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Domingo XVII o

Domingo XVII o. «Señor, enséñanos a orar». II. Seguir a Jesús: el camino hacia Jerusalén (Domingos 13º -31º) 1. Primera etapa del camino (Domingos 13º –20º )

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Presentation Transcript


  1. Domingo XVIIo «Señor, enséñanos a orar»

  2. II. Seguir a Jesús: el camino hacia Jerusalén • (Domingos 13º -31º) • 1. Primera etapa del camino (Domingos 13º –20º ) • a. La Iglesia camina con Jesús (domingos 13-15) • b. Bajo su palabra (domingos 16-20) • Domingo 16º: Acoger la Palabra del Señor • Domingo 17º: Una palabra que enseña a orar. • Domingo 18º: Una palabra que enseña a no absolutizar los bienes temporales. • Domingo 19º: Una palabra que llama a la iglesia a una vida expectante. • Domingo 20º: Una palabra que pone en crisis a causa de la misión profética • de Jesús.

  3. Pasos De la LECTIO DIVINA «Señor, enséñanos a orar»

  4. Ambientción En este Domingo nos reúne la Palabra para que celebremos la Eucaristía como la fiesta de los hijos y hermanos. En la celebración dominical realizamos juntos lo que cada cual hace todos los días: nos dirigimos a Dios por medio de su Hijo, inspirados por su Espíritu... Así pues, oramos, esto es, lo escuchamos, lo aclamamos, lo bendecimos y, también, le suplicamos que venga su Reino, que se haga su Voluntad, que nos dé lo necesario, que nos perdone y nos dé fuerzas para perdonar.

  5. La Palabra en este Domingo nos enseña el discípulo de Jesucristo tiene la convicción de que la vida sólo tiene sentido en la confianza en Dios.

  6. INVOCACION AL ESPÍRITU SANTO

  7. Ven, Espíritu Santo, • abre nuestra mente • y nuestro corazón para que, • acercándonos a escuchar la Palabra de Vida, • aprendamos a sentir la cercanía de Dios • y a orar con sencillez y espontaneidad • en actitud filial. • Capacítanos para que • aprendamos a orar. • Amén.

  8. ¿QUÉ DICE el Texto?

  9. 1ª. LECTURA Gn. 18,20-32: «Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más»

  10. La lectura del Génesis -donde hallamos de nuevo a Abrahán, en una escena que sigue a la del domingo anterior- aporta el testimonio de una plegaria confiada e insistente, o mejor, perseverante. Aparecen Sodoma y Gomorra como lugares de depravación y es ahí donde Abraham intentará una acción de misericordia: Por la bondad de unos se podrán salvar otros.

  11. Según la mentalidad colectivista del A. T., el pecado de uno lo pagaba todo el pueblo; ahora se plantea este principio de modo inverso, lo que supone un notable progreso sobre el sentido de la justicia divina. De forma plástica (forcejeo en el trato), se ve el poder del «resto» inocente, sobre el que descansa la promesa y la salvación; la acción de Dios se manifiesta a través del que se mantiene fiel (Siervo de Yahvé). En el libro del Génesis leemos que Abraham ora a Dios para que perdone la corrompida ciudad de Sodoma.

  12. La oración de Abraham es presentada como un diálogo con Dios (que es lo que significa la oración). La oración de Abraham es confiada en la bondad de Dios y es persistente. Por lo tanto es capaz de «presionar» a Dios: «Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más». El diálogo entre Dios y Abrahán es una magnífica manera de expresar en lenguaje humano la relación que se establece entre Dios y el hombre en la plegaria de petición.

  13. Todo se apoya sobre la fe en la misericordia y la justicia de Dios, y en el conocimiento de su designio de salvación. El hombre, por su lado, busca identificarse con las actitudes de Dios.

  14. Salmo responsorial Sal. 138(137): «Cuando te invoqué, Señor, me escuchaste»

  15. El salmo responsorial es como una especie de respuesta y de eco a la palabra de Jesús: «Pidan y se les dará». La experiencia de la protección constante de Dios se traduce en las palabras del salmista: «Cuando te invoqué, Señor, me escuchaste». Es un gran acto de confianza, a partir de lo que ya se ha experimentado, y esperando que continúe. Es la plegaria que cada uno de nosotros puede decir siempre con toda verdad.

  16. 2ª. LECTURA Col. 2,12 14: «Estamos reconciliados con Dios por la muerte y resurrección de Cristo»

  17. Cuando todavía se oyen las palabras del salmista: «No abandones la obra de tus manos» (Sal. 138(137), 8), es maravilloso escuchar, de labios del Apóstol, en la carta a los Colosenses, la descripción de cómo empezó, en nosotros, la obra del Señor. En el mensaje de S. Pablo a los Colosenses encontramos una importante razón del poder de la oración: estamos reconciliados con Dios por la muerte y resurrección de Cristo; somos hijos y amigos de Dios. Nuestra oración tiene el poder de un hijo y de un amigo.

  18. Como en la carta a los Gálatas, también en la carta a los Colosenses el apóstol se refiere al Bautismo cuando habla del comienzo de la vida cristiana y de la inserción de los hombres en el misterio de Cristo.

  19. EVANGELIO Lc. 11,1-13: «Señor, enséñanos a orar»

  20. EVANGELIO DE JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS R/. Gloria aTi, Señor 1Estaba él orando en cierto lugar y cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: «Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos.» 2 Él les dijo: «Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, 3 danos cada día nuestro pan cotidiano, 4 y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación». 1Estaba él orando en cierto lugar y cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: «Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos.» 2 Él les dijo: «Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, 3 danos cada día nuestro pan cotidiano, 4 y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación».

  21. 5 Les dijo también: «Si uno de ustedes tiene un amigo y, acudiendo a él a medianoche, le dice: `Amigo, préstame tres panes, 6 porque ha llegado de viaje a mi casa un amigo mío y no tengo qué ofrecerle', 7 y aquél, desde dentro, le responde: `No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos', 8 les aseguro que si no se levanta a dárselos por ser su amigo, se levantará para que deje de molestarle y le dará cuanto necesite.

  22. 9 «Yo les digo: pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá. 10 Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, le abrirán. 11 ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pescado, en lugar de un pescado le da una culebra; 12 o, si pide un huevo, le da un escorpión? 13Si, pues, ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!». Palabra del Señor. R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.

  23. RE-LEAMOS la Palabra para interiorizarla: A- Contexto No hay que pasar por alto el empalme de esta perícopa con el texto del Domingo anterior, en casa de Marta y María: Lc. 10, 38.42. Por primera vez se deja escuchar entre los oyentes de los discursos del Señor cómo el hombre debe hablar con Dios y cómo debe presentarle al Señor sus demandas.

  24. B- El texto a) Organización del texto: La perícopa evangélica de este Domingo está compuesta de tres partes: vv. 1-4: «Padre Nuestro», en la versión de Lucas, de 5 peticiones únicamente; más corta que la pe´cipa en Mateo (Mt. 6, 9-13). vv. 5-8: Parábola del amigo inoportuno, para ilustrar la plegaria apremiante. vv. 9-13: Serie de frases sobre la necesidad y fruto de la oración de súplica.

  25. La 3ª parte del texto presenta una concordancia casi literal con Mt. 7, 7-11, y podría suponer que ambos evangelistas utilizaron una misma fuente, la llamada «fuente Q». b) El Padre Nuestro v.1: «Señor, enséñanos a orar»: Es una humilde petición, en consonancia con el corazón del hombre cuando éste se mantiene en la verdad de su ser. Oración de unos pobres que se saben pecadores.

  26. Oración de los que no saben hablar y oración de aquél a quien la duda no le deja descansar. Oración de la gente con demasiadas prisas y oración murmurada en el silencio de la noche. Oración de la gente feliz y oración del que sufre. «Señor, enséñanos a orar»... Todos necesitamos aprender...

  27. Jesús se aparta para orar. Lo hace con frecuencia en la narración de Lucas (cfr. Lc. 5,16), sobre todo en los momentos inmediatos a sucesos importantes: - antes de constituir el grupo de los Doce (Lc.6,12-13); - antes de provocar la confesión de fe de Pedro (Lc.9, 18-20), - antes de la transfiguración (Lc.9, 28-29) - y finalmente antes de la pasión (Lc.22, 40-45).

  28. Jesús que ora, provoca en los discípulos el deseo de orar como Él. La oración que Jesús transmite a los suyos se convierte para ellos en la expresión característica de su ideal y de su identidad, del modo de relacionarse con Dios y con los suyos. Necesitamos aprender a orar.

  29. En el texto de Lucas, la plegaria del Padre Nuestro es una respuesta de Jesús a los discípulos. Esto nos lo hace entender como una manera de orar próxima a la del mismo Jesús. Sólo El Hijo puede enseñarnos la verdadera oración, la que es compromiso de toda la persona para acelerar la llegada del Reino de Dios. La promesa del don del Espíritu al que persevera en la oración, se recalca por medio de una parábola muy simbólica: se habla de pan, de una puerta cerrada y de un amigo importunado que acaba por levantarse.

  30. vv. 2-4: El Padre Nuestroqueda compuesto de: - una invocación («Padre»):v. 2a - dos deseos («Santificado sea tu Nombre, venga tu Reino»): v.2b. - dos peticiones(«Danos cada día el pan que necesitamos… Perdónanos nuestros pecados»): vv. 3-4a. - y una petición final de protección («No nos expongas a la tentación»): v. 4b. , que surge hacia Dios en el corazón de la vida

  31. «Padre»: Es lo primero que hemos de decir, para que lo primero sea que aprendamos ser hijos. Ese es el secreto de los hombres de Dios. No ya un montón de frases hechas, sino sólo esto: ser hijo. Si es escuela de oración, el Padrenuestro es, sobre todo, escuela de vida. Lo primero que Jesús enseña a propósito de la oración es llamar a Dios con el nombre de «Padre».

  32. A diferencia de Mateo, Lucas no añade el adjetivo «nuestro»; de este modo pone menos el acento sobre el aspecto comunitario de la oración cristiana. Sin embargo, el hecho de invocar al mismo Padre constituye el mejor lazo de la unidad comunitaria de los discípulos. Para un hebreo del siglo 1º, la relación con el padre estaba hecha de intimidad, pero también de reconocimiento de la soberanía sobre cada miembro de la familia.

  33. Esto se refleja en el uso cristiano de llamar a Dios «padre», mientras no hay testimonios seguros de que los hebreos de la época usaran el llamar a Dios con el confidencial «abba». Este término no es otra cosa que la enfatización del aramaico «ab», el termino familiar y respetuoso usado para el padre terreno. El hecho de que Jesús use para dirigirse al Padre llamándolo «abba» manifiesta el nuevo tipo de relación que Él, y por tanto sus discípulos, instauran con Dios: una relación de cercanía, familiaridad y confianza.

  34. El modelo de la oración será siempre esta humilde invocación: «¡Padre!». Con esta palabra penetramos en la oración más sencilla y más auténtica. Tal como san Lucas lo introduce, el Padrenuestro es el reflejo de la oración de Jesús («estaba Jesús orando en cierto lugar»: v. 1); por tanto es la oración cristiana ha de ser expresión de una actitud ante Dios a imagen de la de Jesús. Es una oración «profética», que surge hacia Dios en el corazón de la vida

  35. «Santificado sea tu nombre»: el Padrenuestro nos invita a salir de nosotros mismos. Saturados por nuestros deseos, desbordados por nuestras preocupaciones, sacudidos por nuestros interrogantes, nos vemos llamados a interesarnos por Dios. Es Dios, en el mensaje de los profetas de Israel, quien «santifica el propio Nombre» (o sea, Él mismo: «el nombre es la persona») interviniendo con potencia en la historia humana, aunque Israel y los otros pueblos lo hayan deshonrado.

  36. El sujeto del verbo «santificar», en Lc 11,2, es el mismo Dios: estamos de frente a un «pasivo teológico»: esto significa que la primera petición de esta oración no se refiere al hombre y a su indiscutible deber de honrar y respetar a Dios, sino al mismo Dios Padre que debe hacer de modo de darse a reconocer como tal por todos los hombres. Se pide, por tanto, a Dios que se revele en su soberana grandeza: es una invocación de tono escatológico, estrechamente ligada con la sucesiva.

  37. «¡Venga tu Reino!»: La actitud del hombre cristiano, ¿cuál puede ser sino ésta? El cristiano es la persona que, en la fe, vive más fuertemente el sentido de la gratuidad de Dios; por ello su petición fundamental es que Dios mismo esté siempre con él: «¡Venga tu Reino!». El gran acontecimiento anunciado por Jesús es la cercanía definitiva del Reino de Dios a los hombres: «Sepan que el Reino de Dios está cerca» (Lc. 10,11; cfr. también Mt 10,7).

  38. La oración de Jesús y del Cristiano, por tanto, está en perfecta sintonía con este anuncio. Pedir en la oración que este Reino esté cada vez más visiblemente presente, obtiene dos efectos: - el que ora se confronta con el diseño escatológico de Dios: va más allá de lo terreno transitorio y espera lo definitivo. - aun más, se pone en una radical disponibilidadhacia esta su voluntad de salvación.

  39. v.3: «Danos hoy nuestro pan cotidiano»: hemos pasado a la segunda parte de la oración del Señor. El orante ha puesto ya las bases para una correcta y confidencial relación con Dios, por esto ya vive en la lógica de la cercanía de Dio que es Padre y sus peticiones brotan de este modo de vivir. El pan es el alimento necesario, el alimento primario, tanto el tiempo de Jesús como hoy. Aquí sin embargo «pan» indica el alimento en general y también, más ampliamente, todo género de necesidad material de los discípulos.

  40. El término español «cotidiano» es la traducción del griego «epiousion» (evpiou,sion), que encontramos también en la versión de Mateo, y también en algún otro texto griego bíblico o profano. Al pedir el pan «cotidiano» el discípulo hace una profesión de sobriedad: no tiene asegurado el pan de mañana... Mañana deberá esforzarse por ganarse el pan (como es la experiencia diaria de los pobres...), pues le pide a Dios que le dé con qué vivir en el hoy...

  41. Si tuviera asegurado el pan de mañana, hasta estaría tentado a quedarse con los brazos cruzados, sin esforzarse... Entonces, no recibe el don del pan de cada día como un regalo concedido a su irresponsabilidad, sino, al contrario, como un don dado para que trabaje y cumpla su deber de cada día.

  42. v. 4: «Perdona nuestros pecados, como también nosotros perdonamos a todo el que nos debe»: Inmerso en la salvación otorgada por el Padre con la llegada de su Reino, el Cristiano se sabe perdonado en anticipo de toda culpa. Esto lo coloca en la condición y en la obligación de perdonar a los otros. Le corresponde a Dios dar el definitivo perdón para el creyente capaz de perdonar (cfr. Mt. 18, 23-35).

  43. «Y no nos dejes caer en tentación»: No caer en la Tentación: la petición «no caer en la tentación» (v.4b) es para imitar a Jesús que fue tentado y venció (cfr. Lc. 4,1-13). En el desierto, la tentación llevaba a la gente a seguir por otros caminos, a volverse atrás, a no asumir el camino de la liberación y a reclamar de Moisés que lo conducía la liberación.

  44. El mal es el Maligno, Satanás, que trata de desviar y que, de muchas maneras, trata de llevar a las personas a no seguir el rumbo del Reino, indicado por Jesús. Tentó a Jesús para que abandonara el Proyecto del Padre y fuera el Mesías conforme a las ideas de los fariseos, de los escribas y de otros grupos. El Maligno aleja de Dios y es motivo de escándalo.

  45. c) El amigo inoportuno: vv. 5-8 La escena está ambientada en la campiña de Palestina. Por lo general, quien debiese emprender un viaje se ponía en camino a la caída del sol, para evitar sufrir las consecuencias de las diurnas temperaturas demasiado altas. En las casas palestinas de la época existía solamente una sala y toda la familia la utilizaba, tanto para las actividades del día, como para el descanso de la noche, extendiendo solamente algunas mantas sobre el pavimento.

  46. La petición del hombre que se encuentra en plena noche recibiendo a un huésped inesperado refleja el sentido de hospitalidad de los pueblos antiguos y la petición de los «tres panes» (v.5) se explica por el hecho que aquélla era precisamente la cantidad de pan que constituía la porción normal de un adulto. La parábola sirve para explicar con qué disposición el verdadero discípulo debe rezar el «Padre Nuestro»: con una confianza totalen Dios, Padre amable y justo, confianza que le lleva a una cierta desfachatez, o sea, a «molestarlo» en cualquier momento y a insistir ante Él de cualquier modo, con la certeza de ser escuchado.

  47. v. 7: «La puerta está cerrada... mis hijos y yo ya estamos acostados... No puedo levantarme darte los panes»: La presencia, en el vers. 7, de los verbos de la resurrección («anisthémi» y «egeiró» = «levantarse») y la mención de la «puerta cerrada» como un sepulcro, orientan naturalmente hacia la mañana de Pascua. Para los que hayan perseverado, la puerta se abrirá y el Resucitado les dará el pan de vida.

  48. ¿Cuántas veces, durante la vida, tenemos la impresión de que estamos chocando contra un muro? Entonces es cuando hay que perseverar especialmente en la oración. ¡Dichosos seremos cuando veamos abrirse la puerta para que brote la luz!

  49. d) Eficacia de la oración: vv. 9-13 v. 13: «Si pues, ustedes, siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre que está en los cielos dará el Espíritu Santo a los que se las pidan!». Aquí hay diferencia en el texto según Lucas si lo comparamos con el de Mateo: Lucas sustituye las «cosas buenas» (Mt. 7,11) por «el Espíritu Santo», que constituye para él el don por excelencia.

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