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NOVELA Y ENSAYO DEL 98

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NOVELA Y ENSAYO DEL 98

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    1. NOVELA Y ENSAYO DEL 98 (Pginas del libro: 219, 220, 221, 222, 251)?

    2. ndice Rasgos generales Rasgos formales Requisitos Evolucin Influencias literarias Esquema de novela Esquema de ensayo Autores Miguel de Unamuno Jos Martnez Ruiz. Azorn Po Baroja

    6. Requisitos para ser generacin. 1. Nacimientos en aos poco distantes: 1864-1875 2. Formacin intelectual semejante: autodidactismo 3. Relaciones personales: amistad, tertulias, revistas, "Grupo de los Tres",... 4. Participacin en actos colectivos propios: homenaje a Larra,... 5. Presencia de un gua: Nietzsche y Schopenhauer. 6. Lenguaje generacional: ruptura con el lenguaje precedente 7. Anquilosamiento de la generacin anterior

    7. EVOLUCIN Inicios reformistas y regeneracionistas. Intervienen en partidos polticos de izquierdas: socialistas o anarquistas. Fracaso: hondo desengao Escepticismo o actitud contemplativa del soador.

    8. INFLUENCIAS LITERARIAS Mariano Jos de Larra (s.XIX)? Cervantes (s. XVII)? Quevedo (s. XVII)? Fray Luis de Len (s. XVI)? Jorge Manrique (s.XV)? Arcipreste de Hita (s. XIV)? Poema de Mio Cid (s. XII aprox.)?

    11. MIGUEL DE UNAMUNO (1864-1936)? Estilo: Desentraar nuevas palabras y nuevos significados a otras. Busca la densidad de ideas, la intensidad emotiva. La exactitud de las descripciones Lucha interna: paradojas, anttesis y exclamaciones.

    12. M. UNAMUNO: OBRA Obras en prosa: Niebla, 1918: inventa el trmino nivola. San Manuel Bueno, mrtir, 1931. En torno al casticismo, 1902. Vida de Don Quijote y Sancho, 1905. Del sentimiento trgico de la vida, 1922. Obras en verso: Poesas, 1907 El Cristo de Velzquez, 1920.

    13. Niebla (1914)? - Es que t no puedes suicidarte, aunque lo quieras. - Cmo? exclam al verse de tal modo negado y contradicho. - S. Para que uno se pueda matar a s mismo, qu es menester? le pregunt. - Que tenga valor para hacerlo me contest. - No le dije - , que est vivo! - Desde luego! - Y t no ests vivo! - Cmo que no estoy vivo? (...)? - No, no existes ms que como ente de ficcin; no eres, pobre Augusto, ms que un producto de mi fantasa (...)un personaje de novela, o de nivola, como quieras llamarle.

    14. San Manuel Bueno, mrtir. Pas en el colegio unos cinco aos, que ahora se me pierden como un sueo de madrugada en la lejana del recuerdo, y a los quince volv a mi Valverde de Lucerna. Ya toda ella era don Manuel; don Manuel con el lago y la montaa. Llegu ansiosa de conocerle, de ponerme bajo su proteccin, de que l que marcara el sendero de mi vida. Decase que haba entrado en el seminario para hacerse cura, con el fin de atender a los hijos de una su hermana recin viuda, de servirles de padre; que en el seminario se haba distinguido por su agudeza mental y su talento y que haba rechazado ofertas de brillante carrera eclesistica porque l no quera ser sino de su Valverde de Lucerna, de su aldea perdida como un broche entre el lago y la montaa que se mira en l. Y Cmo quera a los suyos!. Su vida era arreglar matrimonios desavenidos, reducir los padres a sus hijos indmitos, y, sobre todo, consolar a los amargados y atediados y ayudar a todos a bien morir. Me acuerdo, entre otras cosas, de que al volver de la ciudad la desgraciada hija de la ta Rabona, que se haba perdido y que volvi, soltera y desahuciada, trayendo un hijo consigo. Don Manuel no par hasta que hizo que se casase con ella su antiguo novio Perote y reconociese como suya a la criatura dicindole: -Mira, da padre a este pobre cro que no le tiene ms que en el cielo.

    15. Vida de D.Quijote y Sancho, 1904 Y si la bondad nos eterniza, qu mayor cordura que morirse? Verdaderamente se muere y verdaderamente est cuerdo Alonso Quijano el Bueno; muere a la locura de la vida, despierta de su sueo. Hizo Don Quijote su testamento y en l la mencin de Sancho que ste mereca, pues si loco fue su amo parte a darle el gobierno de la nsula, pudiera estando cuerdo darle l de un reino, se le diera, porque la sencillez de su condicin y fidelidad de su trato lo merece. Y volvindose a Sancho, quiso quebrantarle la fe y persuadirle de que no haba habido caballeros andantes en el mundo, a lo cual Sancho, henchido de fe y loco de remate cuando su amo se mora cuerdo, respondi llorando: Ay, no se muera vuesa merced, seor mo, sino tome mi consejo y viva muchos aos, porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir sin ms ni ms! La mayor locura, Sancho? Y consiento en mi morir/con voluntad placentera clara y pura;/que querer hombre vivir,/cuando Dios quiere que muera,/es locura, pudo contestarte tu amo, con palabras del maestre don Rodrigo Manrique, tales cuales en su boca las pone su hijo don Jorge, el de las coplas inmortales. Y dicho lo de la locura de dejarse morir, volvi Sancho a las andadas, hablando a Don Quijote del desencanto de Dulcinea y de los libros de caballeras. Oh, heroico Sancho, y cun pocos advierten el que ganaste la cumbre de la locura cuando tu amo se despeaba en el abismo de la sensatez y sobre su lecho de muerte irradiaba tu fe, tu fe, Sancho, la fe de ti, que ni has muerto ni morirs! Don Quijote perdi su fe y murise; t la cobraste y vives; era preciso que l muriera en desengao para que en engao vivificante vivas t.

    16. POESA DE UNAMUNO Este buitre voraz de ceo torvo que me devora las entraas fiero y es mi nico y constante compaero labra mis penas con su pico corvo. El da en que le toque el postrer sorbo apurar de mi negra sangre, quiero que me dejis con l solo y seero un momento, sin nadie como estorbo. Pues quiero,triunfo haciendo mi agona, mientras l mi ltimo despojo traga, sorprender en sus ojos la sombra mirada al ver la suerte que le amaga sin esta presa en que satisfaca el hambre atroz que nunca se le apaga

    17. JOS MARTNEZ RUIZ AZORN (1873- 1967)? Temas: Evocacin de la infancia Tierras y hombres de Espaa Subjetivismo: paisaje-alma Estilo: Tcnica miniaturista: precisin y frases breves. Lxico rico. Tono crtico y nostlgico.

    18. OBRAS DE AZORN Novela: La voluntad Antonio Azorn Las confesiones de un pequeo filsofo Ensayo: Castilla Andaluca trgica La ruta de Don Quijote y Sancho Teatro: - Lo invisible

    19. Castilla Entremos en la catedral; flamante, blanca, acabada de hacer est. En un ngulo, junto a la capilla en que se venera la Virgen de la Quinta Angustia, se halla la puertecilla del campanario. Subamos a la torre; desde lo alto se divisa la ciudad toda y la campia. Tenemos un maravilloso, mgico catalejo: descubriremos con l basta los detalles ms diminutos. Dirijmoslo hasta la lejana: all por los confnes del horizonte, sobre unos lomazos redondos, ha aparecido una manchita negra; se remueve, levanta una tenue polvareda, avanza. Un tropel de escuderos, lacayos y pajes es, que acompaa noble seor. El caballero marcha en el centro de su servidumbre; ondean al viento las plumas multicolores de su sombrero; brilla el puo de la espada; fulge sobre su pecho una firmeza de oro. Vienen todos a la ciudad; bajan ahora de las colinas y entran en la vega. Cruza la vega un ro: sus aguas son rojizas y lentas; ya sesga en suaves meandros; ya se embarranca en hondas hoces. Crecen les rboles tupidos en el llano. La arboleda se ensancha y asciende por las alturas inmediatas. Una ancha veredaparda entre la verdura parte de la ciudad y sube por la empinada montaa de all lejos. Esa vereda lleva los rebaos del pueblo, cuando declina al otoo, hacia las clidas tierras de Extremadura. Ahora las mesetas vecinas, la llanada de la vega, los alcores que bordean el ro, estn llenos de blancos carneros que sobre las praderas forman como grandes copos de nieve.

    20. PO BAROJA (1872-1956)? Estilo: Construccin libre: invencin y observacin Extraordinaria pintura de ambientes y personajes suburbiales Descripciones escuetas Dilogos autnticos

    21. OBRAS DE BAROJA La lucha por la vida: La busca Mala hierba Aurora roja Tierra vasca: La casa de Aizgorri El mayorazgo de Labraz Zalacan el aventurero La raza: La dama errante La ciudad de la niebla El rbol de la ciencia

    22. El rbol de la ciencia, 1911. Las costumbres de Alcolea eran espaolas puras, es decir, de un absurdo completo. El pueblo no tena el menor sentido social; las familias se metan en sus casas, como los trogloditas se metan en su cueva. No haba solidaridad; nadie saba ni poda utilizar la fuerza de la asociacin. Los hombres iban al trabajo y a veces al casino. Las mujeres no salan ms que los domingos a misa. Por falta de instinto colectivo, el pueblo se haba arruinado. En la poca del tratado de los vinos con Francia, todo el mundo, sin consultarse los unos a los otros, comenz a cambiar el cultivo de sus campos, dejando el trigo y los cereales y poniendo viedos; pronto el ro de vino de Alcolea se convirti en ro de oro. En este momento de prosperidad, el pueblo se agrand, se limpiaron las calles, se pusieron aceras, se instal la luz elctrica...; luego vino la terminacin del tratado, y como nadie senta la responsabilidad de representar al pueblo, a nadie se le ocurri decir: Cambiemos el cultivo; volvamos a nuestra vida antigua; empleemos la riqueza producida por el vino en transformar la tierra para las necesidades de hoy. Nada. El pueblo acept la ruina con resignacin. -Antes ramos ricos -se dijo cada alcoleano-. Ahora seremos pobres. Es igual: viviremos peor; suprimiremos nuestras necesidades. Aquel estoicismo acab de hundir al pueblo. Era natural que as fuese; cada ciudadano de Alcolea se senta tan separado del vecino como de un extranjero. No tenan una cultura comn (no la tenan de ninguna clase); no participaban de admiraciones comunes: slo el hbito, la rutina, les una; en el fondo, todos eran extraos a todos.

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