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Tercer texto estratégicamente clave: El final de la segunda parte de la Biblia Hebrea Malaquías 3,22.23-24. Otro texto ubicado en un lugar estratégico, en la medida en que cierra todo el “corpus propheticum” es el final del último de los “profetas posteriores”.
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Tercer texto estratégicamente clave: El final de la segunda parte de la Biblia Hebrea Malaquías 3,22.23-24
Otro texto ubicado en un lugar estratégico, en la medida en que cierra todo el “corpus propheticum” es el final del último de los “profetas posteriores”
El texto pone a Moisés junto a Elías –personajes que no por casualidad aparecen junto a Jesús en la escena de la “transfiguración”– y contiene afirmaciones similares
Malaquías 3,22. 23-24 (4,4-6) 3,22 Acordaos de la Ley de Moisés, mi siervo, a quien yo prescribí en el Horeb preceptos y normas para todo Israel…
3,23 He aquí que yo os envío al profeta Elías antes que llegue el Día de Yahveh, grande y terrible
3,24 Él hará volver el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres; no sea que venga yo a herir la tierra de anatema
Este texto concluye –a modo de inclusión con Josué 1– todos los libros proféticos
En cuanto a la ley de Moisés, Malaquías 3,22 contiene –antes del oráculo que anuncia el retorno de Elías– algunas afirmaciones importantes
El versículo manda “recordar” la “ley de Moisés”
El ministerio de los profetas debe estar al servicio de “recordar” la Ley de Moisés y reconducir al pueblo infiel a su Dios
Varios textos entienden el ministerio profético de este modo, es decir, como un instrumento de la Ley, como un servicio tendiente a lograr la fidelidad de Israel a la Ley de Moisés
…aunque no son tan explícitos como Malaquías 3,22…
El Señor nunca ha dejado de enviar profetas para exhortar a su pueblo a la conversión
Por ejemplo, leemos en Jeremías 26,4-6 26,4 Les dirás, pues: «Así dice Yahveh: Si no me oís para andar según mi Ley que os propuse 25,5 oyendo las palabras de mis siervos los profetas que yo os envío asiduamente (pero no habéis hecho caso)…
Jeremías 26,4-6 25,6 …entonces haré con esta Casa como con Silo, y esta ciudad entregaré a la maldición de todas las gentes de la tierra»
Los profetas han de ser la “memoria viviente” de Israel Su misión es no permitir que se pierda de vista la herencia dejada por Moisés
Según esta interpretación “canónica” de la Biblia, la profecía actualiza la ley y, en cuanto don sagrado, la mantiene viva en la memoria de Israel
La Ley de Moisés es ley divina Yahweh mismo la ha mandado (3,22b)
Su autoridad no es de origen humano sino divino Es fruto de una revelación no de la razón humana
Esta Ley se encuentra sobre todo en el Deuteronomio (3,22c)
En este libro, Yahweh aparece en el monte Horeb, no en el monte Sinaí
Además, la expresión “decretos y normas” es típicamente deuteronomista (cf. Deuteronomio 5,1; 11,32; 12,1; 26,16)
Sólo Elías es mencionado entre todos los profetas porque es el más parecido a Moisés
Como Moisés marchó hacia el Horeb (1 Reyes 19) y “escuchó a Dios” en la caverna
Ambos pasaron en soledad “cuarenta días y cuarenta noches” en la montaña del Señor (Éxodo 24,18; 34,28; Deuteronomio 9,9 y 1 Reyes 19,8)
Como Moisés tuvo que enfrentar a un pueblo completamente alejado de Dios
Según la tradición de 2 Reyes 2,1-11, no murió sino que fue arrebatado al cielo, puede volvery hacer de Israel definitivamente una comunidad de familias que aprenden la Torá, conforme al espíritu de Deuteronomio 6,4-9