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Carta Encíclica Lumen Fidei Papa Francisco 29 de Junio de 2013

Carta Encíclica Lumen Fidei Papa Francisco 29 de Junio de 2013. ¿Qué es una Encíclica?. La encíclica es una carta pública y formal que pertenece al magisterio ordinario del Sumo Pontífice y que expresa su enseñanza en materia de gran importancia.

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Carta Encíclica Lumen Fidei Papa Francisco 29 de Junio de 2013

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  1. Carta Encíclica Lumen Fidei Papa Francisco 29 de Junio de 2013

  2. ¿Qué es una Encíclica? La encíclica es una carta pública y formal que pertenece al magisterio ordinario del Sumo Pontífice y que expresa su enseñanza en materia de gran importancia. Por definición, la carta encíclica formalmente tiene el valor de enseñanza dirigida a la Iglesia Universal. Sin embargo, cuando tratan con cuestiones sociales, económicas o políticas, puede ser dirigida no solo a los católicos, sino a todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Las encíclicas se proponen: Enseñar sobre algún tema doctrinal o moral Avivar la devoción Clarificar errores Informar a los fieles sobre peligros para la fe procedentes de corrientes culturales, sociales, etc. Debido al peso y la verdad que contienen, todo fiel debe concederle a las encíclicas asentimiento, obediencia y respeto. Índice

  3. La Encíclica Lumen fidei • La encíclica Lumen fideiviene a completar las encíclicas del Papa Benedicto XVI: • Deus Caritas est(25 de diciembre de 2005) • Spesalvi(30 de noviembre de 2007) • Caritas in veritate(29 de junio de 2009) El Papa Francisco afirma el Papa que Benedicto XVI había completado prácticamente una primera redacción de esta Carta encíclica sobre la fe antes de terminar su pontificado y que él ha asumido este precioso trabajo con agradecimiento y ha añadido al texto algunas aportaciones. Índice

  4. Objetivos de la Encíclica • Recuperar el carácter luminoso propio de la fe: • capaz de iluminar la existencia del hombre en la época contemporánea. • capaz de orientar nuestro camino. • capaz de llevarnos más allá de nuestro «yo» aislado, hacia una comunión más amplia. • Reavivar el don de la fe que nace del encuentro con Dios, que nos llama y nos revela su amor. La fe enriquece la existencia humana en todas sus dimensiones (LF 6). Índice

  5. Estructura de la Encíclica Capítulo primero: Hemos creído en el amor (cf. 1 Jn 4,16) Capítulo segundo: Si no creéis, no comprenderéis (cf. Is 7,9) Capítulo tercero: Transmito lo que he recibido (cf. 1 Co 15,3) Capítulo cuarto: Dios prepara una ciudad para ellos (cf. Hb 11,16) Índice

  6. Capítulo primero: Hemos creído en el amor (cf. 1 Jn 4,16) • El testimonio de la fe de Abrahán (nn. 8-11), del pueblo de Israel en su éxodo hacia la tierra prometida (nn. 12-14) ayudan a comprender lo que es la fe: • La fe está vinculada a la escucha de Dios. • La fe es la respuesta a una Palabra que interpela personalmente. • La fe está estrechamente ligada a la esperanza y al cumplimiento de las promesas de Dios. • Todas estas experiencias de fe del Antiguo Testamento convergen en Cristo, en quien se cumplen todas las promesas anunciadas por Dios. • Los cristianos confiesan el amor concreto y eficaz de Dios, que obra verdaderamente en la historia y determina su destino final, amor que se deja encontrar, que se ha revelado en plenitud en la pasión, muerte y resurrección de Cristo (LF 17). Índice

  7. Capítulo primero: Hemos creído en el amor (cf. 1 Jn 4,16) • La fe cristiana es una fe trinitaria: • Es creer en Dios y en su Amor que nos transforma interiormente. • Es creer en Jesús, lo cual implica: • aceptar su Palabra, su testimonio, porque él es veraz. • acogerle personalmente en nuestra vida y confiarnos a Él, siguiéndolo a lo largo de nuestra vida. • situarse y actuar desde el punto de vista de Jesús, convirtiéndose en una participación de su modo de ver y de actuar. • Es creer en la presencia del Espíritu, el cual ha sido infundido en nuestros corazones, nos permite confesar a Jesús como Señor (cf. 1 Co 12,3) Índice

  8. Capítulo primero: Hemos creído en el amor (cf. 1 Jn 4,16) • La fe cristiana es una fe eclesial: • La fe se confiesa dentro del cuerpo de Cristo, como comunión real de los creyentes. • La fe no es algo privado, una concepción individualista, una opinión subjetiva, sino que está destinada a pronunciarse y a convertirse en anuncio. • La fe se hace operante en el cristiano a partir del don recibido, del Amor que atrae hacia Cristo, y le hace partícipe del camino de la Iglesia, peregrina en la historia hacia su cumplimiento (LF 22). Índice

  9. Capítulo segundo: Si no creéis, no comprenderéis (cf. Is 7,9) • La fe está relacionada con la verdad: • La fe, sin verdad, no salva, no da seguridad a nuestros pasos. Se queda en una bella fábula, proyección de nuestros deseos de felicidad (LF 24). • Fe y razón se refuerzan mutuamente (LF 32) • La fe está relacionada con el amor: • La fe conoce por estar vinculada al amor, puesto que el mismo amor trae una luz. La comprensión de la fe es la que nace cuando recibimos el gran amor de Dios que nos transforma interiormente y nos da ojos nuevos para ver la realidad (LF 26). • La fe está vinculada a la alianza de un Dios fiel: • La fe es escucha de la palabra de Dios. • El oído posibilita la llamada personal y la obediencia, y también que la verdad se revele en el tiempo (LF 29) • La fe está unida a la visión de Dios. «El que cree en mí […] cree en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado» (Jn 12,44-45). Índice

  10. Capítulo tercero: Transmito lo que he recibido (cf. 1 Co 15,3) • La Iglesia es la encargada de transmitir la fe a lo largo de los siglos. • El Amor, que es el Espíritu y que mora en el Iglesia, mantiene unidos entre sí todos los tiempos y nos hace contemporáneos de Jesús, convirtiéndose en el guía de nuestro camino de fe (LF 38). • El medio más idóneo para transmitir la fe es la celebración de los sacramentos: • porque son sacramentos de la fe (cf. SC 59) • porque se pone en juego toda la persona: cuerpo, espíritu, interioridad y relaciones. • Quien cree nunca está solo, porque la fe tiende a difundirse, a compartir su alegría con otros. Quien recibe la fe descubre que las dimensiones de su «yo» se ensanchan, y entabla nuevas relaciones que enriquecen la vida. Tertuliano lo ha expresado incisivamente, diciendo que el catecúmeno, «tras el nacimiento nuevo por el bautismo», es recibido en la casa de la Madre para alzar las manos y rezar, junto a los hermanos, el Padrenuestro, como signo de su pertenencia a una nueva familia (LF 39). Índice

  11. Capítulo tercero: Transmito lo que he recibido (cf. 1 Co 15,3) • Los sacramentos y la transmisión de la fe: • La transmisión de la fe se realiza por el Bautismo: • Recibimos una doctrina que profesar y una forma concreta de vivir, que implica a toda la persona y la pone en el camino del bien. • Somos transferidos a un ámbito nuevo, colocados en un nuevo ambiente, con una forma nueva de actuar en común, en la Iglesia. • La naturaleza sacramental de la fe alcanza su máxima expresión en la Eucaristía: • En cuanto actualización del Misterio Pascual de Cristo en el hoy de la historia de la salvación. • En cuanto pregustación del banquete del reino celestial que nos introduce en el movimiento de toda la creación hacia su plenitud en Dios. Índice

  12. Capítulo tercero: Transmito lo que he recibido (cf. 1 Co 15,3) • Fe, oración y decálogo • Elementos también esenciales para la transmisión de la fe de la Iglesia son: • El Padrenuestro: en esta oración, el cristiano aprende a compartir la misma experiencia espiritual de Cristo y comienza a ver con los ojos de Cristo. • El Decálogo: en cuanto respuesta en la fe a la experiencia del amor transformante de Dios por nosotros. Y este camino recibe una nueva luz en la enseñanza de Jesús, en el Discurso de la Montaña (cf. Mt 5-7). • El tesoro de memoria que la Iglesia transmite de manera íntegra está contenida en estos cuatro elementos: • la confesión de fe, • la celebración de los sacramentos, • el camino del decálogo, • la oración. Índice

  13. Capítulo cuarto: Dios prepara una ciudad para ellos (cf. Hb 11,16) • La fe está en relación con el bien común: • La fe, desde su vinculación a Dios y de su amor por todos los hombres, no se olvida de las necesidades de cada uno. • La fe ayuda a valorar e iluminar las relaciones humanas a partir del amor de Dios. • La fe ayuda a valorar e iluminar la realidad familiar: relación esponsal, relación padres-hijos, las etapas de crecimiento de los hijos. • La fe ayuda a valorar e iluminar la sociedad: la dignidad de cada persona, su labor de cooperación con la obra en la creación, la necesidad de la escucha y el perdón. • Cuando la fe se apaga, se corre el riesgo de que los fundamentos de la vida se debiliten con ella (LF 55). • La fe ilumina la vida en sociedad; poniendo todos los acontecimientos en relación con el origen y el destino de todo en el Padre que nos ama, • los ilumina con una luz creativa en cada nuevo momento de la historia (LF 55). Índice

  14. Capítulo cuarto: Dios prepara una ciudad para ellos (cf. Hb 11,16) • La fe y el sufrimiento: • El cristiano sabe que siempre habrá sufrimiento. Como persona de fe, está llamado a: • No olvidarse de los sufrimientos de los demás. • Dar sentido al sufrimiento, reconociendo que, en Cristo, Dios mismo ha querido compartir con nosotros este camino y ofrecernos su mirada para darnos luz. • Convertir el sufrimiento en un acto de amor, de entrega confiada a Dios y a los hermanos. El sufrimiento nos recuerda que el servicio de la fe al bien común es siempre un servicio de esperanza, que mira adelante, sabiendo que sólo en Dios, en el futuro que viene de Jesús resucitado, puede encontrar nuestra sociedad cimientos sólidos y duraderos (LF 57). Índice

  15. Capítulo cuarto: Dios prepara una ciudad para ellos (cf. Hb 11,16) Bienaventurada la que ha creído (Lc 1,45) En María, Hija de Sión, se cumple la larga historia de fe de las grandes mujeres del Antiguo Testamento. En ella descubrimos las siguientes actitudes que están en relación con la fe: Acogida de la Palabra de Dios con todo su ser para que tomase carne en ella y naciese como luz para los hombres. Seguimiento de Cristo. María lo acompañará hasta la cruz (cf. Jn 19,25), desde donde su maternidad se extenderá a todos los discípulos de su Hijo (cf. Jn 19,26-27). Perseverancia en la oración. Después de la resurrección y de la ascensión, María está presente en el Cenáculo para implorar el don del Espíritu con los apóstoles (cf. Hch 1,14). Índice

  16. Capítulo cuarto: Dios prepara una ciudad para ellos (cf. Hb 11,16) ¡Madre, ayuda nuestra fe! Abre nuestro oído a la Palabra, para que reconozcamos la voz de Dios y su llamada. Aviva en nosotros el deseo de seguir sus pasos, saliendo de nuestra tierra y confiando en su promesa. Ayúdanos a dejarnos tocar por su amor, para que podamos tocarlo en la fe. Ayúdanos a fiarnos plenamente de él, a creer en su amor, sobre todo en los momentos de tribulación y de cruz, cuando nuestra fe es llamada a crecer y a madurar. Siembra en nuestra fe la alegría del Resucitado. Recuérdanos que quien cree no está nunca solo. Enséñanos a mirar con los ojos de Jesús, para que él sea luz en nuestro camino. Y que esta luz de la fe crezca continuamente en nosotros, hasta que llegue el día sin ocaso, que es el mismo Cristo, tu Hijo, nuestro Señor. Índice

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