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El juicio particular

El juicio particular. Inmediatamente después de la muerte tiene lugar el juicio particular en el cual el fallo divino decide la suerte eterna de los que han fallecido. “Cada hombre, después de morir, recibe en su alma inmortal su retribución eterna en un juicio particular” ( Cat 1022).

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El juicio particular

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Presentation Transcript


  1. El juicio particular • Inmediatamente después de la muerte tiene lugar el juicio particular en el cual el fallo divino decide la suerte eterna de los que han fallecido. • “Cada hombre, después de morir, recibe en su alma inmortal su retribución eterna en un juicio particular” (Cat 1022).

  2. El juicio particular • La existencia del juicio particular es una verdad directamente relacionada con verdades definidas por el Magisterio: inmortalidad del alma, existencia del Cielo, Infierno y Purgatorio ya antes del juicio final. • Se discute si se trata de una verdad de fe implícitamente definida, de una verdad de fe propuesta por el Magisterio ordinario y universal de la Iglesia, o de una verdad próxima a la fe por su íntima conexión con otras verdades reveladas.

  3. El juicio particular • Encontramos alusiones al juicio particular en el Antiguo Testamento: • “Que es fácil al Señor, el día de la muerte, pagar a cada uno según su proceder” (Ecli 11, 26). • También en el Nuevo Testamento: • “Está establecido que los hombres mueran una sola vez, y luego el juicio” (Heb 9, 27). • Y en todos los pasajes que suponen o hacen referencia a una retribución inmediata: el Buen Ladrón, la parábola del rico Epulón y del pobre Lázaro....

  4. El juicio particular • San Agustín, De anima et eius origine 2, 4, 8: • “Las almas son juzgadas inmediatamente después de su salida de los cuerpos (...). ¿Quién puede, en contra del Evangelio, cegar su mente con tanta obstinación que no entienda esta verdad o no la vea expuesta en el pasaje de aquel pobre que fue llevado al seno de Abrahán después de su muerte, y de aquel rico que es cruelmente atormentado en el infierno?”.

  5. El juicio particular • San Jerónimo, In Joel 2, 1: • “Por día del Señor se entiende el día del juicio o el día en que parte cada cual de su cuerpo. Porque lo que ha de acontecer a todos en el día del juicio, eso mismo se cumple en cada uno el día de la muerte”.

  6. El juicio particular • Se discute si se tratará de un autojuicio o más bien de un diálogo entre el alma y Jesús. En cualquier caso, Dios iluminará el alma, ella será más consciente de su vida, y conocerá la sentencia definitiva. • “A la tarde te examinarán en el amor” (San Juan de la Cruz). • “¿No brilla en tu alma el deseo de que tu Padre-Dios se ponga contento cuando te tenga que juzgar?” (San Josemaría, Camino 746).

  7. Unidad 6: Los estados finales Teología II

  8. El Cielo • “Definimos con la autoridad apostólica: que, según la disposición general de Dios, las almas de todos los santos... y de todos los demás fieles muertos después de recibir el bautismo de Cristo en los que no había nada que purificar cuando murieron...; o en caso de que tuvieran o tengan algo que purificar, una vez que están purificadas después de la muerte... aun antes de la reasunción de sus cuerpos y del juicio final, después de la Ascensión al cielo del Salvador, Jesucristo Nuestro Señor, estuvieron, están y estarán en el cielo, en el Reino de los cielos y paraíso celestial con Cristo, admitidos en la compañía de los ángeles. Y después de la muerte y pasión de nuestro Señor Jesucristo vieron y ven la divina esencia con una visión intuitiva y cara a cara, sin mediación de ninguna criatura” (Benedictus Deus).

  9. El Cielo • El cielo es la perfecta comunión de vida y amor con la Santísima Trinidad, la Virgen Santísima, los ángeles y todos los bienaventurados. Es “estar con Cristo”. • La existencia del cielo es una verdad de fe definida por la Bula Benedictus Deus de Benedicto XII (1336) y por los Concilios II Lyon (1274) y de Florencia (1439).

  10. El Cielo • En el Antiguo Testamento encontramos una revelación progresiva de la existencia del cielo. • En los libros más antiguos se habla solamente del sheol: lugar en el que se experimenta una vida sombría y triste, aunque la suerte de los justos sea mejor que la de los impíos. • En los libros más recientes se desarrolla la idea de la retribución en el más allá.

  11. El Cielo • En el Nuevo Testamento Jesús habla multitud de veces de la vida eterna. • El Cielo se presenta como existencia futura y principal motivo para decidir la conducta moral. Así ocurre en las bienaventuranzas (Mt 5, 12) o cuando habla de él como un tesoro inagotable (Lc 12, 33). • San Pablo aludirá al misterio de la vida futura (1 Cor 2,9) e identificará vidaeterna con la recompensa .

  12. El Cielo • Al hablar del Cielo, los Santos Padres destacan que veremos a Jesús, poseeremos a Dios, tendremos visión de Dios cara a cara, gozo, vida eterna... • Sin embargo, es imposible hacerse una idea de en qué consiste exactamente el cielo: “anunciamos lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios preparó para los que le aman” (1 Cor 2,9). • No por eso renunciamos a pensar en él y a desearlo: es el fin, la meta. • Será siempre mucho más y mejor de lo que podemos imaginar.

  13. El Cielo • Aspectos de la bienaventuranza: • visión intuitiva de Dios; • amor e intimidad con Dios; • deificación; • gozo; • eternidad; • gloria accidental.

  14. Una visión intuitiva de Dios • La visión intuitiva de Dios, es una visión directa, sin intermediarios. Es un acto de la inteligencia al que necesariamente sigue el amor y el gozo. • “Le veremos tal como es” (1 Jn 3, 2). • “Ahora vemos en un espejo, en enigma. Entonces veremos cara a cara”. (1 Cor 13, 12).

  15. Una visión intuitiva de Dios • Esta visión implica una participación en la intimidad de la vida divina. • Para poder ver y gozar de Dios, el entendimiento necesita ser fortalecido y elevado sobrenaturalmente. Los teólogos llaman a esta ayuda y capacitación lumen gloriae. • La criatura no tiene una capacidad infinita para abarcar a Dios: ve a Dios todo, pero no totalmente. Además unos le ven con más perfección que otros.

  16. Amor de Dios e intimidad con Dios • “El cielo es el fin último y la realización de las aspiraciones más profundas del hombre, el estado supremo y definitivo de dicha” (CCE 1024). • “Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas es la caridad” (1 Cor 13, 13); “La caridad no acaba nunca” (1 Cor 13, 8). • “Un gran Amor te espera en el Cielo: sin traiciones, sin engaños: ¡todo el amor, toda la belleza, toda la grandeza, toda la ciencia...! Y sin empalago: te saciará sin saciar” (San Josemaría, Forja 995).

  17. Deificación • La deificación es una divinización del alma y de sus potencias, ya incoada en la tierra (por la gracia ya somos ya hijos de Dios, identificados cada vez más con el Hijo). • Es una consecuencia la unión íntima del alma con Dios, fruto de la visión beatífica, aunque esto no significa que el alma se disuelve en el Creador. • Esta divinización del alma redundará en el cuerpo una vez resucitado, que tendrá las mismas características que el Cuerpo de Jesús resucitado: impasibilidad, agilidad, sutileza y claridad.

  18. Gozo • Dios, que es la misma felicidad, la misma alegría, porque es el mismo amor, inunda al bienaventurado, no dejando lugar a ninguna tristeza ni melancolía: sacia todos los anhelos del ser humano: verdad, amor, belleza, paz, alegría. Ese gozo es inefable. • “Entra en el gozo de tu Señor” (Mt 25, 21). • “Este Bien, que satisface siempre, producirá en nosotros un gozo siempre nuevo”. (San Agustín).

  19. Eternidad • Los bienaventurados ya reinan con Cristo y con El “ellos reinarán por los siglos de los siglos” (Ap 22, 5). • La plenitud de felicidad que está prometida por Dios no sería tal si no se asegurara su permanencia: eso introduciría la inquietud y el desasosiego. • El bienaventurado no pierde la libertad. Alcanzará definitivamente “la libertad con que Cristo nos liberó” (Gal 4, 31).

  20. La gloria accidental • Se trata de la alegría que proviene del estar en presencia de la Santísima Humanidad del Señor, de la Virgen, de los Angeles, de los Santos y de los seres que hemos conocido y querido de manera especial en la tierra. • También del conocimiento de la felicidad de los demás, del gozo que nos dará su compañía, y de los especiales méritos que algunos hayan alcanzado, la entrada de otras almas en el cielo, el progreso espiritual de las personas queridas aún en la tierra…

  21. El infierno • Existe un estado de condenación para los ángeles y los hombres reprobados por Dios, que llamamos infierno; este estado o situación de los condenados es eterno. • Esta verdad de fe ha sido enseñada desde siempre por la tradición y el magisterio eclesiástico. • “Definimos que, según la disposición general de Dios, las almas de los que mueren en pecado mortal descienden, después de su muerte, al infierno, donde son atormentados con penas infernales” (BenedictusDeus).

  22. El infierno • El Nuevo Testamento se refiere en 23 ocasiones al fuego del infierno. Además se sirve de diversas expresiones como gehenna, abismo, horno de fuego, tinieblas exteriores, etc. • “Las imágenes con las que la Sagrada Escritura nos presenta el infierno deben interpretarse correctamente. Expresan la completa frustración y vaciedad de una vida sin Dios. El infierno, más que un lugar, indica la situación en que llega a encontrarse quien libre y definitivamente se aleja de Dios, manantial de vida y alegría” (Juan Pablo II 28.VII. 99).

  23. El infierno • En el Nuevo Testamento el carácter definitivo de la exclusión del cielo aparece en muchos pasajes. • “Morir en pecado mortal sin estar arrepentidos ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de El para siempre por nuestra propia y libre elección”. (Cat 1033)

  24. Las penas del infierno • Hay dos tipos de penas en el infierno: • Pena de daño • La pena principal del infierno consiste en la separación eterna de Dios, pues supone para siempre desesperación, vacío y contradicción interiores (soledad y odio), privación de la compañía de la Humanidad Santísima del Señor, de la Virgen, de los ángeles y de los Santos, y no alcanzar nunca la gloria del cuerpo. • Pena de sentido • Se trata de un suplicio sensible atormenta ya ahora a los demonios y a las almas condenadas y que se llama en el Evangelio fuego eterno. Esos dolores son proporcionados a la gravedad de los pecados cometidos.

  25. El infierno • Dios ha apostado en serio por la libertad del hombre y la respeta. Propiamente es el hombre quien elige separarse de Dios. • El infierno se relaciona con el problema de la reparación de las injusticias en la tierra y el de la justicia infinita de Dios. • El infierno tiene carácter de advertenciamedicinal. Pero no se trata de simples amenazas: quien es la misma Verdad no se sirve de la mentira para salvar.

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