 
                
                E N D
1. Cada vez que comemos de este pan... 
2. Eucarista: Epclesis, Com-Pasin, Misin.  Algunos elementos claretianos de la 
vivencia eucarstica
 
3. Ao de la Eucarista para los C.M.FF. VOLVER A LA: 
Fuente y culmen de nuestra vida cristiana (E.E., SC 10), 
Signo y realizacin de nuestra vida fraterna (CC 11).
Fortaleza para el crecimiento en Cristo y 
   fecundidad de nuestro ministerio (CC 35). 
4. 1. Epclesis Es la invocacin del Espritu Santo que consagra nuestros dones y personas, transformando la mente y el corazn y formando en c/u y en la comunidad, la imagen de Dios, es decir, a Cristo. 
Esta invocacin se expresa en la celebracin eucarstica mediante la imposicin de las manos como una obumbratio (cfr. Ex 40,34; Nm 9,15; Lc1,35).
 
5. Por la comunin de su cuerpo y de su sangre, Cristo nos comunica tambin su Espritu. Escribe San Efrn: Llam al pan su cuerpo viviente, lo llen de s mismo y de su Espritu (...), y, quien lo come con fe, come fuego y Espritu. (...). Tomad, comed todos de l, y comis con l el Espritu Santo. (...) La Iglesia pide este don divino, raiz de todos los otros dones, en la epclesis eucarstica.
                                                         Juan Pablo II, EE 17.
 
6.        Epclesis sobre las ofrendas: ...Seor, fuente de toda santidad; ...te pedimos que santifiques estos dones con la efusin de tu Espritu, de manera que sean para nosotros Cuerpo y Sangre de Jesucristo... 
7. Epclesis sobre la comunidad: Te pedimos humldemente que el Espritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo
 
8.                                  Epclesis:                 Invocacin del Espritu Santo El Espritu que aleteaba sobre el caos de la creacin ... (Gen 1,2).
El Espritu que cubri con su sombra a Mara para la concepcin del Verbo(Lc1,35).
El Espritu que ungi a Jess (Lc 3,22).
El Espritu que el Seor insufl sobre su comunidad para una nueva creacin (Jn 19,30).
El Espritu que ungi a la Iglesia para la misin (Hch 2,1ss). 
9. El mismo Espritu que suscit nuestra congregacin (Aut. 489).
El mismo Espritu que habita en nosotros, alienta sobre nuestro caos y es Seor y dador de vida (PTV 12).
El mismo Espritu que diariamente santifica nuestra Eucarista (CC 35).
 
10. Hoy, nosotros Tambin invocamos al Espritu:    Renueva Seor, en nuestra Congregacin, el Espritu que anim a San Antonio Mara Claret, nuestro Padre, para que llenos y vigorizados por l, nos esforcemos en amar lo que l am y en llevar a la prctica lo que l nos ense... 
11. Qu am y qu nos ense Claret, acerca de este Misterio central de nuestra vida y misin? La Eucarista, como sacramento del Sacrificio y de la presencia real de Cristo, ocup un lugar preponderante en la vida espiritual y apostlica de San Antonio Mara Claret...
                                                        (P.E. 14 a). 
12. La celebracin eucarstica era el momento ms intenso de su unin personal con Jesucristo, ofrecido al Padre por la salvacin de los hombres, ...
... en ella reciba los ardientes deseos de sacrificar su vida con Cristo por el bien de la Iglesia y de todos los hombres...
La oracin ante el Santsimo Sacramento le ayudaba a mantener estos sentimientos y a desarrollar sus actividades en un espritu sacrificial profundamente compenetrado con el misterio redentor de Cristo y de la Iglesia.                             
                                        
                                                          (P.E. 14b; Cf Aut 265, 694, 756 y 767). 
13. Para nosotros, misioneros claretianos, la celebracin de la Eucarista y el culto de la presencia del Seor son el eje de nuestra espiritualidad y la fuerza de nuestro camino. As lo hemos heredado de nuestro Padre Fundador. Toda su vida espiritual gir en torno a este misterio y desde l se hizo proyecto, hasta culminar en la identificacin misteriosa con el Seor (la gracia de las especies sacramentales).
                                            (Congreso de Espiritualidad Claretiana, III,2b). 
14. No es mera devocin, sino centro generador de vida misionera y comunitaria.
All se hace y rehace el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia. Se explica el sentido mayor de la comunin eclesial.
All, la revelacin de la Palabra acontece con ms intensidad y eficacia.
Interioriza en quien participa en la fraccin del pan, la actitud oblativa y de solidaridad.
Nos hace ir al encuentro de los hermanos como servidores de la Palabra.
                                                         (Congreso de Espiritualidad Claretiana, III,2b). 
15. Pasin por Cristo
   Pues nos identifica y configura con l hasta que podamos decir:
    no soy yo quien vive, es Cristo quien vive  
      en m (Gal 2,20).
Pasin por la humanidad *
Para que todos tengan vida y la tengan en abundancia (Jn 10,10; Cfr. PTV).
(*Lema del Congreso Internacional de Vida Consagrada, Roma, 2004).
 
16. 2. Com-pasin La Eucarista nos une a la Pasin de Cristo. En ella se hace presente en todo tiempo y lugar el sacrificio de Jess. Es su ofrenda al padre y su entrega total a la humanidad, que nos seala el camino de la santidad, como participacin de la vida de Dios. 
All somos aleccionados en el modelo de la auto-entrega. 
 
17. All hemos de aprender a decir con San Pablo: Estoy crucificado con Cristo; no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en m. Mi vida en la carne la vivo en la fe en el Hijo de Dios que me am y se entreg por mi (Gal 2,20).  llevo siempre y por todas partes en mi cuerpo la muerte de Jess, para que la vida de Jess se manifieste en mi cuerpo (2 Cor 4,10). 
 
18. Adems de su sentido sacrificial, en cuanto ofrenda de Cristo al Padre, en la Eucarista aprendemos tambin la autntica Pasin por la humanidad. 
Por ella, unidos a la Pasin de Cristo, descendemos a los infiernos y nos hacemos realmente solidarios de los que sufren. 
Solidarios en la muerte que marca el cuerpo y el alma de los hombres y mujeres de nuestro mundo. 
 
19. XXIII Captulo General C.M.F. En este sentido, el XXIII Captulo General, en su declaracin Para que tengan vida, nos exhorta a vivir unidos a Cristo en su Pasin por la vida en un mundo amenazado (PTV 5ss.): 
20. La comunin con l, muerto y resucitado, nos hace luchar por la vida, y da sentido a todas las situaciones humanas, en especial a las ms dolorosas: las tragedias provocadas por la naturaleza, las consecuencias inhumanas de la injusticia y de la ambicin, la enfermedad y la misma muerte. Nos dice que quien ama su vida la pierde (Jn 12,25), y que quien entrega su cuerpo y su vida para la salvacin del mundo como l mismo en la Eucarista- la gana para siempre 
                                                            (PTV 9 d).
 
21. Por el contrario: negarnos a comer la carne y beber la sangre de Jess (Jn 6,52-59), equivale a no beber su cliz (Mt 20,22; Jn 18,11; Lc 22,42), es decir, renunciar a seguir a Jess en su pasin por el Reino y su justicia. 
   Su palabra y su accin se nos hace intolerable. 
22. 3. Testimoniar la fuerza del Charitas Christi: MISIN. Significa ser signo de la Pascua del Seor ante la humanidad, por el amor. El compromiso de transformacin de la realidad social con la fuerza del Evangelio. El anuncio de Jesucristo como Buena Nueva de salvacin, de amor, de justicia y de paz, al que es tan reacio nuestro mundo.  
23.               Ecclesia de Eucharistia 20: Una consecuencia significativa de la tensin escatolgica propia de la Eucarista es que da impulso a nuestro caminar histrico, poniendo una semilla de viva esperanza en la dedicacin cotidiana de cada uno a sus propias tareas. En efecto, aunque la visin cristiana fija su mirada en un cielo nuevo y una tierra nueva (Ap 21,1), eso no debilita, sino que ms bien estimula nuestro sentido de responsabilidad respecto a la tierra presente. 
24. El mandato: Hagan esto en conmemoracin ma, equivale a la entrega de la vida como Jess, y esto se actualiza en nuestra actividad pastoral, en el servicio a los pequeos, a los pobres, a los abandonados, en la lucha por las causas a favor de la justicia, la paz y la integridad de la creacin. En las tareas y servicios alternativos que surjan desde la fidelidad al propio carisma.
                                                   
 
25. Pan partido en nuestra entrega misionera El misionero claretiano, en sintona con el Espritu que anim a San Antonio Mara Claret, descubre en la Eucarista no slo el misterio del sacrificio y de la presencia real del Salvador; ni slo el misterio de la comunin eclesial, sino ... 
26. sobre todo, el celo, la fortaleza y la urgencia del APOSTOLADO.
O, como dicen nuestras Constituciones:
   Fortaleza necesaria para que nuestra vida en Cristo vaya creciendo y nuestro ministerio se haga cada vez ms fecundo (CC 35).
 
27. ... El  Seor me concedi la gracia grande de la conservacin de las especies sacramentales. Por lo mismo, yo: Siempre debo estar muy recogido y devoto interiormente...
Orar...
Hacer frente a todos los males de Espaa, como as me lo ha dicho el Seor...
                                                    S.A.Ma. Claret, Aut. 694; PTV 16. 
28. Devocin, oracin apostlica y misin, encuentran en Claret su sntesis vital en el Sacramento de la Eucarista.
Por eso, quienes compartimos su mismo Espritu, encontramos en la Palabra y el Pan y Vino eucarsticos, el alimento de nuestro servicio a la vida (PTV 15). 
29. La comunidad CMF, lugar de vida eucarstica: La Eucarista es el lugar en que podemos adquirir un nuevo vigor proftico para la vida espiritual, la vida fraterna y el servicio a la humanidad.
Por eso, el XXIII Captulo General pidi:
PTV, 70.2. Que el Gobierno General, en dilogo con los Superiores Mayores, ponga en marcha un proyecto adecuado para intensificar la dimensin eucarstica de nuestro carisma. 
30. Comunin espiritual: Con Jess, eleva al Padre tu propia epclesis para que el Espritu te cubra con su sombra y santifique la ofrenda de tu vida.
Pon en tu patena a tus hermanos. En ellos realiza el gesto de la comunin fraterna y eclesial.
Toca con tus manos la tierra que pisas. En ella, ten com-pasin de tus hermanos(as) que sufren y de la creacin entera que gime...(Rm 8,22).
Con la samaritana (Jn 4,4-42) y el samaritano (Lc 10,30-37), pide a Jess te d su Espritu, para purificar tu corazn y sensibilizarlo para ir al encuentro de los dems en la misin.
 
31. Con Claret, pide al Seor el don constante de la unin (de tu mente, tu cuerpo y tu espritu) con el Espritu de Cristo, ofrenda viva para la Gloria del Padre y entregado a la salvacin de la humanidad.
Unido a Jess Eucarista, ofrece tu cuerpo y tu sangre, lo que eres y lo que tienes, en la fecundidad de tu apostolado, obedeciendo su mandato: Hagan esto en conmemoracin ma (1Cor 11,25).
Finalmente, unido al Corazn de Mara, Mujer eucarstica, da gracias al Padre que se revela a los pequeos del Reino (Mt 11,25) y entona tu propio Magnificat (Lc 1,46-55).