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DON BOSCO: HISTORIA Y CARISMA 1 DE I BECCHI A VALDOCCO (1815-1849 )

Todos los males del mundo provienen de que el hombre cree que puede tratar a sus semejantes sin amor. DON BOSCO: HISTORIA Y CARISMA 1 DE I BECCHI A VALDOCCO (1815-1849 ). CAPÍTULO IX JUAN BOSCO EN LA ESCUELA SECUNDARIA PÚBLICA DE CHIERI. La ciudad de Chieri

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DON BOSCO: HISTORIA Y CARISMA 1 DE I BECCHI A VALDOCCO (1815-1849 )

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  1. Todos los males del mundo provienen de que el hombre cree que puede tratar a sus semejantes sin amor. DON BOSCO: HISTORIA Y CARISMA 1 DE I BECCHI A VALDOCCO (1815-1849)

  2. CAPÍTULO IX JUAN BOSCO EN LA ESCUELA SECUNDARIA PÚBLICA DE CHIERI

  3. La ciudad de Chieri • “Al final -recordaba Don Bosco- y tras desperdiciar no poco tiempo, se decidió • que fuera a Chieri para dedicarme seriamente al estudio (…). Quien ha crecido • entre bosques sin ver más que algún pueblecito de provincias, se impresiona • sobremanera ante cualquier novedad, por pequeña que fuere”. • Chieri está situada a 12 kilómetros al sudeste de Turín, en el centro del • Piamonte. En esos años era una ciudad de 9.000 habitantes. Flanqueaban la • ciudad, por el lado nordeste, las últimas estribaciones de colinas cubiertas de • viñedos que producían vinos de alta calidad. Construida parte en el llano, parte en • la pendiente, la ciudad gozaba de una saludable posición. • Juan Bosco pasó 10 años en esta hermosa ciudad provinciana, cuatro en la escuela • secundaria y seis en el seminario, antes de ser ordenado en 1841. Los años que • pasó en la escuela secundaria y en el seminario fueron decisivos para su • educación y formación.

  4. La escuela secundaria pública Chieri se gloriaba de tener una floreciente escuela secundaria para chicos. Acudían a ella también chicos de las cercanías y de las ciudades bastante distantes. En 1831-1832, los primeros años de Juan Bosco en Chieri , los alumnos llegaban a 159. Informes del archivo local confirman lo que Don Bosco afirma en las Memorias: la dirección la llevaban los dominicos. Su director o decano, era el padre Pío Eusebio Sibilla. La escuela se regía con la estricta observancia del programa de reformas impuesto por el rey Carlos Félix en todo lo referente a administración, formación religiosa, educación, programa de estudios y de disciplina. De ahí que el documento que promulgó la Reforma defina muy bien la clase de educación que Juan Bosco recibió en la escuela secundaria durante una etapa particularmente sensible de su vida ( de los 16 a los 20 años).

  5. 2. Juan Bosco en la escuela de Chieri (1831-1835) Durante las vacaciones de verano-otoño en Sussambrino en 1831, la familia de Juan había decidido que se matriculara en la escuela secundaria pública de Chieri. Juan empezó a reunir dinero y pertenencias para su manutención y alojamiento. En una ocasión acudió al festival del patrón en la ciudad de Montafia y trepó por el poste de la cucaña consiguiendo un premio de 20 liras. Se dedicó también a pedir y hacia el final de octubre había ya casi superado su natural repugnancia. Don José Dassano, párroco de Castelnuovo y un seglar católico le animaron y ayudaron económicamente.

  6. Encuadre y sucesos significativos Don Bosco no proporciona mucha información en las Memorias sobre su época de estudiante. No revela prácticamente nada de su vida interior, excepto cuando habla de su discernimiento vocacional. De la misma manera, sólo muy brevemente, refiere la práctica religiosa y sus ejercicios espirituales, aunque tal brevedad se puede compensar con las ordenanzas del rey Carlos Félix. Básicamente la imagen que proyecta es la de un joven exuberante, que experimenta por vez primera, una relativa libertad, que se da cuenta de los peligros y de sus posibilidades. Es un extrovertido que encuentra su espacio, que gana ascendencia moral enseguida, se hace líder entre sus iguales. Alentado en su trabajo escolar y en sus estudios con la ayuda de su prodigiosa memoria, dedica la mayor parte de su tiempo a Ejercicios Espirituales, a la lectura, al trabajo y al juego.

  7. El sexto, el quinto y cuarto de Gramática en un año (1831-1832) Juan Bosco estuvo en la residencia de Lucía Pianti este año y el siguiente. El registro escolar de 1831-1832 ofrece la lista de estudiantes, fechada el 12 de mayo de 1832, por clases. Reseña de cada uno el nombre del padre, la profesión y lugar de residencia, el alojamiento del alumno y las cuotas que pagó. Juan Bosco está apuntado en cuarto de Gramática como residente con Lucía Matta; había pagado las cuotas de la escuela. La escolarización de Juan, aunque desigual, fue exitosa debido a su insaciable deseo de aprender. En su primer año pudo completar sexto (preparatorio), quinto y cuarto, es decir, tres cursos en un año. Tres cuartas partes del tiempo de primer año estuvo apuntando en el cuarto curso de Gramática. En este momento se encontraba “libre y progresando” y siempre recordó a sus maestros con gran respeto. Juan tiene 17 años de edad. Físicamente sobresale en una clase de pequeños colegas. Sorprende a la clase y al profesor Cima recitando de memoria la lección del día sin tener delante el libro, que había olvidado. Habiendo hecho tres años en uno, pasó con buenas calificaciones a tercero de Gramática.

  8. Tercero de Gramática (1832-1833) Juan continúa viviendo con la señora Matta, en la casa de Marchisio. Al ver la “obediencia” de Juan, Lucía le pidió que cuidara de su hijo, Juan Bautista Matta, a cambio de casa y alojamiento gratis. Profesor de tercero de Gramática era el dominico don Jacinto Giussiana. Don Bosco no da detalles sobre sus actividades escolares durante este año.

  9. La “Sociedad de la Alegría”. Vida social y amistades La “Sociedad de la Alegría” era un grupo de chicos jóvenes, en su mayoría. Su fundación debe situarse en 1833. Juan Bosco eligiendo amigos fundó la Sociedad. Ayudaba a los compañeros en su trabajo de casa; pronto se encontró rodeado de un grupo de jóvenes que se sentía atraído hacia él, “como había sucedido en Morialdo y Castelnuovo”. De este grupo surgió la sociedad. Dos reglas básicas determinan una conducta moral cristiana y el cumplimiento ejemplar de los deberes escolares y religiosos. Había lugar para alegres diversiones, pero no era una “Sociedad para la buena vida”. Juan era aceptado como el líder de un pequeño ejército”; su popularidad era tal, que de todas partes se le reclamaba para organizar diversiones y repasar lecciones a otros estudiantes. La reunión de amigos en la Sociedad de la Alegría, buena como era, no llenaba por completo sus ansias de intimidad. Una indicación de la vida íntima de Juan Bosco aparece al intentar establecer relaciones personales cercanas con dos miembros de la Sociedad, Guillermo Garigliano y Pablo Braja, que sobresalían por su “retiro, piedad y buenos consejos”. Juntos se implicaron en actividades de naturaleza religiosa y recreativa. Braja, “amigo querido e íntimo”, murió poco después y “fue a unirse con San Luis, de quien se mantuvo devoto toda la vida”. El amigo más cercano de Juan Bosco fue Luis Comollo, que se inscribió por vez primera en la escuela 1834-1835, durante el año de Retórica de Juan.

  10. Vida espiritual y práctica religiosa Don Bosco reconocerá que la vida escolar estaba saturada de prácticas religiosas: “En aquellos tiempos la religión era parte esencial del sistema educativo”. Y describe la práctica religiosa impuesta por la normativa de la escuela, como productora de resultados educativos estupendos. Pero Juan y sus amigos hacían más de cuanto mandaban las normas de la escuela, especialmente en lo referente a la oración y los sacramentos. Juan escogió al canónigo don José Maloria, sacerdote diocesano, como confesor regular y director espiritual; fue un paso importante en su vida espiritual. Será después el sacerdote que rehusará ayudar a Juan en su discernimiento vocacional.

  11. Confirmación Los informes mencionan que el 4 de agosto de 1833, a la edad de 18 años, Juan recibió la Confirmación en la iglesia parroquial de Buttigliera, de manos del arzobispo Juan Antonio Gianotti de Sassari (Cerdeña). El arzobispo Luis Fransoni de Turín estaba enfermo por entonces.

  12. Examen de segundo de Humanidades Para pasar de la sección superior, esto es, de tercero de Gramática a segundo de Humanidades, se debía realizar un examen comprensivo. Juan fue suspendido de este examen por haber pasado su examen a otros estudiantes. Era una falta grave. Su maestro, don Giussiana, intercedió en su favor y le concedieron ser examinado de nuevo. Lo aprobó con sobresaliente y consiguió que se condonara el pago de matrícula.

  13. Segundo de Humanidades (1833-1834) Fue un año de muchas privaciones para Juan. Parece que durmió en el establo del Sr. Miguel Cavallo, a cambio de cuidar del caballo y realizar algún trabajo en la viña. Fue camarero a tiempo parcial en la taberna del Sr. Pianta. Como pago Juan tenía un sitio para dormir, “casi un hueco en la pared”. Pero, Don Bosco tiene palabras de gratitud con el Sr. Pianta, pero de hecho fue explotado y tratado miserablemente. No hay constancia de las actividades académicas; parece que Juan obtuvo éxito en sus estudios y leyó mucho por su cuenta. Como Juan sacaba tan bien el segundo de Humanidades, sus profesores, Don Banaudi en particular le sugirió que se saltara el primero de Retórica y se presentara a los exámenes de filosofía, lo que consiguió con éxito. Pensándolo mejor, decidió seguir en primero de Retórica, durante 1834-1835 por su gusto por la literatura.

  14. Estudio y lecturas de Juan Bosco Gracias a su prodigiosa memoria, era capaz de retener todo lo que leía u oía leer. Leía vorazmente. Pidiendo libros prestados a la librería de Elías Foa, en el gueto judío, por cinco céntimos cada volumen, consiguió un volumen al día o mejor cada noche; así pudo conocer los clásicos italianos, los clásicos griegos y latinos. Leía por placer superficialmente, como reconocerá más adelante. Pero, las malas noches, la falta de suficiente alimentación y la falta de abrigo, afectaron tremendamente su salud.

  15. El episodio de Jonás Un día en la tienda de libros de Elías Foá, Juan se encontró con un apuesto y joven hebreo al que llamó Jonás. Se hicieron muy amigos. Hablaron de religión. Empezó a instruirse en la religión católica con Juan. Se hizo bautizar y por este motivo parece que su familia lo desheredó. Llegó a ser hombre de negocios en Turín.

  16. Crisis y discernimiento vocacional (primavera de 1834) Don Bosco afirma en las Memorias que empezó a pensar seriamente en su vocación durante el año de Retórica, es decir, en 1835. Escribe que el sueño de la vocación se había repetido y que, siguiendo sus indicaciones, llegaría a ser sacerdote. Decidió entrar donde los franciscanos. El 18 de abril de 1834 se examinó y aprobó la prueba para entrar en el noviciado de los frailes menores reformados de la Observancia de Chieri. Un terrible sueño le hizo desistir de esta decisión. Sin saber qué hacer, pidió consejo a su amigo Comollo. Parece que la crisis y el proceso de discernimiento empezaron en el año de Humanidades de Juan (1834) y le duraría hasta el año de Retórica, cuando podría contar con Comollo.

  17. Luis Comollo Iniciado el primero de Retórica, probablemente en noviembre de 1834, Juan conoció a Luis Comollo. Se había matriculado en Chieri con vistas a entrar en el seminario. Era dos años menor que Juan y estudiaba un año escolar por detrás de él. Luis entró en la vida de Juan cuando éste presenció un episodio en el que Comollo perdonó a un compañero que lo había maltratado. El hecho fue el catalizador de una amistad cercana y de una relación que fue profundizándose con el paso del tiempo y dejó una profunda huella en la vida de Juan.

  18. CAPÍTULO X CRISIS Y DISCERNIMIENTO VOCACIONAL EN CHIERI (1834-1835)

  19. El sueño vocacional de Juan Bosco • En sus Memorias, Don Bosco narra el sueño vocacional original, tenido en I Becchi afirmando que volvió a repetirse “en otras épocas incluso en términos más claros”. Se refiere al momento de discernimiento en Chieri en el año 1834.

  20. Al respecto Lemoyne escribe: Al llegar aquí no podemos menos de fijar nuestra mirada en el progresivo y racional sucederse de los varios y sorprendentes sueños. A los nueve años Juan Bosco tiene conocimiento de la grandiosa misión que le será confiada; a los dieciséis oye la promesa de los medios materiales indispensables para albergar y alimentar a jóvenes sin cuento; a los diecinueve un imperioso mandato le da a entender que no es libre de aceptar la misión encomendada; a los veintiuno se le manifiesta la clase de jóvenes de cuyo bien espiritual deberá cuidarse especialmente; a los veintidós se le señala una gran ciudad, Turín, en la cual deberá empezar sus trabajos apostólicos y sus fundaciones.

  21. Lucha interior de Juan Bosco por el discernimiento vocacional Su confesor, Don Maloria, que había sido tan útil para Don Bosco guiándolo en la vida cristiana, rehusó una y otra vez tomar posición en el asunto de la elección de estado. Juan tuvo que caminar solo. Después de pensarlo mucho y de leer algunos libros devotos sobre vocación, decidió entrar en los Frailes Menores Franciscanos, en el convento local de Nuestra Señora de la Paz. Como surgieron obstáculos, buscó el consejo de Luis Comollo.

  22. El discernimiento vocacional de Juan es una larga lucha que comenzó en Segundo de Humanidades con la decisión de irse a los franciscanos (1834) y terminó en primero de Retórica (1835), cuando, con la ayuda de Comollo, decidió entrar en el seminario. En la mente de Don Bosco la elección fue entre el seminario y el noviciado, nunca entre ser y no ser sacerdote. Mientras estaba haciendo una novena de orientación, Luis Comollo por escrito presentó el problema a su tío, don José Comollo, párroco de su ciudad natal, Cinzano. Al final de la novena, llegó una carta del tío de Comollo aconsejando a Juan que tomara el hábito clerical y continuara sus estudios en el seminario diocesano “hasta que Dios le muestre claramente su voluntad”. Juan siguió el consejo del sacerdote. Las únicas personas que participaron en el discernimiento y la elección fueron Luis Comollo y su tío Don José Comollo.

  23. Relación de Lemoyne de la primera crisis y discernimiento Lemoyne intenta resover la dificultad hablando de dos momentos de discernimiento vocacional, en el segundo año de Humanidades, con la intervención del párroco de Castelnuovo Don Cinzano, de católicos laicos y de don Cafasso; el otro, en primero de Retórica, con la intervención de Luis Comollo y su tío.

  24. Relación de Lemoyne de la segunda crisis y discernimiento La historia de la segunda crisis en las Memorias Biográficas de Lemoyne sigue las líneas de las Memorias de Don Bosco, en las que Luis Comollo y su tío sacerdote son los únicos participantes en el discernimiento. En noviembre de vuelta en la escuela (1834) para los años de Retórica (1834-1835), Juan se encontró con Luis Comollo que acababa de matricularse. Podemos suponer que, como su amistad y confianza mutua habían crecido durante el año escolar, hablarían sobre vocación. Ello incluiría la intención de Juan de entrar en el noviciado al final del año escolar. La conversación con Comollo, que pensaba entrar en el seminario, pudo acentuar la crisis y alentar más el sueño de los franciscanos. Juan decidió poner todo el asunto a la consideración de su amigo Comollo y pedir su consejo. No sabremos qué habría opinado Comollo. La respuesta aconsejaba a Juan no entrar en el noviciado, sino ir al seminario confiando en la guía providencial de Dios.

  25. El plan, el “incidente” y los “obstáculos” Como cuenta él mismo, después de relatar el sueño de los franciscanos Y antes de hablar con Comollo, Don Bosco hace una extraña afirmación: Se produjo entonces un suceso que impidió llevar a cabo mi proyecto; como los obstáculos eran numerosos y duraderos, resolví exponer el particular a mi amigo Comollo. ¿A qué “plan” se refiere Don Bosco? Por el contexto, parece ha de verse ese plan en relación a su voluntad de entrar en los franciscanos. ¿Cuál fue el “incidente” que ocurrió? Ciertamente, no el sueño, pues Don Bosco escribe que “entonces, ocurrió un incidente”, después de narrar el sueño. Y complicando la cuestión, ¿cuáles eran los “numerosos obstáculos” que encontró en su camino? ¿Fueron trabas económicas o de naturaleza psicológica? ¿Surgieron por el “incidente”. Parece preferible entender que el “plan” se refiere a la cuestión de la elección vocacional en general, no simplemente a la entrada en los franciscanos, y que el “incidente” y los “obstáculos” fueron de naturaleza psicológica.

  26. La contestación de don Comollo parece referirse a un problema más amplio, ya que –al decir de Don Bosco- contestó: Aconsejaría a tu amigo que no entre en el convento por el momento. Que tome el hábito clerical (y entre en el seminario). Según vaya adelantando en sus estudios, entenderá mejor lo que Dios quiere de él. Que no tenga miedo de perder su vocación porque, apartándose del mundo y siendo diligente en la oración, será capaz de superar los obstáculos.

  27. 2. Opción de Juan Bosco por los jóvenes Podemos preguntarnos si estaba en el subconsciente de Juan la opción por los jóvenes cuando se encontraba debatiendo su vocación y, si fuere así, qué papel jugó en su decisión vocacional. La vocación sacerdotal que era la sugerencia directa del sueño estuvo en vista a la opción por los jóvenes. Tal pareció haber sido el significado básico que percibió en el sueño. ¿Cómo podía entonces poder llevar a cabo ese tipo de ministerio de la juventud siendo franciscano y bajo obediencia? ¿Podía encontrar alguna razón para eliminar la llamada a los jóvenes que, según las propias afirmaciones de Don Bosco, había escuchado claramente y que había visto reforzadas en compromisos concretos con los jóvenes?

  28. Lemoyne se da cuenta de la dificultad, cuando declara que “Juan Bosco estaba convencido de que este paso (entrar en un convento) no podía obstaculizar el plan que Dios había diseñado para él”. Parece, por tanto, que en el concreto momento histórico, mitad de los años treinta, la opción definitiva por los jóvenes quedaba como algo perteneciente al futuro. Se podría decir que los años siguientes (1834-1844) fueron un periodo de incubación. Quizá esta sea otra prueba de que, en estas circunstancias, el sueño de la vocación con sus imágenes y sugerencias no le aportó la claridad y la certeza que declara el biógrafo y que Don Bosco mismo percibió en él, contemplándola “en retrospectiva”.

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