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El texto descriptivo. Clases Subjetiva/objetiva Dinámica/estática Prosopografía Etopeya Retrato Topografía Rasgos Adjetivos Marcadores espaciales Símiles y metáforas.
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El texto descriptivo • Clases • Subjetiva/objetiva • Dinámica/estática • Prosopografía • Etopeya • Retrato • Topografía • Rasgos • Adjetivos • Marcadores espaciales • Símiles y metáforas
La finca está compuesta por dos parcelas contiguas. La primera consta de dos hectáreas de terreno árido que puede servir para la cimentación de una vivienda unifamiliar. La segunda, aneja a ésta, tiene siete hectáreas de extensión y posee árboles frutales, surcos de labranza, tomas de agua y un pequeño eucaliptal aislado del resto de la vegetación por un profundo cortafuegos que debe ser mantenido con regularidad por el futuro propietario. • Sentados sobre las cortezas suaves de aquellos frondosos eucaliptos, la luz parecía que formaba figuras sobre nuestros rostros. Allí, la molicie de la tarde pasaba inocentemente, contemplando a las idas y venidas de los pequeños pájaros que anidaban en los frutales y robaban semillas de los surcos de la siembra. La explanada de tierra roja que rodeaba los campos, árida y seca como el esparto, se cocía bajo el sol del verano, y de ella sólo podía nacer el mal augurio. Descripción subjetiva ¿dinámica? Topografías: descripciones de espacios, lugares Descripción objetiva estática
La finca está compuesta por dos parcelas contiguas. La primera consta de dos hectáreas de terreno árido que puede servir para la cimentación de una vivienda unifamiliar. La segunda, aneja a ésta, tiene siete hectáreas de extensión y posee árboles frutales, surcos de labranza, tomas de agua y un pequeño eucaliptal aislado del resto de la vegetación por un profundo cortafuegos que debe ser mantenido con regularidad por el futuro propietario. • Sentados sobre las cortezas suaves de aquellos frondosos eucaliptos, la luz parecía que formaba figuras sobre nuestros rostros. Allí, la molicie de la tarde pasaba inocentemente, contemplando a las idas y venidas de los pequeños pájaros que anidaban en los frutales y robaban semillas de los surcos de la siembra. La explanada de tierra roja que rodeaba los campos, árida y seca como el esparto, se cocía bajo el sol del verano, y de ella sólo podía nacer el mal augurio. Adjetivos
La finca está compuesta por dos parcelas contiguas. La primera consta de dos hectáreas de terreno árido que puede servir para la cimentación de una vivienda unifamiliar. La segunda, aneja a ésta, tiene siete hectáreas de extensión y posee árboles frutales, surcos de labranza, tomas de agua y un pequeño eucaliptal aislado del resto de la vegetación por un profundo cortafuegos que debe ser mantenido con regularidad por el futuro propietario. • Sentados sobre las cortezas suaves de aquellos frondosos eucaliptos, la luz parecía que formaba figuras sobre nuestros rostros. Allí, la molicie de la tarde pasaba inocentemente, contemplando a las idas y venidas de los pequeños pájaros que anidaban en los frutales y robaban semillas de los surcos de la siembra. La explanada de tierra roja que rodeaba los campos, árida y seca como el esparto, se cocía bajo el sol del verano, y de ella sólo podía nacer el mal augurio. Símiles y metáforas
En el centro del lienzo aparecen dos hombres que se diferencian de los demás por su vestimenta. Parecen nobles, tal vez sean oficiales del ejército. A la derecha, también en primer plano, se observa un grueso caballo pardo y, detrás, más soldados y una serie de largas lanzas, de las que llaman picas. Al fondo vemos un confuso paisaje. Quizá sea una bahía o más probablemente el campo de batalla del que brotan penachos de humo, como melenas gigantes al viento. El cuadro se compone de diversas figuras. A la izquierda, en primer plano, vemos unos soldados con lanzas cortas, adornadas con banderolas amarillas. Uno de esos personajes, el que lleva al hombro un mosquetón, parece mirarnos fijamente.
Marcadores espaciales El cuadro se compone de diversas figuras. A la izquierda, en primer plano, vemos unos soldados con lanzas cortas, adornadas con banderolas amarillas. Uno de esos personajes, el que lleva al hombro un mosquetón, parece mirarnos fijamente. En el centro del lienzo aparecen dos hombres que se diferencian de los demás por su vestimenta. Parecen nobles, tal vez sean oficiales del ejército. A la derecha, también en primer plano, se observa un grueso caballo pardo y, detrás, más soldados y una serie de largas lanzas, de las que llaman picas. Al fondo vemos un confuso paisaje. Quizá sea una bahía o más probablemente el campo de batalla del que brotan penachos de humo, como melenas gigantes al viento.
Adjetivos El cuadro se compone de diversas figuras. A la izquierda, en primer plano, vemos unos soldados con lanzas cortas, adornadas con banderolas amarillas. Uno de esos personajes, el que lleva al hombro un mosquetón, nos mira fijamente. En el centro del lienzo aparecen dos hombres que se diferencian de los demás por su vestimenta. Parecen nobles, tal vez sean oficiales del ejército. A la derecha, también en primer plano, se observa un grueso caballo pardo y, detrás, más soldados y una serie de largas lanzas, de las que llaman picas. Al fondo vemos un confuso paisaje. Quizá sea una bahía o más probablemente el campo de batalla del que brotan penachos de humo, como melenas gigantes al viento.
Símiles y metáforas El cuadro se compone de diversas figuras. A la izquierda, en primer plano, vemos unos soldados con lanzas cortas, adornadas con banderolas amarillas. Uno de esos personajes, el que lleva al hombro un mosquetón, nos mira fijamente. En el centro del lienzo aparecen dos hombres que se diferencian de los demás por su vestimenta. Parecen nobles, tal vez sean oficiales del ejército. A la derecha, también en primer plano, se observa un grueso caballo pardo y, detrás, más soldados y una serie de largas lanzas, de las que llaman picas. Al fondo vemos un confuso paisaje. Quizá sea una bahía o más probablemente el campo de batalla del que brotan penachos de humo, como melenas gigantes al viento.
En el cuadro aparecen varias escenas. En primer lugar, a la izquierda vemos la parte trasera de un lienzo apoyado en un caballete. El autor, vestido con un jubón negro con la cruz de Santiago en el pecho, está pintando un retrato de los reyes, que se reflejan borrosos en el espejo del fondo de la habitación. En el centro observamos a las famosas meninas, jugando entre ellas. Una hace una reverencia a la más pequeña, tal vez porque ésta sea una princesa. Su vestido se abre como un paraguas y sus cabellos son de oro. A la derecha de este personaje hay otra menina que parece inclinarse ante la primera, lo que nos confirma nuestras sospechas. Los lujosos vestidos de todas parecen campanas o rosas en flor. Por último, a la derecha y en primer plano hay un perro que intenta dormir pero es molestado por un niño que le propina una patada.