerse. Ámbito, 1924-27

  34. No te olvides, temprana, de los besos un día. De los besos alados que a tu boca llegaron. Un instante pusieron su plumaje encendidosobre el puro dibujo que se rinde entreabierto. Te rozaron los dientes. Tú sentiste su bulto, En tu boca latiendo su celeste plumaje. Ah, redondo tu labio palpitaba de dicha. ¿Quién no besa esos pájaros cuando llegan, escapan? Entreabierta tu boca vi tus dientes blanquísimos. Ah, los picos delgados entre labios se hunden. Ah, picaron celestes, mientras dulce sentiste que tu cuerpo ligero, muy ligero, se erguía.¡Cuán graciosa, cuán fina, cuán esbelta reinabas! Luz o pájaros llegan, besos puros, plumajes. Y oscurecen tu rostro con sus alas calientes, que te rozan, revuelan, mientras ciega tú brillas.  No lo olvides. Felices, mira, van, ahora escapan. Mira: vuelan, ascienden, el azul los adopta. Suben altos, dorados. Van calientes, ardiendo. Gimen, cantan, esplenden. En el cielo deliran. Sombra del paraíso, 1944

  35. EL OLVIDO No es tu final como una copa vana que hay que apurar. Arroja el casco, y muere. Por eso lentamente levantas en tu mano un brillo o su mención, y arden tus dedos, como una nieve súbita. Está y no estuvo, pero estuvo y calla. El frío quema y en tus ojos nace su memoria. Recordar es obsceno, peor: es triste. Olvidar es morir. Con dignidad murió. Su sombra cruza. Poemas de la consumación, 1968

  36. El álamo de Miraflores En el centro del pueblo quedaba el árbol grande Era una plaza mínima, pero el árbol viejísimo la desbordaba entera Las casa bajas como animales tristes a su sombra dormían. Creeríase que a veces levantaban una cabeza, alzasen una noble mirada y viesen aquel cielo de verdor que hacía música o sueño. Todo dormía y vigilante alzaba su grandeza el gran álamo. Diez hombres no rodearían su tronco. ¡Con cúanto amor lo abrazarían midiéndolo! Pero el árbol, si fue en su origen (¿quién lo sabría ya?) una enorme ola de tierra que desde un fondo reventó, y quedóse hoy es árbol vivo. Abuelo siempre vivo del pueblo, augusto por edad y presencia. Plaza del álamo de Miraflores

  37. Luis Cernuda (1902-1963)

  38. En soledad. No se siente el mundo, que un muro sella; la lámpara abre su huella sobre el diván indolente.  Acogida está la frente al regazo del hastío. ¿Qué ausencia, qué desvarío a la belleza hizo ajena? Tu juventud nula, en pena el blanco papel vacío. Primeras poesías, 1924-27

  39. Si el hombre pudiera decir lo que ama, si el hombre pudiera levantar su voz por el cielo como una nube en la luz; sicomo muros que se derrumban para saludar la verdad erguida en medio, pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad de su amor, la verdad de sí mismo, que no se llama gloria, fortuna o ambición, sino amor o deseo, yo sería aquel que imaginaba; aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos proclama ante los hombres la verdad ignorada, la verdad de su amor verdadero.  Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío; alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina, por quien el día y la noche son para mí lo que quiera, y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu como leños perdidos que el mar anega o levanta libremente, con la libertad del amor, la única libertad que me exalta, la única libertad por que muero.  Tú justificas mi existencia: Si no te conozco, no he vivido; si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido. Los placeres prohibidos, 1931

  40. Rima LXVI de Bécquer ¿De dónde vengo?... El más horrible y áspero de los senderos busca; las huellas de unos pies ensangrentados sobre la roca dura; los despojos de un alma hecha jirones en las zarzas agudas, te dirán el camino que conduce a mi cuna. ¿Adónde voy? El más sombrío y triste de los páramos cruza, valle de eternas nieves y de eternas melancólicas brumas; en donde esté una piedra solitaria sin inscripción alguna, donde habite el olvido, allí estará mi tumba.

  41. Dámaso Alonso (1898-1990)

  42. MADRIGAL DE LAS ONCE Desnudas han caído las once campanadas.Picotean la sombra de los árboles las gallinas pintadas y un enjambre de abejasva rezumbando encima.La mañana ha roto su collar desde la torre.En los troncos, se rascan las cigarras.Por detrás de la verja del jardín, resbala,         quieta,                 tu sombrilla blanca. Poemas puros. Poemillas de la ciudad (1921)

  43. INSOMNIO Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas). A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este nicho en el que hace 45 años que me pudro, y paso largas horas oyendogemir al huracán, o ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de la luna. Y paso largas horas gimiendocomo el huracán, ladrando como un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla. Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándolepor qué se pudre lentamente mi alma, por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad de Madrid, por quémil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo. Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre? ¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día, las tristes azucenas letales de tus noches? Hijos de la ira (1944)

  44. Miguel Hernández (1910-1942) • por edad, de la Gen. del 36.

  45. ¿No cesará este rayo que me habita el corazón de exasperadas fierasy de fraguas coléricas y herrerasdonde el metal más fresco se marchita? ¿No cesará esta terca estalactitade cultivar sus duras cabellerascomo espadas y rígidas hoguerashacia mi corazón que muge y grita? Este rayoni cesa ni se agota: de mí mismo tomó su procedenciay ejercita en mí mismo sus furores. Esta obstinada piedrade mí brota y sobre mí dirige la insistencia de sus lluviosos rayos destructores. El rayo que no cesa (1934-1935 )

  46. Asturianos de braveza, vascos de piedra blindada, valencianos de alegría y castellanos de alma,labrados como la tierra y airosos como las alas; andaluces de relámpagos, nacidos entre guitarras y forjados en los yunques torrenciales de las lágrimas; extremeños decenteno,gallegos de lluvia y calma, catalanes de firmeza, aragoneses de casta, murcianos de dinamitafrutalmente propagada, leoneses, navarros, dueños del hambre, el sudor y el hacha, Vientos del pueblo me llevan, vientos del pueblo me arrastran, me esparcen el corazón y me aventan la garganta. Los bueyes doblan la frente, impotentemente mansa, delante de los castigos: los leones la levantan y al mismo tiempo castigan con su clamorosa zarpa. No soy de un pueblo de bueyes, que soy de un pueblo que embarganyacimientos de leones, desfiladeros de águilas y cordilleras de toros con el orgullo en el asta. Nunca medraron los bueyes en los páramos de España. ¿Quién habló de echar un yugosobre el cuello de esta raza? ¿Quién ha puesto al huracánjamás ni yugos ni trabas, ni quién al rayo detuvo prisionero en una jaula?

  47. Muerto y veinte veces muerto, la boca contra la grama, tendré apretados los dientes y decidida la barba. Cantando espero a la muerte, que hay ruiseñores que cantan encima de los fusiles y en medio de las batallas. reyes de la minería, señores de la labranza, hombres que entre las raíces, como raíces gallardas, vais de la vida a la muerte, vais de la nada a la nada: yugos os quieren poner gentes de la hierba mala, yugos que habéis de dejar rotos sobre sus espaldas. Crepúsculo de los bueyesestá despuntando el alba. Los bueyesmueren vestidosde humildad y olor de cuadra; las águilas, los leones y los torosde arrogancia, y detrás de ellos, el cielo nise enturbia ni se acaba. La agonía de los bueyestiene pequeña la cara, la del animal varón toda la creación agranda. Si me muero, que me muera con la cabeza muy alta. Viento del pueblo (1936-7) http://www.youtube.com/watch?v=G6Yxu2wmIVY

  48. La carnealeteante, súbito el párpado, el vivir como nunca coloreado. ¡Cuánto jilguerose remonta, aletea, desde tu cuerpo! Desperté de ser niño.Nunca despiertes. Triste llevo la boca. Ríete siempre. Siempre en la cuna, defendiendo la risa pluma por pluma. (…) Vuela niño en la doble luna del pecho. Él, triste de cebolla. Tú, satisfecho. No te derrumbes. No sepas lo que pasa ni lo que ocurre. La cebolla es escarcha cerrada y pobre: escarcha de tus díasy de mis noches. Hambre y cebolla: hielo negro y escarcha grande y redonda. En la cuna del hambremi niño estaba. Con sangre de cebollase amamantaba. Pero tu sangre, escarchada de azúcar, cebolla y hambre. (…)Tu risa me hace libre, me pone alas. Soledades me quita, cárcel me arranca. Boca que vuela, corazón que en tus labios relampaguea. Es tu risa la espada más victoriosa. Vencedor de las flores y las alondras. Rival del sol. Porvenir de mis huesos y de mi amor. Poemas últimos (1939-1941)

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