PRESENTACION

1. PRESENTACION ¿Quién fue Pedro Arrupe?, ¿Un innovador?, ¿Un místico del s. XX?, ¿Qué tenía aquel hombre capaz de cautivar con su personalidad encantadora, capaz de seducir con su presencia y su palabra?, ¿Quién ha sido este hombre que nos sigue irradiando con su testimonio de humanismo y santidad desde un rincón muy discreto de la Iglesia del Gesu donde reposan sus restos? Hay personas que su interior lo transparentan en el exterior, nos hacen sentir su experiencia de Dios como si el cielo se une con la tierra. El Padre Pedro Arrupe ha sido uno de los hombres de la modernidad que nos transmiten con su calidad humana y su vida mística esta síntesis profunda de su mundo interior y su mundo exterior. El Padre Arrupe ha sido un hombre de Dios, también un hombre para el mundo. En los umbrales del siglo XXI recuperar el testimonio del Padre Pedro Arrupe es dar lugar a la luz del alba que nos ilumina y aleja las sombras de una noche oscura. Los testigos que le han conocido destacan esta fe profunda de quien se deposita en las manos de Dios, su sensibilidad ante el dolor y el sufrimiento de los demás, su coherencia de amar a Dios en todas las cosas y sobre todo a los más necesitados. El Padre Arrupe fue un hombre con capacidad de soñar, un hombre de esperanza y con una inmensa capacidad de amar. Entre los rasgos comunes que podemos descubrir en los testimonios del Padre Arrupe están su capacidad de hacer síntesis, de armonizar lo particular y lo universal, el oriente y el occidente, la tradición y la actualización de sus opciones con el discernimiento de los signos de los tiempos, su fe en Dios y el proyecto de la justicia social, etc. Al preparar este número de Diakonia nos hemos podido percatar que el talante y el talento del Padre Arrupe es muy inspirador, su testimonio nos invita a orar, a vivir mínimamente esta comunión que él vivió con Dios en lo cotidiano con su entrega sin reservas en la experiencia más honda del total abandono dejándose conducir por el Espíritu diciendo un amén para el presente y un aleluya para el futuro banquete del reino que todos esperamos y ansiamos. Esperamos que la vida y testimonio del Padre Arrupe nos ayude en nuestra renovación espiritual para más amar y servir.